Stevie Ray Vaughan & Double Trouble | Live at Montreux 1982 & 1985

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Estimulado (cómo no) por la entrada del año, avivado por el espí­ritu redomado del rock, espoleado por ciertos momentos increí­bles e inesperados de la pasada nochevieja, me viene a la memoria (y a mis oí­dos y ojos y manos) la música del amigo Stevie. Y para celebrarlo y dar por inaugurada la sección en éste ’07, aprovecho la ocasión, ahora que los ánimos por estos lares se enervan, para presentar éstos directos que bien hubieran podido ser otros de éste «trágico» guitarrista de blues natural de Austin (tejano, cómo no): «In the beginning», «Live at Carnegie Hall», «Live Alive»; así­ como sus discos de estudio, todos grandes y absolutamente geniales: «Texas Flood» (grabado en una semana, ole ole ole), «Couldn’t stand the weather» (difí­cil olvidar ese principio de disco, Scuttle Buttin’…), «Soul to soul», «In step» o incluso ése pedazo de disco póstumo (conjunto de temas no incluidos en los anteriores, realmente no lo entiendo), «The sky is crying», donde yace una de las mejores versiones que se han hecho de Little Wing…

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Pero puestos al tema, estos dos directos sólo tienen en común el lugar de grabación, aparte de su re-edición en «doble formato-doble»: 2 CD y 2 DVD, para deleite de seguidores y oportunidad para interesados. En el primero (1982) vemos a un joven SRV (bueno, eso es un decir; tení­a la edad a la que murió Hendrix…), antes de sacar su Texas Flood, en su formación clásica de trí­o (Tommy Shannon al bajo y Chris Layton a las baquetas), con un repertorio que empieza nada más y nada menos que con el «Hide away» de F. King, ensamblado sin respiro con la alocada «Rude Mood», apenas 7 minutos para demostrar lo que puede hacer con las seis cuerdas, para dar paso a material de lo que saldrí­a en su disco, «Pride and Joy», «Texas Flood» (10 minutitos), «Love struck baby» y «Dirty Pool», absolutamente deslumbrante. A destacar el sonido del DVD, como si estuvieras allí­…

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El segundo repertorio (1985) nos muestra a un SRV «algo pasado» y hortera (véase el DVD), a modo cuarteto (se añade Reese Wynans a los teclados), aparte de la intervención estelar y breve de Johnny Copeland, un grande. En éste concierto hay de todo; otro inicio que tira «patrás» con Scuttle Buttin’ y Say what!, una revisión del «Pride and Joy» (perdonen, prefiero la primera) y una gran «Cold shot», aunque los momentos culminantes son la arrastrada, lenta y sinuosa «Tin Pan Alley- aka Roughest Place in Town» y la versión de «Voodoo Child (Slight Return)». Y es que el amigo SRV hací­a grandes versiones del gran Hendrix, no sé si escucho más las originales o las versiones… (sin perdón).

Pues sí­, como dije al principio y ahora aclaro, éste directo (el primero) sorprendió mi abotargada y semialcoholizada cabeza en la pasada nochevieja, en cierto (gran) garito de cierto (gran y frí­o, aunque esa noche sorprendentemente no) pueblo granaí­no. La compañí­a era la mejor posible (una persona, no más, ella) y esa conjunción creó un gran ambiente, uno de ésos momentos inolvidables, para siempre.

A B.

Little Feat | Waiting for Columbus (1978)

Waiting for ColumbusIba yo dándole vueltas a éste grupo para dedicarle un post desde hace tiempo. Otro de mis queridos sureños, qué le vamos a hacer. Aunque encasillarlo como sureño «solamente» me parece injusto; hay mucho más… Pero qué grupo. Ardua tarea la de elegir un disco entre dos de los mejores discos de los 70: Sailing Shoes (1972) y Dixie Chiken (1973). La ocasión de estar comentando directos me ha dado pie a matar dos pájaros de un tiro y traer al recuerdo éste, precisamente mi bautizo con los Feat, luego vendrí­a la gloria de descubrir el resto…

Muchas veces se ha hablado por aquí­ de ésa particularidad indefinida que hace de algunos grupos algo especial, ése aroma destilado tras muchas horas de rodaje culminando de forma explí­cita, cómo no, en directo. Pues éste grupo tiene, desde luego, ése toque especial que te hace escucharlo y reescucharlo a lo largo de tu vida, ganando y mejorando, como los buenos licores, para las mejores ocasiones…

Como en tantos otros «tesoros del directo», la identificación de temas es lo de menos, siendo el conjunto y el dejarte llevar conforme pasan los minutos lo que realmente engancha, transportándote a ése público donde tu ausencia anónima disfruta de una banda que toca para ti. Evidentemente, si tuviera que quedarme con algo, resaltar una parte, me quedarí­a con los 20 minutos que incluyen Spanish moon-Dixie chicken-Tripe face boogie, aparte de la versión de Willin’, mi tema favorito de los Feat y casi de mi vida (he dicho casi).

Del grupo qué decir, todos sembrados en la cúspide de su trayectoria. Claramente en decadencia creativa plasmada en discos de estudio, las tablas del escenario les hací­an sacar todo lo que tení­an, y aquí­ está el resultado. Se vislumbraba la partida de Lowell George; además, puede considerarse su última gran actuación, si obviamos su LP en solitario un año después…Paul Barrére ya habí­a cogido las riendas del grupo; posiblemente sus desavenencias privadas y musicales, traspasadas a la música (dos guitarras, dos voces) sea uno de los acicates del grupo, y del directo. El resto, contribuyendo a la proeza, destacando al teclista Bill Payne y al baterí­a Richie Hayward. Y aparte, la sección de vientos, en algunos momentos sublime…

Alguna vez se ha escrito que éste es el mejor disco en directo grabado. Por algo será.

PD: ya han editado, cómo no, una edición deluxe recuperando 2 temas «amputados» al pasar los 2 LPs a un Specially-Priced CD, así­ como otros bonus. No sé vosotros, yo ya lo he pedido…

Deep Purple | Made in Japan (1972)

O lo que es lo mismo, pelotaso hard-rock en la isla nipona. La explosión definitiva de una banda de rock sobre las tablas. Un acompañamiento de lujo al lanzamiento de su álbum Machine Head en ése mismo año: la auténtica «caja de Pandora» de los Purple.

Mucho se ha escrito sobre éste directo, posiblemente demasiado (y no siempre cierto) padeciendo inevitablemente la enfermedad de las obras encumbradas: la sobrevaloración. Pero qué coño, ¿y el exceso de ventas correspondiente? Pero en fin, éste disco me hizo y hace disfrutar cada vez que lo «pincho», y por éso lo traigo aquí­, continuando la saga de grandes directos de la historia del rock.

Yo no sé qué pensaban éstos tí­os cuando saltaron al escenario aquéllos 15, 16 (Osaka) y 17 de agosto (Tokyo). Quizás tení­an problemas y lo tomaron como remedio catártico, a lo mejor la lejaní­a de «occidente» los despojó de clichés preconcebidos; probablemente lo que ocurrió es que vení­an de una gira e iban lanzados, desbocados… Y éso se nota desde el primer tema, Highway Star, el mismo que también abre el disco de estudio; unas notas introductoras al órgano de Lord, unos toques a la baterí­a de Paice y cuando entra el bajo de Glover y los primeros acordes de Blackmore la cosa no tiene remedio: a soltar los caballos. Aunque el verdadero «highway star» del tema es el gran Ian Gillan (el que curiosamente se «avergonzó» de su actuación!!!!!), a pesar del inolvidable solo de Blackmore del final, uffff. Y para completar la cara A del doble vinilo, nada más y nada menos que Child in Time, catarsis en estado puro. Cuentan algunas leyendas que un japo del público decidió poner fin a sus dí­as al final del tema, repartiendo sesos entre los asistentes, y que la deflagración se escucha, subiendo el volumen, sobre el minutaje 9:44. Cierto o no, la canción es realmente escalofriante. La cara B se la reparten la famosa Smoke on the Water, con fallos incluidos, y The Mule, con el obligado y eterno sólo de baterí­a de todos los conciertos de los 70 que se precien: a disfrutar con Ian Paice y sus 6 minutos de onanismo con baquetas.

La 3ª parte es la que más gana, al menos para mi, con las escuchas repetidas: Strange Kind of Woman y, sobre todo, Lazy, me parecen memorables; la primera con un Gillan al 200%, la segunda con un Lord increí­ble es una de mis canciones preferidas… sobre todo en sus sólos. Y la última cara para un tema, una salvajada de casi 20 minutos, difí­cil aguantarla con todas las neuronas en su sitio, y vivas. Un exagerado epí­logo para un enorme disco, para un gran concierto.

Quizás lo que le «reste» méritos es el hecho de tratarse de una selección de tres conciertos consecutivos, aunque creo que cualquiera donarí­a un riñón (o un güevo) por haber estado en cualquiera de ésas tres noches, repitiendo el resto de su vida «yo estuve ener meidinyapan».

Como algún crí­tico escribió un dí­a, los Purple nunca sonarí­an igual tras éste disco. Cuánta razón tení­a; y que conste que hicieron grandes discos, sobre todo Burn y Come Taste the Band, pero ya no estaban Gillan y Glover (ojo, magní­ficos David Coverdale y Glenn Hughes) y no era lo mismo…

Enlaces relacionados »

    [Página Oficial de Deep Purple]
    [Deep Purple | Wikipedia]
    [Deep Purple | allmusic.com]
     

The Allman Brothers Band | At Fillmore East (1971)

Ahora sí­. Una vez que Destevaster destapa ‘su’ tarro de las esencias con su estilo jazzí­stico, no me voy a guardar nada en el tintero; voy a por todas, a tumba abierta, e inauguro una nueva sección que se ha tocado sólo tangencialmente hasta ahora: LOS GRANDES DISCOS DE ROCK EN DIRECTO. Y para empezar, evidentemente, necesitamos una joya…..

allmanCorrí­a el mes de marzo, concretamente los dí­as 12 y 13, y sencillamente ocurrió, o al menos éso destilan las grabaciones que quedaron de aquel ‘encierro’, shows maratonianos en los que el grupo daba/se entregaba y el público recibí­a atónito, extasiado y extenuado (Woodstock habí­a quedado atrás…); quién dijo jazz: aquí­ hay un compendio musical…

Sobre el repertorio prefiero no hablar, está listo para disfrutar en toda su intensidad: «In memory of Elizabeth Reed», «Stormy monday», «You don’t love me», «Whipping post»… sólo éstos cuatro temas (16 minutos de media) hacen descarrilar un tren: la base rí­tmica a golpes de doble baterí­a y bajo, las dos guitarras en un contí­nuo ‘bis a bis’ y los eternos teclados (nunca han sido imprescindibles salvo aquí­…). La versión extendida en CD completa el ya de por sí­ completí­simo ‘doble vinilo’ con los temas que aparecerí­an en el postrero disco Eat a peach (con los 33 minutos de la monstruosa «Monutain Jam», je je; y la joya «One Way Out») además de la gloriosa «Hot ‘Lanta» (pufff); no, si al final me pondré a cantar…

Previamente el grupo habí­a editado 2 LP, aparte del trabajo publicado con la denominación Allman Joys y Hourglass, y poco después del concierto, el infortunio ‘se alió’ con Duane Allman estampando su moto y su maltrecho cuerpo contra un camión, empezando la leyenda… a partir de ahí­ el protagonismo de la banda la comparten el hermaní­simo Gregg junto con el ‘segundo’ guitarra Dickey Betts, y paren uno de los mejores discos de la historia, «Brothers & sisters» (1973). los derroteros posteriores de la banda han sido bastante irregulares hasta hace poco, con la sabia nueva del í­nclito Warren Haynes (véase Gov’t Mule) y la del sorprendente Derek Trucks (nada más y nada menos que el hijo de uno de los baterí­as, Butch): ojo con éste chaval…

Lo dicho, disco irrompible, irrepetible (ojo, hay muchos directos de los Allman por ahí­ y el de Atlanta es acojonante, pero como éste ninguno), irrevocable, para escucharlo y disfrutarlo sin prisas, sin pausas…

Me he dejado muchas anécdotas en el tintero, pero como no quiero hacer un artí­culo ‘a lo Chuck Norris’, ya iran saliendo, invito. Sólo deciros que continuaremos con otro consiertaso, a saber…