Un par de enlaces

Dos páginas a recomendar:

  1. Se trata de un friki del rock, argentino y que parece que disfruta, no sé si más con la música o escribiendo sobre ella.
  2. Y la otra paginita bastante interesante de unos tipos que comentan y se entretienen con la música, de orientación jazzí­stica, pero ojo, tiene una sección de rock que incluso me parece más profunda e interesante. Y con unas recomendaciones acertadí­simas, por lo que conozco.

Rory Gallagher | Irish Tour (1974)

irishtour.jpg¿Esto huele a cerveza? ¿A mucha cerveza? ¿A whisky? ¿A mucho whisky? Sí­, a todo eso (y más), pero sobre todo a música, mucha música. Como tantos otros conciertos «setenteros», y ya llevamos unos cuantos comentados, oí­dos, disfrutados, éste tiene su pedacito especial, tiene su marca exclusiva, su impronta imperecedera; que cada cual la identifique en sus escuchas, en sus recuerdos, en sus vidas. Para mi llegó en forma de paquete dedicado directamente de tierras irlandesas, las que «soportaron» los conciertos que resume el disco.

Y el disco comienza con un escueto «Ladies and gentlemen… Rory Gallagher«, seguido de un «mmmyeah» y de los primeros acordes de Cradle Rock, para entrar directamente en calor, por si no lo estabas ya al ojear la portada (alguna duda?), para continuar con un medio tiempo que se deja llevar en sus solos, I Wonder Who (Muddy Waters) y rorypromogp_magazine_1974b.jpgla conocida, casi comercial, Tatto’d Lady, ojo con el solo de los dos últimos minutos… la segunda parte del disco no puede empezar de una manera más propia, Too Much Alcohol, quien quiera entender que entienda… después de escuchar el tema; cambio a la acústica y ooohhh, As The Crow Flies (Tony Joe White), el respiro necesario para encarar los 9 minutos largos de A Million Miles Away y perderse en el tiempo y en el espacio… sabiendo que lo mejor probablemente está por llegar, «la tercera pica» se la reparten, a partes casi iguales, Walk on Hot Coals y Who’s That Coming?, pocos calificativos encuentro a mano para describir la primera de ellas, la otra para lucimiento del teclista Lou Martin, 21 minutos largos a los que sacarle partido en cada escucha, y terminar volviendo al blues añejo y cansino con Back on My Stompin’ Ground (After Hours), broche para el finiquito.

A destacar la sección rí­tmica, Gerry McAvoy (bajo) y Rod De’Ath (baterí­a), por nombrarlos.

Unos dos años antes tenemos el Live in Europe, en formato trí­o, la pareja perfecta, también recomendado. Y si nos remontamos más ya nos metemos con el grupo Taste, y sus nada desmerecidos directos, Live Taste y Live at the Isle of Wight

Poco más que decir, volvemos a la nostalgia, qué le vamos a hacer, somos débiles; aquí­ encontramos, sin ir más lejos, influencias de Leadbelly, Albert King, Freddie King, etc. Y la gloria se la llevaron otros que ya conocemos: no estoy comparando ni lo intento, sólo hago tributo a ésta figura «olvidada» del rock setentero. Un saludo «hí­gado-pasa».

A J.

Imagen original

John Mayall | The Turning Point (1969)

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Permí­tanme un discurso disgregado, déjenme disertar libremente; de forma parcialmente espontánea (apareció en el aleatorio de mi iPod; luego alguien me incitó a comentarlo) surgen en mi memoria los temas de éste disco, la época de su descubrimiento, las tardes de aquel agosto, dándole vueltas a aquella cinta de cromo, que luego fue vinilo, luego CD y ahora formatos comprimidos inasibles (nos perdemos…)

the-turning-point.jpg¿Hay que poner en antecedentes? Bueno, sólo con mencionar el nombre de «los Bluesbreakers» a más de uno se le ponen los pelos como escarpias, y es que lo que desarrolló y aglutinó Mayall en los años 1966-68 en el mundillo «blues hecho por blancos», él la insignia británica, fue el pistoletazo de salida de una corriente duradera, fértil (a veces demasiado) y brillante. Sin ir más lejos «salieron» de su apadrinamiento personajes (prácticamente imberbes…) como Eric Clapton (primer LP de los Bluesbreakers: «John Mayall & BB featuring Eric Clapton«, hay que tenerlo), Peter Green (2º LP, «A hard road«), Mick Taylor («Crusade», «Bare wires«, «Blues from Laurel Canyon«) o John McVie… y ya sabemos lo que salió de aquellas manos posteriormente.

carlwayne-stevewinwood-johnmayall-ericburdon-jimihendrix.jpgPues bien, tras la «salida» de Mick Taylor en la primavera del 1969 (nada menos que a los Rolling Stones para aportar lo suyo en uno de sus mejores discos, Let it bleed, luego se quedarí­a…), a Mayall no se le ocurre otra cosa que «reconstruir» su grupo y su música hacia una orientación acústica-bluesera-jazzí­stica (en sus propias palabras…«having decided to dispense with heavy lead guitar and drums…» cachondo el tí­o), apuesta arriesgada teniendo en cuenta la que se estaba armando a ambos lados del charco con el hard-blues-rock (véase foto de «colegas»). Pues va el tipo, se coge al saxofonista y flautista Johnny Almond, al guitarrista Jon Mark y al bajista Steve Thompson y en el mismí­simo teatro «Fillmore East», se saca esta maravilla atemporal, inolvidable repertorio de todos y cada uno de los músicos; no sobra un jodido minuto, ni un soplido, ni un chasquido (lo de la «mouth percussion» tiene su aquel), el público enmudece y la música fluye como un éter, sólo al final de cada tema, tras unos segundos de «vuelta a la realidad», la peña aplaude, joder si aplaude, saben que ésa fecha (12.07.69) no la olvidarán.

Sólo siete temas, los nombraré y quedarán en suspenso hasta que alguien los cace al vuelo, anonadado: The laws must change, Saw Mill gulch road, I’m gonna fight for yo u JB (por ti Chamán), So hard to share, California, Thoughts about Roxanne y Room to move. El último tema, muy conocido por el solo «de boca» y su «riff acústico», pero yo me quedo con la triada que le precede, So hard to share, California (ooooooooooooh) y Thoughts… sin palabras.

En 2001 reeditaron el Turning Point, remasterizado, con 3 bonus del mismo concierto, para «completistas» (lo recomiendo, je je).

usa-union.jpgPD: Otro álbum en esta onda es el «USA Union» (1970), que cuenta con el bajo impresionante de Larry Taylor, la guitarra de Harvey Mandel y el violí­n de Don Harris; otra maravilla con un acompañamiento nuevo (un inglés con tres americanos, de ahí­ el nombre), así­ era Mayall.

PD 2: también recomendadí­simo, de factura «similar», otro directo de Mayall, aunque con «supergrupo», es el «Jazz Blues Fusion» (1972), contando con la trompeta de Blue Mitchell, la guitarra de Freddy Robinson y el rocoso Larry Taylor, entre otros.

A B.

Stevie Ray Vaughan & Double Trouble | Live at Montreux 1982 & 1985

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Estimulado (cómo no) por la entrada del año, avivado por el espí­ritu redomado del rock, espoleado por ciertos momentos increí­bles e inesperados de la pasada nochevieja, me viene a la memoria (y a mis oí­dos y ojos y manos) la música del amigo Stevie. Y para celebrarlo y dar por inaugurada la sección en éste ’07, aprovecho la ocasión, ahora que los ánimos por estos lares se enervan, para presentar éstos directos que bien hubieran podido ser otros de éste «trágico» guitarrista de blues natural de Austin (tejano, cómo no): «In the beginning», «Live at Carnegie Hall», «Live Alive»; así­ como sus discos de estudio, todos grandes y absolutamente geniales: «Texas Flood» (grabado en una semana, ole ole ole), «Couldn’t stand the weather» (difí­cil olvidar ese principio de disco, Scuttle Buttin’…), «Soul to soul», «In step» o incluso ése pedazo de disco póstumo (conjunto de temas no incluidos en los anteriores, realmente no lo entiendo), «The sky is crying», donde yace una de las mejores versiones que se han hecho de Little Wing…

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Pero puestos al tema, estos dos directos sólo tienen en común el lugar de grabación, aparte de su re-edición en «doble formato-doble»: 2 CD y 2 DVD, para deleite de seguidores y oportunidad para interesados. En el primero (1982) vemos a un joven SRV (bueno, eso es un decir; tení­a la edad a la que murió Hendrix…), antes de sacar su Texas Flood, en su formación clásica de trí­o (Tommy Shannon al bajo y Chris Layton a las baquetas), con un repertorio que empieza nada más y nada menos que con el «Hide away» de F. King, ensamblado sin respiro con la alocada «Rude Mood», apenas 7 minutos para demostrar lo que puede hacer con las seis cuerdas, para dar paso a material de lo que saldrí­a en su disco, «Pride and Joy», «Texas Flood» (10 minutitos), «Love struck baby» y «Dirty Pool», absolutamente deslumbrante. A destacar el sonido del DVD, como si estuvieras allí­…

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El segundo repertorio (1985) nos muestra a un SRV «algo pasado» y hortera (véase el DVD), a modo cuarteto (se añade Reese Wynans a los teclados), aparte de la intervención estelar y breve de Johnny Copeland, un grande. En éste concierto hay de todo; otro inicio que tira «patrás» con Scuttle Buttin’ y Say what!, una revisión del «Pride and Joy» (perdonen, prefiero la primera) y una gran «Cold shot», aunque los momentos culminantes son la arrastrada, lenta y sinuosa «Tin Pan Alley- aka Roughest Place in Town» y la versión de «Voodoo Child (Slight Return)». Y es que el amigo SRV hací­a grandes versiones del gran Hendrix, no sé si escucho más las originales o las versiones… (sin perdón).

Pues sí­, como dije al principio y ahora aclaro, éste directo (el primero) sorprendió mi abotargada y semialcoholizada cabeza en la pasada nochevieja, en cierto (gran) garito de cierto (gran y frí­o, aunque esa noche sorprendentemente no) pueblo granaí­no. La compañí­a era la mejor posible (una persona, no más, ella) y esa conjunción creó un gran ambiente, uno de ésos momentos inolvidables, para siempre.

A B.

Johnny Cash | At Folsom Prison (1968)

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Una de mis postreras debilidades… acrecentadas inevitablemente éste verano con la visualización de la pelí­cula «En la cuerda floja»; sencillamente fue un estí­mulo importante, casi definitivo, que hizo que deambulara por las calles arrasadas por el sol tarareando alguna de éstas canciones inolvidables.

Parafraseando cierta canción, «la escena era concreta…», situémonos en el momento: un Johnny Cash a la vuelta de casi todo, prácticamente agotado, sin rumbo, adicto al cóctel estimulantes/tranquilizantes; decide repentinamente (realmente serí­a la cantidad de correspondencia que le llegaba de allí­? serí­a una fijación? un anhelo?) dar un concierto en la prisión de Folsom y grabarlo y sacarlo como disco, con el correspondiente recelo de la casa Columbia, teniendo en cuenta las corrientes musicales de la época, a saber: ése año vieron la luz discos como «el blanco» de los Beatles, Electric Ladyland de Hendrix (ufff), Beggar’s banquet de los Stones, el Village Green de los Kinks (jeje) así­ como joyas escondidas de la talla de «The family that play together» de Spirit (uno de los mejores discos de la historia…) o el Mr. Fantasy de Traffic; también salieron grandes discos en directo, como el Super Session (Bloomfield-Kooper-Stills) o el Live at the Apollo de Mr. Brown (aaaaaamen). Y en ése preciso momento llega el amigo Cash para menear la música country por el forro, pasada por la trituradora, y rodeado de presos.

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El repertorio de canciones, en fin, abrumador, aunque creo que es lo de menos, gracias a la interacción que logra con ése público tan particular. Pero desde la inicial Folsom Prison Blues, pasando por la estremecedora Dark as the Dungeon y la irresistible I Still Miss Someone (un minuto y medio en el que se dice casi todo…) para arrasar con la alocada Cocaine Blues la genial 25 minutes to go. Y así­ uno tras otro, los temas se suceden entre comentarios de Cash con los presidiarios: sobre la vida, el amor y la ley, sobre el sentido de hacer las cosas de una determinada manera, dejando a otros la decisión de juzgar lo que está bien o mal.

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Precisamente es éste concierto el punto de partida de la pelí­cula-revisión de la vida y obra de Johnny Cash, En la cuerda floja, muy acertada en sus retratos (un Joaquin Phoenix realmente deslumbrante…)

Poco después de éste directo, vendrí­a su continuación, quizás para desmontar aquéllo de «segundas partes nunca fueron buenas…» (pues sí­), en la histórica prisión de «San Quintí­n», un concierto posiblemente más redondo y pulido, pero menos crudo y desesperado…en fin, que opinen los oyentes.

No soy un seguidor del country, de hecho puedo decir que nunca me ha gustado, salvo Gram Parsons, pero éstos directos tienen su sitio en mi iPod, y suenan a menudo…