The Black Crowes 2009 – Before the frost… Until the freeze

The Black Crowes Before the Frost...Más de lo mismo. Sí­. Pero esta vez en plan de verdad (“rancio† incluso, como me dijo una vez alguien). Para todos los que nos engatusaron los cuervos hace ya más de 10 tacos, y luego nos defraudaron (hay que recordar “By your side† y “Lions†?; aunque hasta incluso esos discos me gustaron), el repunte que supuso “Warpaint† (2008) nos colocó en una agradable incertidumbre: la del “ahora qu醝. Pues bien, ahora más y mejor. Se nota que, tras la reunificación de la hermandad Robinson, han chupado carretera y escenarios, y aquí­ está el resultado, con sorpresa: a la venta ha salido un CD (“Before de frost…† —reminiscencias dylanianas para quien las quiera ver— presentación austera como su puta madre) y en su interior hay una tarjetita con un código para descargarte el otro disco en la página web del grupo, “…Until de freeze†. Grabados en estudio… con público. Una delicia. Para disfrutar dejándote llevar lánguidamente con una cerveza en la mano…

Hace poco (algunos lo recordarán) disfrutamos de una gran celebración en tierras sardas donde a alguien se le ocurrió pinchar “Hard to handle† a toda pastilla (bueno, en realidad muchos no se enteraron), el otro dí­a atronó el aleatorio del iPod con “Sometimes salvation† y ésta misma tarde un amigo me comentó que lo último de los Crowes estaba muy bien; un par de pasadas por los discos no han hecho más que corroborarlo…
…más de lo mismo, sí­, pero es cojonudo.

Thanks a lot, Bird.

Felicidades J.

King Crimson: The Great Deceiver, live 1973-74

King Crimson: The Great DeceiverSin temor a equivocarme, al menos demasiado, podrí­a decir, y bien alto, que todo lo comentado hasta ahora en estos 3 (4?) años de vida brutista bajo la denominación de “disco recomendado† ha sido una mera preparación, un introito dubitativo, un vano intento de mamporrero musical para llegar “aquí­† y encontrarnos con éste grupo. Ha sido el inicio de muchas cosas, demasiadas, tanto en el ámbito musical (ahí­ procuraré no meterme), como en el personal, desde aquél ya lejano dí­a de reyes de 1994 cuando me encontré perplejo -y algo cabreado- con un ejemplar de “In the wake of Poseidon† (1970), regalo de mi tí­o (cuando los tí­os aún regalaban cosas; creo que fue el último año). Curiosamente es uno de los discos menos conocidos del grupo, y no precisamente el mejor, pero fue el inicio; el resto vino sólo, como un canto rodado…

King Crimson es una especie de animal que va mutando con el tiempo. El eje vertebral no es otro que “el í­nclito, el de dedos vertiginosos† Robert Fripp, fundador y refundador sucesivo, en cada etapa se rodea de músicos excelentes para construir universos propios:

  • 1ª etapa, la más sinfónica (1969-71). El debut decidió el futuro: “In the court of the Crimson King† y su tema “21st century schizoid man†, fueron demasiado para su época; a partir de ahí­ todo cambió…
  • 2ª etapa, el progresivo por antonomasia, y mi favorita (1972-75). La base del grupo fueron, aparte de Fripp, John Wetton al bajo, David Cross al violí­n y oooooooooooooh Bill Brufford a la baterí­a, tras abandonar YES; serí­a inamovible hasta los 90… El disco “Larks’ tongues in aspic† puso sobre aviso (73), mientras que RED (74) serí­a la culminación del onanismo musical crimsoniano, y a esta época corresponden los directos que sembraron los cimientos del progresivo y que recogemos aquí­, en la cajita The Great Deceiver, ahora reeditada en dos CDs dobles. También editado un directo con el tí­tulo de “The night watch†
  • 3ª etapa (1981-84). Habí­a que pasar por los jodidos 80, y pasaron con nota. La incorporación de Adrian Belew (otro guitarrista!!!), interesantí­sima. Éste sigue en la formación actual. “Discipline† (81) es un disco que crece con cada escucha
  • 4ª etapa de absoluta evolución hacia el progresivo “metálico-industrial† (1995 hasta hoy). Demasiado duros, demasiado perfectos, demasiado buenos. Incluso han estado de gira con Tool, dejando grabaciones con temas de ambos grupos, con ambos grupos sobre el escenario!!!

Es difí­cil, muy difí­cil hablar de King Crimson, intentar transmitir aunque sea una pequeña parte de las sensaciones que se pueden tener al escucharlos. Los virtuosos y estudiosos de la guitarra tendrán donde aprender y frustrarse, los frikis su rincón de automarginación garantizado, y los amantes de la buena música (sin prejuicios) una oportunidad única de disfrutar de un grupo fuera de lo común.

A los que los conozcan y los odien, saludos y suerte en su errático camino.

A los que los desconozcan, envidia sana.

A los que saben de lo que hablamos, poco hay que decir.

The Raconteurs: Consolers of the lonely (2008)

The Raconteurs: Consolers of the lonelyPues esto (aparte de muchas cosas que no se pueden ni deben contar…) es lo que me traigo de la despedida (de soltero) de uno que aparece por aquí­ como la lluvia, muy de vez en cuando pero siempre acertado en sus opiniones y bienvenido. Y se nos casa. Ahora, a estas alturas. La moda.
Y bien metidos (y bebidos) en la faena, en el atardecer del sábado, en la terraza del hotel (unos apoyados en la barandilla, otros sentados, algunos tumbados), con unas latas en las manos (o eran copas?), y con el pensamiento lúcido pero la palabra espesa, salió a colación el eterno tema musical: lo de antes vs. lo de ahora. Unos (ejem) siempre tirando patrás y la mayorí­a con inquietudes buscando novedades. Eterno. Y precisamente ahí­ hubo dos que coincidieron en comentar un grupo (The Raconteurs) y un disco (Consolers of the lonely) que les habí­a sorprendido. Y del 2008!!! Lo curioso es que dadas las circunstancias etí­licas del momento me acordara del nombrecito para buscarlo el lunes siguiente. Hombre, de novedad «absoluta» tiene poco, sobre todo tras saber que el que maneja el cotarro del mismo es Jack White (sí­, el de los White Stripes). Parece que la megagira que se tiró con los Rolling (peli se Scorsese y disco incluido) le ha inspirado a la hora de «diseñar» su nuevo proyecto: una banda como las de antes. Y solamente con un objetivo (y aquí­ permitidme un palabro que utilizan mucho en latinoamérica): rockear. Y éso es lo que hacen. Y punto. No le busquéis más. Bueno, la producción es excelente y algunos temas son bastante elaborados. Y hay vientos!!! Pero la sensación que te queda al acabar el disco es la «joder, voy a volverlo a poner».
A destacar tanto el inicio (los dos primeros temas te patean los huevos) como el final, «Carolina drama«, para la posteridad…
Así­ que, al final, como casi siempre, la discusión quedó en un punto muerto pactado: sí­, hoy en dí­a se hace buena música (muy buena), pero la que nos sigue gustando es la que «huele» a aquélla, a vinilos, a «litros», a las bandas con las que echamos los dientes, las primeras salidas, los primeros tonteos (con las chicas, las drogas).
Bueno chavales, esto va por vosotros dos. Thanks for the recomendation!!
Y al casamentero suerte…

The Black Crowes: Amorica (1994)

Amorica - The Black CrowesAyer, al desempolvar recuerdos latentes, tras unas horas de charla, en el tugurio de color y ruido suavones, con unas cuantas Heineken delante en la barra (tienes razón J, no es una buena cerveza, pero es que la ponen tan frí­a…) una cosa llevó a la otra, y de pronto sonó «Wiser time», nos retrotrajimos 9 años, al verano del 99, a aquél viaje, e indefectiblemente a este disco. Recuerdo perfectamente que fue entonces cuando lo escuché por primera vez, del tirón, y hubo que rebobinar la cinta entera para volverlo a escuchar (en la otra jodida cara creo que habitaba el insufrible Kravitz).

Muy posiblemente (cada vez estoy más convencido) aquélla época, los tiempos del cambio, fin de carrera, hicieran y hayan hecho a este disco más grande de lo que realmente es (fue), pero todaví­a al escuchar alguno de sus temas, porque es otro disco para escuchar de p a pa, siento ese tipo de emoción nostálgica que no tienen (curiosidades de la vida) los dos primeros discos del grupo, a todas luces mejores.

Le he tenido que cambiar la caja al CD al menos dos veces (también es uno de mis CDs más baqueteados), menos mal que ya con el iPod podemos, además de llevarnos nuestra música al infinito, conservar mejor los originales; qué asco de tecnologí­a: antes tení­as, estabas obligado, a cuidar tus discos favoritos para que te duraran más, dosificando incluso las escuchas (estoy hablando del vinilo), y al final incluso terminabas comprando otro ejemplar «de reserva». Y por cierto, la portada no tiene desperdicio, ella sola merecerí­a un post, pero esa es otra historia.

Por cierto, ahora han reaparecido con disco nuevo, algunos hablan (hasta) muy bien de él, pero yo me sigo quedando con temas como «Cursed diamond», «Nonfiction», «Ballad in urgency», la comentada arriba o «Descending».

A vosotros.

Gene Clark: No other (1974)

Existen momentos en la vida que merecen ser vividos. Cuando todo parece cobrar un sentido hací­a tiempo perdido, si es que alguna vez existió alguno. Una raya en el agua. El lastimero rayo de sol que ilumina una vida (prácticamente) perdida. Pudiera parecer sombrí­o, tiene gracia la cosa: sólo pretendo suavizar la situación, atemperar la tensión, enfriar el infierno que nos rodea…

no otherUno de estos momentos es el que transcurre en los surcos de este disco. El tiempo se detiene para regalarte un instante de absoluta paz emocional. Pocos discos tienen esa cualidad, cada cual tiene el/los suyos. Éste me llegó de refilón, de mano de uno de mis pocos amigos, como (casi todas) las grandes cosas de la vida, para provocarme una hecatombe de quietud tensa, de calma boba, sobra decir que con un gesto en la cara de absoluta imbecilidad. Es de esos discos que, una vez terminados, tienes que volver a escuchar para cerciorarte que no ha sido una ilusión fruto del cansancio, el hastí­o o el calor. Ya no vale decir aquello de disco-concepto, esos calificativos (lamentablemente absurdos) de perogrullo, realmente torpes. Esto es un discazo, y punto. Una amalgama en perfecto equilibrio de varios estilos. Partiendo de una base de música americana «básica» (joder, se trata de un ex-Byrds), se da unos garbeos estratosféricos por el gospel, el pop, la psicodelia, el rock clásico, e incluso me atreverí­a a decir el progresivo. Existen canciones que dejan un poso «especial», un deje tonto repetitivo y jodidamente encantador; estas dejan un lodo plúmbeo adherido a tus circunvoluciones cerebrales, difí­cil de rascar, ahí­ lo llevas para siempre

A ver quién tiene cojones.

PD: surgido al tirar del hilo de un comentario del Chamán…