Oliver Nelson | The Blues And The Abstract Truth (1961)

Oliver Nelson Definido por ahí­ como la segunda parte de la trilogí­a «Kind of Blue», ésta pequeña maravilla tiene difí­cil cabida en clasificación alguna: picotea, utiliza y hace suyos elementos de varias escuelas. Lo difí­cil era reunir (y ensamblar) a éste elenco de genios, que cada uno diera lo mejor de sí­ sin provocar un terremoto y el resultado fuese algo, no sólo coherente, sino inolvidable. Y ésta labor «conectiva» estuvo a cargo de Oliver Nelson (saxo alto & tenor), autor de los temas ejecutados; posiblemente el «menos figura» de todos, el menos genio; probablemente ésa fue la clave, y no otra, del milagro. Por partes, más o menos, el resto de protagonistas:

    —Una sección rí­tmica perfeccionista: el dueto que dos años antes habí­a participado en el glorioso Kind of Blue, Paul Chambers (bajo) y Bill Evans (piano); éste último asombrarí­a al mundo pocos meses después con su concierto-trí­o en el Village Vanguard…aunque creo, es mi opinión, que su labor en éstos dos discos (los primeros de «la trilogí­a»), es más interesante; es más, lo diré: el Kind of Blue no serí­a lo que es sin él y su forma de percibir el cool
    —Acompañamiento al saxo (barí­tono) a cargo de un «desconocido» George Barrow.
    —La presencia definitiva, exquisita, de dos personajes peculiares: la trompeta de Freddie Hubbard siempre tendrá un sitio privilegiado para mi; no diré que es el mejor en su instrumento porque por ahí­ está Mr.Davis (y Clifford Brown y Lee Morgan….) pero sí­ está en el pódium. Y por último, la belleza estilí­stica de Eric Dolphy (saxo alto y sobre todo flauta), otro músico que merecerí­a un post aparte, ya veremos…

¿Y el contenido del disco? Pues Stolen Moments deberí­a escucharse tres veces seguidas y luego continuar con el resto; un tema sencillamente perfecto, si hay que poner un ejemplo de grupo «tocando sabiendo lo que se hace», es éste. Todos memorables, cuajados como dirí­a aquél. Casi 9 minutos de gloria. Y el resto del disco mantiene un nivel altí­simo: Hoe-Down, Cascades, Yearnin‘, Butch and Butch y Teenie’s Blues no hacen sino cimentar la calidad de la obra.

Todo en poco más de 36 minutos. Todo grabado en un sólo dí­a (23/02). En el estudio de Ruddy van Gelder, NY.

Una joya.

PD: ¿alguien sabe cuál puede ser la III parte de ésta trilogí­a particular? Opinen, opinen.

15 Comments

  1. hola… me arriesgo con herbie hancock y su maiden voyage… no es por nada, simplemente es porque estoy oyéndolo mientras escribo esto…. y en caso de tener suerte, siempre viene bien el jamón que ofreces de premio…

    es la segunda vez que escribo por aquí­, y la primera lo hice comentando algo de black sabbath, asi que el cambio es un poco grande, de todas formas asi entiendo yo la música, pasando de un extremo a otro y disfrutando con todo (o casi todo, claro)…

    bueno, reconozco que el jazz es algo especial y agradezco estos comentarios que haces… aun asi, veo que te estás centrando en discos de los sesenta (aproximadamente), y voy a dejarte un par de discos más modernos para que los comentes (si quieres, claro)… son dos de mis discos favoritos (kind of blue aparte, por supuesto)… son dos trios:

    branford marsalis- trio jeepy
    pat metheny – question and answer

    bueno, en cuanto a lo del jamón, ya me dices si paso o no a recogerlo…

    saludos

  2. Creo, aunque no estoy seguro, que el tercer disco de la trilogí­a es «Speak No Evil» de Wayne Shorter.

  3. Airto: pleno «parcial»:
    1) Los discos que sacas a la palestra son ejemplos de jazz moderno de muy alto nivel. El de Branford Marsalis lo descubrí­ hace poco y me impresionó su sonido (del cool al hard-bop en un abrir y cerrar de ojos: genial) y lo descubrí­ indagando a partir de su hermano Wynton, éste a la trompeta, recomendando a salto de mata su disco «Black Codes (from the underground)», 1985, absolutamente genial, donde también toca Branford. Uno de los mejores discos de jazz, sino el mejor, de los 80. El otro disco, Question and answer, lo tengo recién adquirido, y las primeras escuchas no defraudan: denso y complicado (lo contrario a lo que nos tiene acostumbrados el amigo Pat); siempre que aparezcan Dave Holland y Roy Haynes, habrá calidad…
    2) Maiden Voyage: uffffff, mola (no olvidemos el Empyrean Isles). Terminemos con el Head Hunters, je je…
    3) Hard rock mezclado con jazz???????? Preguntémosle al Talibán…creo que estará a favor
    4) Pero el jamón es para J.B.(Lenoir?). Efectivamente, la 3ª parte de la «Kind of blue trilogy» es el Speak no evil de Wayne Shorter, otro pepinaso digno de un buen oyente. Aunque yo, humildemente, me decanto por el Adam’s apple: gustos como colores

  4. bien bien, todos a la saca. Por lo menos puedo decir que me parece una portada muy bonita 😉

  5. Yes. Pero se sigue viendo que no distingues un Fo Remol de un Séh Sostenido

  6. Coincido con el autor. Este disco es extraordinario….Es uno de esos momentos únicos, irrepetibles
    Felipe

  7. ¿Alguien conoce el disco jazz-funk de Herbie Hancock titulado «The Return of the Headhunters»? Se los recomiendo

  8. naturalmente, pero ninguna relación con este post

  9. ….Un disco genial, inspirado, virtuoso, descoyante; mi disco favorito del jazz.

    Nota: Si tienes alguna compia web (archivo audio), total o parcial, favor, favor enví­ala a mi mail.

  10. Creo que Mingus Ah Hum o Mingus OH Yeah!
    Podrí­an ser integrantes del tres de un par perfecto.

  11. sin duda en mi modesta opinión el tercero de la trilogí­a,serí­a speak no evil de wayne shorter.Luego hay infinidad de obras fantásticas,pero creo que estas tres no tienen parangón.

  12. CREO QUE TODAVIA SOY UN NEOFITO EN CUANTO A ESTA HERMOSA MUSICA JAZZ. NO OBSTANTE HACIENDO LA LECTURA DE LOS COMENTARIOS ME ACORDE DE ESE LEVITANTE SOMETHING ELSE DE CANNONBAL. QUE OPINAN.

  13. pienso que el hardbop sin blakey se hubiera quedado corto, pero art sera siempre extraordinario con o sin MOANIN´ pero con los messengers a la cabeza, puede encajar perfectamente yo diria mejor que a la perfección en la trilogí­a como el tercero en discordia con permiso de un sin fí­n de albunes de jazz de toda la historia y si esa historia se llama década de los 50 mucho mejor.

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