Con la autorización de J. inauguro esta nueva sección de bruto en la que os animo a comentar y destripar aquellas obras (literarias, musicales o del tipo que se quiera) que, en su día, nos tocaron bien las pelotas, nos hicieron incurrir en pérdida de tiempo o dinero, o ambos a la vez. Obras que bostezan, que chirrían, mentirosas, gordezuelas, ensoberbecidas de su propia mediocridad, ahítas de éxito inmerecido y manzanilla de Sanlúcar con canapés editoriales. Podéis decirlo sin empacho: esos zurullos.
Se abre pues esta Novísima Sala de Despelleje de Artistas con mi breve comentario a ““La Sombra del Viento† del Sr. D. Carlos Ruiz Zafón, el crack editorial del año pasado o del anterior que ya no me acuerdo.
Pues bien, asistimos, queridos brutistas, a la mayor estafa literaria que se haya producido en suelo español. Sépase en estos previos que no me mueve precisamente la envidia hacia este sujeto, celebro sus éxitos económicos aquí, en Alemania, y en el retrete, donde sea.
Afirmando, como afirmo, el espíritu punk que debe presidir esta sección, no me duelen prendas en despellejar como un conejo a un conejo de estas dimensiones, a ésta gárgola con psitomatosis, a este campeón de la antipatafísica, al que un primer examen de su semblante nos despeja las dudas: él lo sabe. Es el primero que no se lo cree. Su jeta está gritando a susurros: «ponte serio, que se la has colado. Estonopuedestarpasandomeamí.»
Voy. La novela ésta tiene un argumento propio de un folletín decimonónico salpimentao mal y chungo con una mojiganga de telenovela sudamericana de lo más rancio, ¿es que nadie se ha dado cuenta?. Pues Sí. Al desenlace de los acontecimientos narrados me remito, para el que lo conozca. Esto es: un torbellino de semen, incestos, cicatrices, sangre y dinero en una Barcelona que huele a queso y pelotillas de los pies.
En separata encuadernada es preciso un repaso del estilo literario del Sr. Ruiz. Al grano. Abominable, una mierda del tamaño de un niño de tres años. No había leído algo tan pésimo desde que calentaba la silla en el Instituto. Las construcciones sintácticas son más propias del cuento de miedo del empollón de la clase que tiene ínfulas que de un escritor, aunque sea novel. Véase:
No habíamos dado ni diez pasos rumbo a la ruinosa bodega cuando tres siluetas espectrales se desprendieron de las sombras y nos salieron al paso. Los dos matarifes se apostaron a nuestras espaldas, tan cerca que pude sentir su aliento en la nuca. El tercero, más menudo pero infinitamente más siniestro, nos cerró el paso. Vestía la misma gabardina y su sonrisa aceitosa parecía desbordar de gozo por las comisuras†.
Sensible Doctor Macabro.Pura avant garde de la narrativa española. El “aliento en la nuca†: hi, hi, hi y no digo más.
Más. Un uso desmesurado e impropio de las metáforas añade valor añadido a las heces, de las que extraigo variada muestra:
Las calles vestían una neblina azulada y destellos de cobre despuntaban sobre los terrados de la ciudad vieja†
De Academia Acme de escritores.
Me quedé mirando las luces del coche perderse en la tenebrosidad azul y escarlata, desconcertado†.
Tenebrosidad, uf! Este tipo merece ser colgado de sus testículos subdesarrollados hasta morir.
Y ahora aquí viene un alarde tan antipatafísico que parece casi patafísico. (Que me corrija el amigo Cosmo, por favor):
Los andenes combados en sables espejados que ardían al amanecer y se hundían en la niebla†
Gordo, gordo, gordo.
Y la última:
El metal siseó como hierro candente, envuelto en un paño de humo amarillento†.
Rediós.
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El otro día vi su gran actuación en
creo que está mu por debajo de
TONG PO ese era mas malo que ANDUJAR OLIVER en el Depor-Atleti que ya es desir. PD.- Steven Sigalas te mira y te parte el braso eso son huevos y en
Otro malisimo típico es ese shino culeiro que es un ropero abierto y le falta el ojo derecho en alguna peli para meter aun mas miedo, sus acordais?
Y comienzo con una de las «tres grandes M del jazz», Mr Mingus, el big man del contrabajo (también sabía hacer sus pinitos al piano), y con uno de mis primeros discos de jazz «que me encontraron», nunca mejor dicho. Mucha más fama tiene el «The Black Saint…» o el «Mingus, Mingus, Mingus…» o el definitivo «The great concert», pero éste «Ah Um» (ojo, y el «Tijuana Moods») tiene(n) algo especial, difícil de definir, como tantas cosas en el jazz… formación septeto, a lo bestia, a lo Mingus: 3 saxos (John Handy, Booker Ervin y Shafi Hadi), Horace Parlan al piano, Dannie Richmond a las baquetas, él mismo al bajo; y el trombón, fundamental el protagonismo que le da, alternándose Jimmy Knepper y Willie Dennis, según la sesión, los únicos blancos del grupo.
Si existiera el movimiento «single» en ésto del jazz, y en el siglo XXI, las 2 primeras canciones compilarían uno de lujo, apoteósico y redondo: «Better Git It In Your Soul» y «Goodbye Pork Pie Hat»; una desbocada y otra remansada, alegre y melancólica, juerguista y after-hour (y dedicada a la memoria de Lester Young, muerto unas semanas antes). «Boogie Stop Shuffle» vuelve a meternos marcha con un ritmo inquietante; el interludio «Selfportrait in Three Colors» relaja y se agradece para terminar la cara A con «Open Letter To Duke», genial con sus cambios de ritmo. Del resto de temas destacaré la inimitable «Fables Of Faubus», el tercer clásico del disco, absolutamente inolvidable…y la sensual «Pussy Cat Dues», prácticamente un blues con un solo de trombón que pone los pelos de punta (Jimmy Knepper) seguido por la única aparición de clarinete del disco (John Handy) y luego por Mingus, genial.