Señor, dame fuerzas para sostenerme

cartel salvajemente amateur 2008

Salvajemente Amateur 2008

He visto amanecer en la subida al monte, he visto a dobles de Mick Jagger correr como locos entre las zarzas de las tres de la mañana, he comido carne caliente con menta, me he desollado los dedos con las cuerdas de una guitarra atronadora y sucia, he sonreí­do a la mujer de mi vida tocando una canción de Matilda, y he abrazado y besado a mis amigos con todas las ganas del mundo.

Salud.

Escrito originalmente en perdona de verte, me alegro que te moleste

Gene Clark: No other (1974)

Existen momentos en la vida que merecen ser vividos. Cuando todo parece cobrar un sentido hací­a tiempo perdido, si es que alguna vez existió alguno. Una raya en el agua. El lastimero rayo de sol que ilumina una vida (prácticamente) perdida. Pudiera parecer sombrí­o, tiene gracia la cosa: sólo pretendo suavizar la situación, atemperar la tensión, enfriar el infierno que nos rodea…

no otherUno de estos momentos es el que transcurre en los surcos de este disco. El tiempo se detiene para regalarte un instante de absoluta paz emocional. Pocos discos tienen esa cualidad, cada cual tiene el/los suyos. Éste me llegó de refilón, de mano de uno de mis pocos amigos, como (casi todas) las grandes cosas de la vida, para provocarme una hecatombe de quietud tensa, de calma boba, sobra decir que con un gesto en la cara de absoluta imbecilidad. Es de esos discos que, una vez terminados, tienes que volver a escuchar para cerciorarte que no ha sido una ilusión fruto del cansancio, el hastí­o o el calor. Ya no vale decir aquello de disco-concepto, esos calificativos (lamentablemente absurdos) de perogrullo, realmente torpes. Esto es un discazo, y punto. Una amalgama en perfecto equilibrio de varios estilos. Partiendo de una base de música americana «básica» (joder, se trata de un ex-Byrds), se da unos garbeos estratosféricos por el gospel, el pop, la psicodelia, el rock clásico, e incluso me atreverí­a a decir el progresivo. Existen canciones que dejan un poso «especial», un deje tonto repetitivo y jodidamente encantador; estas dejan un lodo plúmbeo adherido a tus circunvoluciones cerebrales, difí­cil de rascar, ahí­ lo llevas para siempre

A ver quién tiene cojones.

PD: surgido al tirar del hilo de un comentario del Chamán…