Bonita camiseta de BustedTees.
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The Black Crowes: Amorica (1994)
Ayer, al desempolvar recuerdos latentes, tras unas horas de charla, en el tugurio de color y ruido suavones, con unas cuantas Heineken delante en la barra (tienes razón J, no es una buena cerveza, pero es que la ponen tan fría…) una cosa llevó a la otra, y de pronto sonó «Wiser time», nos retrotrajimos 9 años, al verano del 99, a aquél viaje, e indefectiblemente a este disco. Recuerdo perfectamente que fue entonces cuando lo escuché por primera vez, del tirón, y hubo que rebobinar la cinta entera para volverlo a escuchar (en la otra jodida cara creo que habitaba el insufrible Kravitz).
Muy posiblemente (cada vez estoy más convencido) aquélla época, los tiempos del cambio, fin de carrera, hicieran y hayan hecho a este disco más grande de lo que realmente es (fue), pero todavía al escuchar alguno de sus temas, porque es otro disco para escuchar de p a pa, siento ese tipo de emoción nostálgica que no tienen (curiosidades de la vida) los dos primeros discos del grupo, a todas luces mejores.
Le he tenido que cambiar la caja al CD al menos dos veces (también es uno de mis CDs más baqueteados), menos mal que ya con el iPod podemos, además de llevarnos nuestra música al infinito, conservar mejor los originales; qué asco de tecnología: antes tenías, estabas obligado, a cuidar tus discos favoritos para que te duraran más, dosificando incluso las escuchas (estoy hablando del vinilo), y al final incluso terminabas comprando otro ejemplar «de reserva». Y por cierto, la portada no tiene desperdicio, ella sola merecería un post, pero esa es otra historia.
Por cierto, ahora han reaparecido con disco nuevo, algunos hablan (hasta) muy bien de él, pero yo me sigo quedando con temas como «Cursed diamond», «Nonfiction», «Ballad in urgency», la comentada arriba o «Descending».
A vosotros.
Los relatos (no) son para el verano
Una sentencia como ésta, la afirmativa, tan categórica como absurda me hace revelarme y defender lo contrario, como reza el mismo título. Que la literatura rusa sea para el invierno o la novela negra para las vacaciones son otros ejemplos de una ridiculez similar. La literatura, tanto la buena (afortunadamente) como la mala y deleznable (también necesaria), no se atiene a estaciones ni a climas. La literatura (la manera de llegarnos un libro “ahí dentro†) depende única y exclusivamente del estado de ánimo de cada uno, y éste cambia a su puto antojo: alguien en plana época de trabajo y estrés puede estar perceptivo y contento, y en vacaciones estar absolutamente fulminado y desesperado. Y al revés. Y miles de caminos diferentes.
Yo, de hecho, me dispongo a tomarme unos días de asueto total y encuentro serias dificultades para elegir “el libro†: ¿un clásico? (Stevenson?, London?, Melville?, Faulkner?, Bellow?, Zweig?) ¿Un consagrado de las últimas decadas? (Philip Roth?, McCarthy?, Coetzee?, McEwan?, Sebald?, Bernhard?) ¿Un latinoamericano? (el gran Bolaño?, el sorprendente Mutis?, el triste Onetti?) ¿La siempre bienvenida literatura autóctona? (Vila-Matas?, Muñoz Molina?, Benet?, Baroja?). Entre alguno de estos debe estar, pero no termino de decidirme…
…y mientras pienso voy a comentar unos libros de relatos que me han sorprendido recientemente, tanto por la forma (no es un estilo que yo trabaje mucho) como por el fondo, de una profundidad increíble teniendo en cuenta la brevedad de algunos. Uno es de Dino Buzzati, “El Colombre† y otro de Rudyard Kipling, “Relatos†, a secas, ambos en Acantilado. Inmensos, sobre todo el segundo, impresionantes historias de esas que te piden, al terminarla, tirarte un rato dándole vueltas a la moyera para terminar murmurando “será hijoputa el cabrón…†
Los relatos no son para el verano. O ¿sí?
Ausencia habla. Escuchad el rumor como un runrún
Este es Peónidas. Mi amigo Peónidas Ausencia. El sociópata del desierto. Aquí le tenemos mirando el cielo con su chakra 7 abierto de par en par. Peónidas se retiró al desierto cuando comprobó la sed de mal que anidaba en sus tripas marrones. Habita, como digo, en el desierto, no importa ahora cuál. Vive toscamente aportando proteínas a su cuerpo mediante la ingesta de grillos y saltamontes y alguna que otra culebra torpe, sus necesidades de verdura se hallan cumplimentadas mediante la sustracción de tomates en invernaderos cercanos. Cubre su cuerpo con una tilma que teje con cactus desecados, una camiseta del carreful color cielo como se aprecia en la foto que acompaño y unos carsones levis del año 1989. No es eremita, sino sociópata consciente, y como tal se apartó de todos nosotros.
Me relata Peónidas cómo, a veces y hallándose presa de sufrimientos incontenibles, penetra las vulvaspulpas de las pencas y como éstas en ocasiones desgarran su miembro, fecundando la tierra con gruesas gotas de sangre. El suelo, amarillo y seco, se tiñe entonces y absorbe con voracidad el plasma hasta volver a su natural agostado. Este prodigio, lejos de admirarle, le sume en duelo y abatimiento, haciéndole prosternarse y orar, sabiéndose impuro. Es en esos momentos de quebranto del alma y Purificación cuando da en lo profundo de su jeta el Choque de los Protocolos del Ayuno Desperdigao. Estos son no otra cosa que una serie de expresiones o sentencias de maceración indeterminada y que vienen inoculadas en su toña por efecto directo del asentamiento de drogas varias consumidas en el pasado y psicodramas de época universitaria en el limo de su cerebro encharcado.
Los sintagmas, el verbo y la sustancia iluminan durante la oración como fogonazos el blanco de sus ojos, y su lengua, crujiente y seca por el Padre Sol, proclama entonces Los Protocolos del Ayuno Desperdigao.
Como sé de vuestra natural inquietud y confusión a estas alturas del relato por conocer los Protocolos os relaciono alguno a continuación, pero pocos, porque si no esto se acaba en el primer capítulo, que es éste. Ahí van:
- “Llaves, fruta y merienda, tres divanes donde recostar la tranquilidad de un burgués.†
- “Uvas con queso saben a beso, uvas con pan saben a beso de sacristán.†
- “Vuestros corazones son como fotocopiadoras locas que no saben qué reflejar pero van escupiendo a toda velocidad.†
En fin, un pirado con toa la cuerda dá, como podéis comprobar.
Me pide que os comunique el siguiente Protocolo para Agosto que debiera presidir todos vuestros actos durante el citado mes, y lo hago con gusto y agrado porque si no, me va a estar dando la brasa todo el verano y necesito disfrutar de mis llaves, mi fruta y mi merienda en paz con aquellas personas a las que quiero, que están hechos unas fotocopiadoras locas comiendo uvas con pan a to meter.
Este es el Protocolo del Ayuno Desperdigao revelado para Agosto:
“Caga duro y pee fuerte, y ríete de la Muerte†
¡Buen verano, bruticos!