Blind Melon | Soup (1995)

BLind Melon - SoupCambiando de época, que no de género obviamente (como dirí­a Dylan), nos metemos de lleno en uno de los grandes discos de los 90 (que no pasan de la docena: ahí­ queda éso, a picarse!)

El grupo de Shannon Hoon (una gran pérdida) ya comenzó con pie firme con su debut («BLIND MELON», 1992, magistral), con su música descansando sobre cánones conocidos (Led Zeppelin, ése inicio con «Galaxie»), con ramalazos en las raí­ces de sus «States» (Lynyrd Skynyrd, Grateful Dead…), pero con el sello inconfundible que los hará inolvidables, sus dos guitarras efectivas (increí­bles en «2 x 4» y en «Wilt»), su base rí­tmica clásica y la personalí­sima voz de Hoon (cómo transmite emociones tan variables el sioputa!) llevándonos por increí­bles temas, desde la sencillez («Skinned» y «Walk» maravillan), pasando por ambientes saturados («Toes across the floor»), cambios de ritmo («Dumptruck» apabulla, «St. Andrew’s fall» desconcierta), entreacto con voz telefónica incluí­da («Car seat») y temazos imperecederos como ése «Mouthful of cavities» (haven’t seen him smile in a little while…)

Alguien lo calificó como el disco más emocionante de los noventa; ahí­ queda dicho.

La vida es sueño

El Dr. J., saliente de guardia, decide acordarse de los sueños (gracias por este desahogo, querido J):

Corrí­a el año 1635, los impuestos dañaban el honor del españolito para mantener un famélico ejército en la fase francesa de la guerra de los Treinta Años, tras expulsar la mano de obra morisca nos quedamos con el barroquismo y la decadente hidalguí­a, Quijote en lucha fragante contra la realidad, y una Europa en crisis de valores asumí­a mal el racionalismo de Descartes (tres sueños eróticos seguidos le hacen preguntarse el misterio de la realidad, Porno-Internet??) mientras la realeza descubre impúdicamente el poder del Absolutismo. En estas estábamos cuando se escribe «La Vida es Sueño» y los sueños… Permitidme un leve pasaje de esta dramática obra de un Calderón estudioso y encaminado hacia la santidad (se ordenó sacerdote con el hábito Franciscano en 1652).

Segismundo (hijo del rey) está preso para que no se cumpla su maldita profecí­a, tiene un encuentro fortuito con la realidad y su cara más cruel, una bella mujer, Rosaura. A ella se dirige apasionado:

«Sólo por ver si puedo, harás que pierda a tu hermosura el miedo, que soy muy inclinado a vencer lo imposible. Hoy he arrojado de ese balcón a un hombre que decí­a que hacerse no podí­a; y así­, por ver si puedo, cosa es llana que arrojé tu honor por la ventana»

Amigo Calderón, a lo mejor los españolitos no hemos despertado todaví­a, el albedrí­o está desatado y el honor desperdiciado. El sueño nos revelará la vida, y la vida se revelerá al despertar. Que la vida es sueño y los sueños…

Free | Free (1969)

FreeDirectamente un soplo de ROCK puro y limpio, latiendo rí­tmicamente en las entrañas.

Para empezar, formación tipo cuarteto, clásica y directa: Paul Rodgers (la genuina voz del rock), Paul Kossoff (increí­ble guitarrista, tí­mido y soberbio; RIP, saludos), Andy Fraser y Simon Kirk (sección rí­tmica inolvidable). La repera. Quizás algunos prefieran su «debut album» (p.ej. Chamán, ein?), arrastrado y blusero; la crí­tica alaba su tercero (lleno de clásicos-alguien no ha oí­do «All right now»?- yo me quedo con «Mr.Big», posiblemente la mejor canción de Free), pero aquí­ resalto el segundo, éste self-titled album, el equilibrio perfecto entre los mencionados, una bofetada de rock hecho con mayúsculas, simple y melódico, sin artilugios , directo a las venas.

Para comenzar, nos conquistan con «I’ll be creepin'» y «Songs of yesterday» (ése maravilloso cambio de ritmo) para sumirnos en oní­ricas melodí­as… («Lying in the sunshine»), despertar en «Trouble on double time» (I’ve been a bad bad boy and I know I should be good, ja!) y deleitarnos con las guitarras acústicas y voces de «Mouthful of grass» (deliciosa). La cara B (joder, un homenaje al vinilo!!!) comienza en serio, «Woman» (comienzo antológico, 100% Free, y multicopiado durante décadas) y «Free me» (ésa guitarra de Mr. Kossoff aún emociona; Rodgers impecable; una balada para entrar en la eternidad). Lo que queda, «Broad daylight» y «Mourning sad morning» (ésa flauta aterciopelada), epí­logo de un disco redondo, MUY aconsejado, imperecedero. Y luego llegarí­a la herencia con Bad Company, pero ésto ya es otra historia…

Marina Tsvietí ieva

Vuelvo por mis fueros tras una semana de ausencia. Esta vez centrado en la figura de Marina Tsvietí ieva, el espí­ritu errante de la Rusia de principios del pasado siglo XX. El amor, la guerra, el exilio, la pobreza, la muerte (por cierto, se suicidó dos años después de su regreso a la extinta URSS, desolador paisaje estalinista de lo que pudo ser y nunca fue) y la poesí­a. Sólo la poesí­a redime esta realidad enferma, esta noche de oscuridad. Cuando atravieses la noche, no enciendas una luz, déjate cegar por la oscuridad, adéntrate en ella, dale oscuridad a la oscuridad, nada a la nada:

Una habitación en la que han apagado la luz, se queda a oscuras, pero la noche en la que entras cuando sales de la habitación, es la oscuridad misma: ella. No porque ella emane luz, sino que con ella no hace falta la luz. Con la noche, no hace falta luz.»

Marina Tsvietí ieva

Negar la realidad, ¿ese es el camino? Cuando Diógenes salió de su barril, era de dí­a, era el jodido mediodí­a, y salió con una linterna. Una linterna para buscar un hombre, ¿entiendes internista?