Tercer Experimento

tercer experimentoEl objeto de esta sección es la demolición reiterada de las barreras conceptuales entre objeto-sujeto, intelecto-fornicio, esnobismo- asociacionismo, ciencia-religión, trabajo-ocio, vida-vida. El método de trabajo elegido es el Arrevolainismo Extrapolativo; el resultado con buena aplicación será la suspensión del participante en la nada y la incertidumbre iluminativa.

TERCER EXPERIMENTO

-Variables: Democracia Economicista Especulativa, Emanuel Dimas de Melo Pimenta, Ocio del Neuromante, Raymond Scott.

-Excurso: recalificación para especulación, financiación de esas grandes empresas de “representación parlamentaria† -los partidos- de paso pelotazo de altas instancias oligárquicas empresariales y/o polí­ticas, precio estratosférico de vivienda, aumento de precariedad y tensión social, megápolis, progresión hacia la espuma individualista social y la necrosis; desde aquí­ os digo que la cosa se complica en la urbe; a la “derechona† se la suda bastante el sueño del cyborg, el sueño del neuromante , máquina ejecutora en simbiosis con pensamiento: cuidado amigo, nos sobrarí­a ocio, y, no: no se suele pensar ni vivir mientras se trabaja; Dimas de Melo Pimenta, compositor brasileño, profundiza en su ensayo “El futuro de la música del futuro† sobre la crisis y el colapso urbanita; revolución, alineación, derecha e izquierda, son categorí­as polares, materiales, utilitarias, que implican un tiempo lineal; qué nostalgia del medioevo: sociedades rurales en relación con el pulso cí­clico de la vida; me gustarí­a que el lector esclarezca la falacia del progreso y la “revolución†¿es casual que en la edad media no tengan sentido los derechos de autor, el lenguaje escrito y el temor al futuro? No, no lo es; El misticismo escolástico dio paso al nominalismo, la idea cí­clica del individuo en el mundo, a la lineal del individuo en contra del mundo; la foto urbanita de hoy: una cultura del ocio escapista financiada por el sometedor de siempre, espectáculo aterrador; pero en las ciudades también tenemos música… el micro-trance naif de la música urbanita. La práctica totalidad de la música grabada es urbanita; el artista urbanita, decente o no, es siempre un nostálgico escolástico medieval, a ostias con la idea lineal burguesa de tiempo, el angelico., valdelomar de purullena. Los listillos sabemos que en la inducción al microtrance urbanita Raymond Scott es lo más grande; primero con el atómico freak-jazz de los dibujos de la Warner, luego con la filosofí­a cyborg aplicada a las cuñas publicitarias del proyecto Manhattan, y al final con la bestial genialidad de “Sootin sounds for baby†, triple álbum de música para la inducción al trance de bebés (1-12 meses); a parte de documento fundacional ambient (luego expoliado por el Eno de los cohones), es una exhibición de nano- trance urbanita, y entrañable humor cyborg- pediátrico; 2 de la mañana, Madrid, España, vengo de ver a Alvin Lucier , creador de la música producida estereotáxicamente por ondas cerebrales; el sentido inverso de la misma dirección; what the hell!, me digo; buenas noches…

-Conclusión: cucha la polla el madriles, eh menesté que eches fuerza y agarreh el amocafre, ioputa.

Enlaces relacionados »

    [Asociaciones contra la especulación urbaní­stica ]
    [Resonancias – Reseñas de Discos y Publicaciones]
    [Diccionario del Ciberespacio]
    [Intuitive Music – Top Electronic Albums de los 60s]
     

Mientras Agonizo

La crueldad del tiempo, la sinceridad de la muerte, la jodida invariabilidad de lo finito. Cuando uno aprende a vivir, a amar con todo lo que tiene, a comprender algo el porqué de las cosas, el silencio del dolor… es hora de preparase para estar muerto por una larga temporada. Vivir es andar envuelto en nubes de espanto. Quizá la soledad sea tu mejor compañera en estos trances, o quizá quieras estar rodeado de la gente que te quiere y te ama… aunque amar y querer no sea siempre lo mismo. Quizá no quieras ni pensar. Quizá tampoco quieras saber qué piensan los demás. Lo cierto es que a orillas de Estigia espera un barquero que aguarda su propina de monedas de plata.

En Mientras Agonizo, Faulkner relata la odisea de la familia Bundren. A través de diálogos interiores nos introduce en las mentes de esta familia, que construye un ataúd para llevar el cuerpo de su moribunda madre (Addie) desde su casa en las montañas hasta las tierras bajas donde estuvo su cuna. Darl lo relata todo con la claridad de una mente despierta. Cash construye en silencio el ataúd a golpes de azuela con la mirada de conformidad de su madre a través de la ventana. Dewey soporta en sus entrañas los frutos del pecado. Vernom confunde en sus tormentas imaginarias (los cero y el sd. de Down) los árboles con pájaros calurosos… y el marido sólo piensa en encontrar a otra mujer y renovar su dentadura. Así­ transcurre la agoní­a de Addie… orgullosa de reunir a su familia en un viaje tétrico a los confines de los muertos con la contundencia de un martillo sobre una madera de pino.

Así­ es Faulkner, nacido y criado en el Mississippi, educado en los estragos de la guerra de secesión, Aviador militar pero no soldado, pintor, carpintero, contrabandista de ron. Le dieron el Nobel en 1962, en su propia agoní­a, quizá para darle consistencia a la literatura americana más academicista. Faulkner usa aquí­ la crudeza de unas mentes de campo para enfrentarnos a la realidad incuestionable de la vida, donde cada uno tiene su propio diálogo, sus propias preocupaciones, sus propias conclusiones, su propia actitud… sus respuestas imperfectas… y eso lo hace grande. La agoní­a es una toma de consciencia de la desilusión, y la desilusión es aprender a ver las cosas como son y no como nos gustarí­a que fueran.

¡Qué buen carpintero es Cash!, mantiene los dos tableros sobre el banco, ajustando sus bordes para que formen una cuarta parte de la caja. Se arrodilla, enfila con la mirada la superficie de los tableros, los deja luego, y vuelve a empuñar la azuela. Buen carpintero. Addie Burden no podrí­a desear uno mejor, ni una caja mejor en que descansar. Una caja así­ le dará confianza y comodidad. Sigo hasta la casa acompañado por el chac, chac, chac de la azuela.»

«Mientras agonizo»W. Faulkner

Agonizar es reconocer la finitud del tiempo. Amar es a veces una forma de aprender a perder. Cuando el amor agoniza debemos iniciar el viaje de descenso a la provincia de los muertos. He conocido a algunos que creen haber vuelto.

Siempre vuestro, Dr. J.

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    [William Faulkner | Wikipedia]
    [Premios Nobel de Literatura | Wikipedia]
    [Pequeño cuestionario sobre Faulkner| Respuestas]

    [Technorati tag | ]
    [Flickr tag | Faulkner]
     

Cambiar el aspecto del Flickr badge

He cambiado el aspecto del Flickr badge de la barra lateral (mirar sección fotos en la barra lateral) y le he dado un aspecto de polaroid o al menos eso es lo que he intentado.

La verdad es que es muy sencillo -lo he hecho yo que no tengo ni idea-. Consiste simplemente en elegir en flickr un badge sin formato (No styling) y darle el formato en la hoja de estilos (css). Yo lo tengo tení­a así­:

.flickrimg {
background-color: #f1f1f1;
border: 1px solid #ddd;
padding: 4px 4px 15px 4px;
margin: 5px;
}

.flickrimg:hover {
border: 1px solid #bbb;
}

Ahora he puesto una imagen como fondo (background), un degradado, pero la verdad es que se obtiene prácticamente el mismo resultado.

Lo pongo por si le sirve a alguien.

Eric Burdon & War | The Black-Man’s Burdon (1970)

The Black-Man's BurdonDejémonos de polladas, discusiones, arrevolainismos y vicisitudes politicoerotikososiales (sic).

Algo serio. Sólido. Enloquecedor. Marcha salida del corazón de una tribu de negros al ritmo que les marca la intuición más primigenia, sudando en sesiones interminables sacando un sonido único: música sexual (aparte de algún disco de M. Gaye o Mr. Brown, of cors) para tardes de verano… fusión de rhythm and blues, jazz y funk.

Sección rí­tmica a cargo de congas, percusiones varias y baterí­a (Dee Allen y Harold Brown), bajo persistente marihuanero (B.B. Dickerson), guitarras discretas (punto negativo, señores), sección de viento más que notable con saxos, flautas (Charles Miller) y la inconfundible-irrepetible armónica de Lee Oskar junto con los inevitables teclados (Lonnie Jordan) constituí­an el grupo WAR; pero nada hubiera sido lo mismo sin la colaboración de Eric Burdon, una voz negra en un cuerpo blanco, maltratada (educada) y mucho por excesos varios, tras su etapa inconmensurable con The Animals (siempre nos quedará «The House of the rising sun» y tantas otras). Y la unión no pudo ser más fructí­fera: dos discos de lujo (éste, doble por cierto, y el «ERIC BURDON DECLARES WAR») prácticamente en un año; ahí­ es nada.

El disco comienza, así­ de pronto, con un medley-review del clásico de los Rolling «Paint it black», casi un cuarto de hora frenético para coger el tono; sigue con un caliente «Spirit» y un caótico «Beautiful new born child» para entrar en terreno tranqui, empezando y acabándolo una versión de «Nights in white satin», y en medio tres cortes para lucimiento del personal (Lee Oskar, en concreto, disfruta, y se nota, así­ como la sección rí­tmica). Para el disco 2 ‘nos dejan’ un blues arrastrado de 10 minutos («Sun/Moon»), con un órgano antológico, siguiendo con la marchosa «Pretty colors», la sensual «Gun» y la frenética «Jimbo». Un poquito de boggie para comenzar la última parte del disco («Bare back ride»), una maravilla con carne de single («Home cooking»), similar al superclásico del grupo «Spill the wine» (del disco anterior) y terminamos con un epí­logo al estilo balada in crescendo, aceptable, pero floja comparada con la magnitud del disco (y con «You can’t always get what you want» y «Hey Jude», a las que intenta-¡?- emular).

Si en éste trabajo estuvieran temas del anterior, como «Tobacco road», la mencionada «Spill wine» o «Blues for Memphis Slim», estarí­amos ante uno de los grandes discos de la historia (o lo estamos ya?); juzguen, juzguen…

Enlaces relacionados »

    [Eric Burdon | Official Homepage]
    [War]
    [Eric Burdon | allmusic.com]
    [Eric Burdon & The Animals]
    [The Eric Burdon Online Webring]