Bruce Springteen | Born to Run (1975)

Burn to RunTení­a que volver a los orí­genes, era un acto previsto (y esperado) que estaba aguardando la ocasión propicia; y tras los acontecimientos de los últimos dí­as junto con el largo periplo transoceánico que se me avecina, creo ha llegado el momento. Y me refiero a los orí­genes solamente por algo personal; mis raí­ces en esto del rock tienen su germen en éste disco (aparte del sonido nacional de mi adolescencia…). Corrí­an los primeros meses de mi estancia en ésta ciudad (tuve otras ciudades, otros inicios, otras compañí­as, aparcadas cruelmente por el olvido…) cuando cayó en mis manos, en uno de mis sitios predilectos para la evasión, naciendo mi devoción por el Boss hasta el dí­a de hoy.

Disco emblemático por todos lados; para empezar, año redondo (bueno para nacer, bueno para la libertad…); con él llegó Bruce al reconocimiento absoluto; previamente dos trabajos notables, innumerables canciones grabadas (afortunadamente recogidas años después por la caja «Tracks») y varios cambios en los miembros del grupo hasta dar con la formación que le acompañará en sus grandes momentos, la E STREET BAND, llegando al sonido que marcará gran parte de su carrera.

Podrí­a nombrar la canción de inicio, «Thunder road», y acabar tan tranquilo; joya increí­ble de amores imposibles y sueños rotos. Pero es que luego tenemos «Tenth avenue freeze-out» y «Night» (grandiosa, hoy es la banda sonora de cierto programa de gran audiencia…); «Backstreets» nunca dejará indiferente porque todos nos podemos ver reflejados en su historia. «Born to run» es un himno, tan fresco y vigente hoy como hace 30 años; «She’s the one» tiene garra y fuerza, todo lo contrario que «Meeting across the river» (preparando el terreno?), la baladita tierna del disco. Y para terminar, oh, «Jungleland», una de las canciones que más he escuchado en mi vida, completa, bestial, casi diez minutos para hablar de la misma vida con un acompañamiento musical que nos lleva a momentos que ponen los pelos como escarpias, posiblemente por la capacidad de evocarnos momentos de nuestra propia vida poniéndoles ésta banda sonora.

Luego vendrí­an los años de gloria, con «The river», «Born in the USA» y el grandilocuente triple CD en directo; los baches («Human» y «Lucky») tras el flojo «Tunnel» , el resurgimiento con «The ghost of Tom Joad» y sobre todo «The rising» (de nuevo con la E street band!), y el recogimiento actual con «Devils».

Que cada cual opine, pero que no me quiten el placer de escuchar por enésima vez el «Born to run», que es precisamente lo que he hecho mientras escribí­a éstas lí­neas…

Hasta la vuelta.

Black Sabbath | Vol.4 (1972)

Black Sabbath | Vol.4 (1972)Punto y aparte. Dejemos paso a los Sabbath. Algo serio. Y menudo disco.

Aquí­ podrí­a (y deberí­a) abrirse un debate sobre la carrera del grupo y sobre cual puede ser su mejor disco, aunque quizás lo más sabio serí­a admitir sus 6 primeros trabajos y punto, a las bravas (yo soy de ésa opinión); aunque si para algo estamos aquí­ es para compartir impresiones, y si hay que picarse, uno se pica, defendiendo (o imponiendo?) sus razones.

Y hablando de opiniones, la mí­a es que éste es mi mejor disco de los Sabbath. Dirí­a más y recalcarí­a la diferencia entre los tres primeros trabajos (BLACK SABBATH, PARANOID y MASTER OF REALITY), todos cojonudos e impresionantes (especialmente el 2º, me toca la fibra sensible), y los 4º-5º-6º (el que traigo aquí­ y los siguientes: SABBATH BLOODY SABBATH y SABOTAGE), que me parecen la cima de su estilo, la consagración de su sonido en temas impresionantes, quizá no tan puristas como en los inicios, pero sí­ más redondos, y con más mala leche.

Y el disco abre con «Wheels of confusion», largo minutaje para continuos cambios de ritmo iniciados con acordes de blues para llevarnos a donde les sale de la punta’el… Continuamos con «Tomorrows dream», una de mis canciones favoritas del grupo, con un riff aplastante (sencillo y sólido; sembrado), todo un clásico. «Changes» nos sumerge en las cualidades vocales de Ozzy (im-presionante) con teclados ansiolí­ticos. «FX», o la amalgama de sonidos salida de la mente de un mono (tupido velo; la psicodelia pasa factura…), para desembocar en la desenfrenada «Supernaut». «Snowblind» abre la segunda cara al estilo clásico de la banda, si bien «Cornucopia» parece salida del mismo averno, ritmo tenebroso inicial y desenfreno posterior. «Laguna sunrise» es una auténtica delicia acústica, oasis previo a la rí­tmica «St. Vitus dance» (otro riff que tira pa trás, carne de single) y a la saturada, otro ritmo tenebroso, «Under the sun», broche de oro al disco (la parte final huele a himno), redondo.

En fin, el cuarteto de Birmingham sabí­a lo que se hací­a (al menos hasta el 75), crearon estilo, han tenido seguidores-imitadores sin éxito: eran únicos, geniales.

Ozzy Osbourne (la voz), Tony Iommi (la guitarra), Terry Butler (el bajo), Bill Ward (la baterí­a): GRACIAS

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    [Black Sabbath Online | Joe Siegler’s Black Sabbath Fan Site]
    [Iommi.com :: Tony Iommi]
    [Black Sabbath | allmusic.com]
    [Tributo a Black Sabbath en español]
    [Official Ozzy Osbourne Fanclub]
    [black-sabbath.de]
    [Black Sabbath Live Project: Archivos de audio]

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Atomic Rooster | Death Walks Behind You (1970)

Atomic roosterTras una omisión, silencio prudencial para darle coba a Don Neil Young (es sólo un adelanto…), vuelvo con las baterí­as cargadas con algo duro; un poco de mala leche para regresar a las islas, despertar de los sonidos del nuevo mundo para regresar al viejo continente, con sus excesos y sus maní­as…

Y aquí­ tenemos a éstos chicos, Vincent Crane como cabecilla compositora (teclados y voces), John Cann (guitarras y voz solista) y Paul Hammond (baterí­a y percusión, relevo de Carl Palmer), para acercarnos un sonido denso, machacón, duro, acompasado, sin florituras; vamos, un compendio de baladillas para pijos (perdón por lo primero; a los segundos les pueden ir dando). Abriendo el disco el tema que le da nombre, directo, rí­tmico y repetitivo. El segundo tema, «Vug», es un ejemplo de virtuosismo (musical) de lo que puede hacer el grupo. «Tomorrow night» se acerca a ritmos estilo Sabbath con un aire a los Mountain, aunque evidentemente con sus limitaciones… «7 streets» abre con el órgano un tema grandioso que crece con elegancia en un estilo más progresivo. «Sleeping for years» y «I can’t take no more» tienen su mala leche (buen riff el del primero!!) para dejar paso al único resquicio para la tranquilidad de todo el disco, «Nobody else», remanso de paz acelerado, eso sí­, para terminar con la locura «Gershatzer», tema musical compuesto para lucimiento de sendos solos de Crane y Hammond, órgano y baterí­a, respectivamente.

En fin, un poco de rock clásico para las huestes que siguen ésta sección. Posiblemente sigamos por ésta senda algunos discos más, ‘pequeño’ homenaje a los británicos más cañeros. En fin, que sus aproveche.

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    [Atomic Rooster | Página oficial]
    [Atomic Rooster | allmusic.com]
    [Vincent Crane’s Atomic Rooster]
     

Tito Neil (Parte I) | «Southern Man»

Neil YoungO lo que es lo mismo, Neil Percievel Young (12.11.45, Toronto, Ontario, Canadá), ‘Tito Neil’ para aquellos que conocen (y digo conocen) su obra. Uno de los grandes artistas del siglo pasado, sin apelativos, creador de estilos atemporales, portavoz ‘apartado’, y menos mal, del hippismo persistente californiano (entró, aportó lo suyo y se largó con viento fresco), cargado de mil sonidos que le salí­an de las entrañas, marcado por tragedias, de personalidad frágil, tocando notas que denotaban catarsis emocional, haciéndonos partí­cipes de sus mundos y de su música…

Comenzando en su Canadá natal de forma errática, como tantos otros, ya sea en solitario (en plan folk singer) o con grupillos de poca monta (The Squires, Minah Birds), termina por darse el salto a los USA (L.A., of course), se encuentra a un antiguo conocido (Stephen Stills) y fundan BUFFALO SPRINGFIELD en 1966, a los que aporta grandes temas, como «Mr. Soul», «Broken arrow» o «I’m a child», además de malos rollos entre los miembros del grupo (exceso de ego?), terminando por irse en solitario grabando su primer LP (NEIL YOUNG, 1969); trabajo tranquilo donde tienen cabida hermosas piezas country (el primer tema, musical, es delicioso: «The emperor of Wyoming»), algún trabajo orquestal («String quartet from whisky boot hill»), Everybody this is nowhereasí­ como ramalazos del rock que vendrí­a después («The loner»), junto con grandes baladas («The old laughing lady» pone los pelos como escarpias) y un largo tema acústico para terminar («Last trip to Tulsa»). Por ésa época se topa con un grupo llamado The Rockets, formado por tres tipos (Danny Whitten a la guitarra, Billy Talbot al bajo y Ralph Molina a la baterí­a) con los que comienza a tocar y salta la chispa, el momento, el entendimiento, y el grupo cuaja solo, denominándolos CRAZY HORSE, iniciándose con la grabación del 2º LP de Neil Young (grabado en dos semanas, 4 meses después de haber sacado el 1º) una carrera que llega hasta nuestros dí­as. El disco era «EVERYBODY KNOWS THIS IS NOWHERE», 1969, y aquí­ las cosas cambiaron, nada más hay que pinchar el primer tema («Cinnamon girl») para darse cuenta de que ya nada volverí­a a ser lo mismo, ahí­ habí­a rock con quilates, ahí­ habí­a un grupo; los dos temas largos de 10 minutos After the gold rush(«Down by the river»-duelo de guitarras Young/Whitten antológico- y «Cowgirl in the sand») así­ lo confirman siendo el resto el acompañamiento perfecto, incluido un réquiem por los Rockets («Running dry») dejando claro que habí­a Caballo loco para largo. Luego llegarí­a 1970 con dos grandes momentos: su colaboración con Crosby, Stills & Nash en el LP «DÉJÀ VU» (y para la posteridad su tema «Helpless») y en agosto el lanzamiento de su tercer LP oficial, «AFTER THE GOLD RUSH», donde tocaban los Crazy Horse junto con Greg Reeves, Steve Stills y Nils Lofgren (y una aportación de Jack Nitzsche); hay de todo: baladas sociales («Tell me why», «Alter the gold rush»), baladas únicas («Oh, lonesome me», «Don´t let it bring you down», una de las mejores canciones de Young), rock tremendo («Southern man») y el éxito «Only love can break your heart». Una continuación de ésta colaboración con CSN vendrí­a el año siguiente con el doble LP en directo «4 WAY STREET», con interpretaciones geniales de sus grandes temas, en acústico la primera parte y eléctrica la segunda, bestial y aconsejable.

Harvest1972, año clave por varios motivos en la carrera de Neil Young; el alegre es la salida de su LP «HARVEST», una auténtica delicia que no se puede dejar de escuchar y tararear; en ésta ocasión el acompañamiento a cargo de los Stray Gators (en dos temas la Orquesta Sinfónica de Londres -habéis leí­do bien- y el final con CSN); «Heart of gold» y «Old man» fueron éxitos de ventas, pero canciones como «Out on the weekend», «Harvest», «Alabama» y «Words» siempre irán en mi corazón, junto con «The needle and the damage done», dos minutos acústicos inolvidables, por su sencillez, su mensaje duro y su mal fario, teniendo en cuenta que a los pocos meses (18.11.72) la palma de sobredosis Danny Whitten, terminando con una época y dando paso a otra dimensión en la música de Neil Young y los Crazy, con rienda suelta a la desesperación creativa de sus siguientes trabajos, pero eso se merece otro rato que espero no se haga de rogar…

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    [Tito Neil (Parte II) | “Danger Bird†]
     

091 | Tormentas Imaginarias (1993)

091O lo que es lo mismo, las Panteras Rosas (también el Ruido), la Jarapa y birra, por litros, momentos estelares de una adolescencia en su punto álgido encontrándose con su música; efectivamente, cada adolescente ha tenido su música (algunos Pearl Jam, Red Hot Chilinosequé y unos tales Nirvana, otros Massive Attack o Chemical Brothers y otros que no tienen ni putaideadeloquequieren), nosotros tení­amos a los Cero, al Loco, a los Doors y al Boss, iniciando pinitos con Young o Dylan o los Crimson (de éstos éramos más bien pocos), y los compartí­amos en la calle, con nuestros éxitos y fracasos.

Poner o destacar un disco de los 091 es tarea tan difí­cil como inútil, y supongo que cada cual seguirá el método infalible de la nostalgia, el disco que más le huela a calle, a cerveza, a amigos, a conversaciones que terminaban por la disartria inevitable…»y todo comienza a girar».

Precisamente es lo que me trae éste conjunto de canciones, a otro le pasará igual con «12 CANCIONES SIN PIEDAD» o «DEBAJO DE LAS PIEDRAS» o «MíS DE 100 LOBOS» (obviemos similitudes con cierto garito nocturno…); incluso hubo alguien que me pidió que le grabara «EL ÚLTIMO CONCIERTO» hace poco (ahí­ vienen sus canciones más chulas, no?; tienecojoneslacosa, en fin, uno cede, todo sea por los «0»).

Rock sincero, directo, y granaí­no (ahí­ queda eso)

Hoy te vi cuando silbabas una canción de Charlie Parker
y he comprendido que no hay nada que pueda hacer
para impresionarte»