Uno de los grandes discos pop de la historia. Y punto. Seguimos…
Liderados por el genio irresistible de Ray Davies, The Kinks ha creado escuela en subgéneros y estilos tan diversos como el r&b blanco, el hard rock, el glam, el punk… con discos irrepetibles como el «Face to Face» (1966) o el «Arthur (Or the Decline and Fall of the British Empire)» (1969) y el «Lola vs. the Powerman & the Money-Go-Round, Part One» (1970; tiene cojones, no hubo 2ª parte); sin embargo, me quedo con éste por nostalgia personal, por calidad en general y porque Sí.
Engañosa portada que lo sitúa equívocamente en la fórmula tan de moda en aquella época de consumo de sustancias alucinógenas; disco menos duro que sus predecesores y más pulido en la producción. Repaso de estilos en toda regla: no temen recurrir a la bossa nova (sensual clima en «No return»), al music-hall de los años 20 en «End of the season» o las canciones de taberna (sorna en «Harry rag»). El hermano a la sombra, Dave Davies, se luce en una memorable canción («Death of a clown»). «David Watts» al más puro estilo mod; «Tin soldier man», con una sección de viento digna de una bigband; «Lazy old sun», tórrida postal de verano, ojo a las guitarras en «Love me till the sun shines»… y lo mejor para las dos joyas del disco, 100% savoir-faire Kinks, cinismo inglés de lo más chic: «Afternoon tea» y «Waterloo sunset», dos de las mejores exposiciones beat de los 60.
Escuchándolos algunos podrán responder a la vieja (estúpida) pregunta de los años 60: ¿The Beatles o The Rolling Stones?: The Kinks, por supuesto