The Band | Rock of Ages (1972)

The BandLo reconozco, es algo personal… dejando éste punto claro, lo demás es historia, y música, y canciones irrepetibles. Segundo, es un disco en directo; y creo que, para hablar de THE BAND, quintaesencia de los grupos de carretera (antes de sacar su primer LP llevaban más de 6 años tocando, robando comida en supermercados y durmiendo en su furgoneta), hay que hacerlo de ésta manera (al igual que los ABB).

El quinteto canadiense formado en Ontario (sin olvidar al tejano Levon Helm, increí­ble baterí­a & vocalista) , apadrinados por Ronnie Hawkins, estaba formado por Jaime Robbie Robertson (guitarra & vocalista), Rick Danko (bajo & vocalista), Richard Manuel (piano, órgano & vocalista) y el gran Garth Hudson (multiinstrumentista de vientos y teclados- éste era el «callado»). No es broma, en éste grupo varios eran los vocalistas principales, cada uno con su estilo… Helm profundo, Danko sentido, Manuel borrachí­n melancólico
sobre su piano, Robertson con sus notas de guitarra camuflada, al servicio del conjunto.

Para llegar al disco que hoy tenemos en las manos hay que pasar irremediablemente por sus 3 primeros LP: MUSIC FROM BIG PINK (68), THE BAND (69) y STAGE FRIGHT (70); todos ellos redondos, muy aconsejados, cargados de irrepetibles canciones; cómo olvidarse de «Caledonia mission», «The weight», «Chest fever», «This wheel’s on fire», «Across the great divide», «The night they drove Old Dixie Down», «Up on Cripple Creek», «King Harvest», «The shape I’m in», «Stage fright» o «The rumor», amalgama de sonidos y letras
sacados desde lo más profundo del ser humano. Precisamente por éso comento hoy un directo, es imposible dejar fuera alguna de las canciones nombradas (y las que quedan…). Y más recomendable aún es la edición remasterizada, con 45′ adicionales (10 canciones, 4 de ellas con Mr. Robert Zimmerman, quien quiera entender que entienda). Y, tras el largo viaje, llegarí­a «The last Waltz», cerrojazo impresionante (éso es una retirada y lo demás son pollas: la caja de 4 CD y la pelí­cula de Scorsese lo refrendan) a una carrera completa, inolvidable.

Lo dije, era algo personal, pero LA BANDA es LA BANDA.

The Mothers of Invention | Freak Out! (1966)

Freak Ou!O lo que es lo mismo, Frank Zappa, el trovador lunático más trastornado del rock, el heredero inevitable del exceso californiano, inspirador, años después, de iluminados psicodélicos (Syd Barrett, Paul Kantner…)

Disco perfecto para acompañarnos éstas navidades, llenando los ambientes familiares, villancicos para la ocasión (los chillidos de Kim Fowley en «Help, I’m a Rock» son muy propicios), el regalo perfecto para aquellos que aseguran «a mí­ megusta mucho la música…»

Teniendo un amplio abanico entre todo el repertorio de FZ, he elegido éste porque, sencillamente fue el primero, para él y para mi, el inicio de nuestra estrecha relación, y duradera, y fiel. Posiblemente escuche más «ABSOLUTELY FREE», «HOT RATS» o «APOSTROPHE'» o incluso «OVER-NITE SENSATION», «ROXY & ELSEWHERE» y «SHEIK YERBOUTI» (y hasta puede que sean mejores, en valoraciones a su descomunal obra, no me meto, para éso están los pretenciosos llamados músicos), qué decir de «THE GRAND WAZOO», en fin,
y los que quedan por nombrar.

Inabarcable, increí­ble, excesivo y cí­nico, Mr. Zappa y sus madres de la invención (en éste disco Ray Collins, Jim Black, Roy Estrada y Elliott Ingber; cambiarán frecuentemente…) nos llevan por un viaje inolvidable (por cierto, la 2ª parte- el 2º vinilo- no apto para puristas). Que aproveche.

En un estilo del estilo, muy recomendable «SAFE AS MILK» de Captain Beefheart & His Magic Band (lo siento por los amantes del «Trout mask Replica»- escrotolito, Chaman…)

Y lo dicho, felices fiestas o lo que sea…

Spirit | Twelve Dreams of Dr. Sardonicus (1970)

Spirit - Twelve Dreams of Dr. SardonicusAhora sí­, desde luego; no admito discusión, ni matices, ni mariconadas.

Grupo injustamente situado en la 2ª división de la psicodelia californiana, comandados por Ed Cassidy (baterí­a curtido en el jazz) y su ahijado Randy California (experto en mantener notas interminables con su guitarra) junto
con Jay Ferguson, John Locke y Mark Andes. Disco descubierto tardí­amente en mi escaso periplo musical, casi de casualidad, prácticamente un tropiezo… con Pepí­n.

Desde que empieza a sonar ya sabes que te encuentras en terreno desconocido, muy familiar eso sí­ (al fin y al cabo estamos en los 70), pero apabullante en matices, lleno de sonidos envolventes, compacto (prácticamente no te deja cortarlo de principio a fin) y con un poder adictivo evidente (pocos discos los he escuchado más de una vez el primer dí­a de tenerlo, y éste se llevó tres sesiones). Absurdo destacar una canción sobre las demás: un dí­a eliges «Prelude-Nothin’ to hide» (inicio meloso pasando a guitarras desbocadas en 3 minutos), otro será «Nature’s way» (simplemente emocionante) o «Animal Zoo» (un motor a ralentí­ nos mete en una melodí­a sencilla hasta que Cassidy pone las cosas en su sitio) o «Mr.Skin» (precedida del maravilloso interludio «Why can´t I be free»; impagables), «When I touch you» (la mejor del disco), «Street worm»

En fin, 12 sueños de música hecha por cinco músicos que sabí­an lo que hací­an (y, ojo, producido por David Briggs, recomendado por un tal Neil Young, próximo protagonista de ésta sección); un disco redondo, casi perfecto (al igual que la otra joya del grupo: «The Family That Plays Together» – 1968), indispensable, envidiables, irrepetibles.

Blind Melon | Soup (1995)

BLind Melon - SoupCambiando de época, que no de género obviamente (como dirí­a Dylan), nos metemos de lleno en uno de los grandes discos de los 90 (que no pasan de la docena: ahí­ queda éso, a picarse!)

El grupo de Shannon Hoon (una gran pérdida) ya comenzó con pie firme con su debut («BLIND MELON», 1992, magistral), con su música descansando sobre cánones conocidos (Led Zeppelin, ése inicio con «Galaxie»), con ramalazos en las raí­ces de sus «States» (Lynyrd Skynyrd, Grateful Dead…), pero con el sello inconfundible que los hará inolvidables, sus dos guitarras efectivas (increí­bles en «2 x 4» y en «Wilt»), su base rí­tmica clásica y la personalí­sima voz de Hoon (cómo transmite emociones tan variables el sioputa!) llevándonos por increí­bles temas, desde la sencillez («Skinned» y «Walk» maravillan), pasando por ambientes saturados («Toes across the floor»), cambios de ritmo («Dumptruck» apabulla, «St. Andrew’s fall» desconcierta), entreacto con voz telefónica incluí­da («Car seat») y temazos imperecederos como ése «Mouthful of cavities» (haven’t seen him smile in a little while…)

Alguien lo calificó como el disco más emocionante de los noventa; ahí­ queda dicho.

Free | Free (1969)

FreeDirectamente un soplo de ROCK puro y limpio, latiendo rí­tmicamente en las entrañas.

Para empezar, formación tipo cuarteto, clásica y directa: Paul Rodgers (la genuina voz del rock), Paul Kossoff (increí­ble guitarrista, tí­mido y soberbio; RIP, saludos), Andy Fraser y Simon Kirk (sección rí­tmica inolvidable). La repera. Quizás algunos prefieran su «debut album» (p.ej. Chamán, ein?), arrastrado y blusero; la crí­tica alaba su tercero (lleno de clásicos-alguien no ha oí­do «All right now»?- yo me quedo con «Mr.Big», posiblemente la mejor canción de Free), pero aquí­ resalto el segundo, éste self-titled album, el equilibrio perfecto entre los mencionados, una bofetada de rock hecho con mayúsculas, simple y melódico, sin artilugios , directo a las venas.

Para comenzar, nos conquistan con «I’ll be creepin'» y «Songs of yesterday» (ése maravilloso cambio de ritmo) para sumirnos en oní­ricas melodí­as… («Lying in the sunshine»), despertar en «Trouble on double time» (I’ve been a bad bad boy and I know I should be good, ja!) y deleitarnos con las guitarras acústicas y voces de «Mouthful of grass» (deliciosa). La cara B (joder, un homenaje al vinilo!!!) comienza en serio, «Woman» (comienzo antológico, 100% Free, y multicopiado durante décadas) y «Free me» (ésa guitarra de Mr. Kossoff aún emociona; Rodgers impecable; una balada para entrar en la eternidad). Lo que queda, «Broad daylight» y «Mourning sad morning» (ésa flauta aterciopelada), epí­logo de un disco redondo, MUY aconsejado, imperecedero. Y luego llegarí­a la herencia con Bad Company, pero ésto ya es otra historia…