Y llegó el glam, maquillado de rock (o a la inversa). Y Marc Bolan, felino y ambiguo, denominado creador del género (dudoso mérito, aunque probablemente merecido) único miembro fijo del grupo, compositor de todas las canciones, de vuelta de su etapa de trovador lunático acústico (junto al loco Steve Peregrin Took), coge a Micky Finn (fondo percusivo múltiple), se convierte en devoto de la guitarra eléctrica (sin olvidar su faceta mística como letrista) y se convierte en el centro del glam, iluminando su música con reflejos de purpurina.
Y aquí está éste LP, cargado de momentos inolvidables, con guitarras ásperas y secas marcando ritmos sensuales pasando desde el rock clásico setentero («Jeepster», magnífico bajo; «Get it on», inevitable y predecible clásico; «The motivator» y «Rip off», final inquietante) a baladas irresistibles («Cosmic Dancer», envidiable; «Monolith», mítica; «Girl», sencilla y bella) sin olvidar piezas genuinamente made in Bolan («Mambo sun», arranque del disco, premonitorio; «Planet Queen», oscura; «Life’s a gas», de lo mejor del disco, serenidad convulsa, brevedad inspirada), ni los orígenes bluseros («Lean Woman Blues»); es uno de los discos que ‘se te queda corto’, termina dejándote con ganas de seguir escuchando los sonidos galácticos y los aullidos temblorosos de Mr Bolan.
Luego vendría «The Slider» (1972), más complejo, denso y conseguido que éste, menos rudo (con auténticas piezas atemporales: «Rock on», «The Slider», » Telegram Sam», «Ballrooms of Mars», «Main man» pueden demostrarlo, y mucho) y más famoso; y «Tanx» (1973), muy poco conocido pero muy bueno. Pero me quedo con éste por su espontaneidad y sencillez, más directo a las entrañas, menos currado en el estudio, más de escenario y de juergas…
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Ya sea porque pusieron la banda sonora a mis primeros escarceos nocturnos (a parte del Loco), o porque me acompañaron en aquella convalecencia dolorosa; quizás me traen vientos de mi antiguo barrio (tierras pacenses aquellas) o efluvios de terco enamorado o ratos como aquel viaje onubense. El caso es que Radio Futura siempre tendrá un hueco en mi discoteca ‘numerosamente extranjera’.
Quizá sea deformación (no profesional, es evidente) o fijación o el hecho de que mi primer contacto con ‘
En definitiva, una buena muestra del buen hacer de Al Kooper (y entre las cosas que hace bien es escoger a sus acompañantes); venía de hacer grandes cosas, sí señor: aparte de poner sus notas más desgarradoras a «Like a Rolling Stone» (y a todo el LP «Highway 61 revisited»-1965- de tito Dylan), sacó un discazo con los Blues Project («Projections»-1966- acojonante y muy recomendado) y uno de los discos que me acompañó largo tiempo, el también inolvidable «Child is father to the man»-1968- con la formación Blood, Sweat & Tears. El amigo Mike Bloomfield venía bastante rodado; nombrar tres grandes participaciones suyas: también en el «Highway 61»; el gran evento Butterfield Blues Band con su «East-West» y poco después con la Electric Flag («A long time comin'»). Steve Stills venía del supergrupo Buffalo Springfield (y ya sabemos lo que salió de ahí) y del trío CSN (aún le quedaba para su gran momento: Manassas).
Larga ha sido la espera, muchos días han pasado desde el último, y aunque el tiempo no perdona, aquí estoy de nuevo con otro ‘pata negra’ (las próximas entregas serán pequeñas joyas, lo -casi- prometo).