Volvemos con un tema dejado a medias… para meditar (aparte de para cortarse las venas: tras intentarlo varias veces sin éxito he desistido, muza). Y regresamos con un Tío Neil pletórico, destrozado, deprimido, con ganas de hacer ruido, quizás para acallar aquéllos «sounds of silence» de los fantasmas de Danny Whitten, o puede que los de su propia existencia.
El caso es que se nota el cambio, el disco (sorprendentemente aún «pirata») TIME FADES AWAY (1973) suena a desesperación; aunque existe un buen equilibrio entre temas lentos y cañeros, todos despiden un sabor agridulce que transparentan los ánimos del tipo, que gustaba traslocar las expectativas del público (recordemos que la gira se suponía era del éxito «Harvest» y sus temas campestres) tocando desgarradoras piezas («Last dance» como ejemplo duro, «Journey through the past» en plan lento) en inagotables veladas de catarsis emocional. Aún esperamos la reedición remasterizada (cuando le de la gana al gachón).
Para el año 1974 tenemos un plato fuerte, nada más y nada menos que ON THE BEACH. Curiosamente éste disco llegó tarde (y de forma curiosa en formato pirata con los temas del Harvest tocados en acústico como bonus tracks!!!) a mis manos, y el impacto fue total, brutal; casualmente, por entonces también adquirí el «RIVER» de Terry Reid (1973) y el paralelismo no me dejó indiferente… pero evidentemente tito Neil me volvió a sorprender. Con un ritmo irregular (los acompañantes cambian de canción en canción…) pasamos por una primera parte que continúa su estilo habitual («Revolution blues» apabulla, «See the sky about to rain» impresiona…) para pasar a una cara B oscura, arrastrada (como la de Reid) con tres temas de largo recorrido para dejarse llevar, idealmente en una playa solitaria, crepuscular, apocalíptica. Participaciones estelares: Billy Talbot y Ralph Molina (incondicionales), Levon Helm y Rick Danko (grandes), Graham Nash y David Crosby (?), Ben Keith y Tim Drummond (fieles…). Para la posteridad, la canción que da título al disco: única.
Y llegamos a 1975 (el año), y a TONIGHT’S THE NIGHT, la rudeza hecha música, la desesperación sobre un escenario, sin olvidar los pasajes más melancólicos y bellos de su carrera, disco redondo (nunca mejor dicho: empieza y acaba con el mismo tema, aunque con una vuelta de tuerca más…); no voy a profundizar en los temas: sería eterno, pesado e incomprensible (discos como éste a cada uno le debe inspirar sentimientos propios e intransferibles, eternos). La música, ahora sí, constante a cargo de los CRAZY HORSE, con un Nils Lofgren queriendo olvidar (o recordar?) a Whitten (que sale en un tema en directo); y eso se nota.
Otro excelente trabajo (consecutivo!!!), éste ZUMA nos trae a un Neil Young ‘algo’ más tranquilo e incluso feliz (en el primer tema nos canta «Don’t cry no tears»), pero desde luego sigue sin encontrar el rumbo en su vida, y eso se transmite claramente en pasajes como «Danger bird» donde los sonidos que saca de la guitarra denotan dolor, o en «Pardon my heart». Nos saca con temas de dureza inusitada («Barstool blues», «Stupid girl» y «Drive back») para caer hipnotizados por uno de los grandes temas de su carrera: «Cortez the killer», con reminiscencias históricas incluidas, temazo nada más que con sus 3 minutos largos de introducción instrumental. La baladita con la que acaba el disco, con CSN, está muy bien, pero se podría obviar.
En fin, Neil Young y su obra es (casi) inabarcable (y sería poco recomendable intentarlo). Recopilaciones como la que acaba de salir sólo consigue insultarla, ridiculizarla; a cualquiera que quiera escuchar al canadiense le recomiendo cualquiera de sus primeros discos (a partir del 2º) y que pase de recopilaciones. Yo, particularmente, me quedo con ésta su 2ª etapa, por nada en particular, por todo en general.
Volveré (espero)
Enlaces relacionados »
[Tito Neil (Parte I) | «Southern Man»]
[Neil’s Garage | Página Oficial]