Eric Burdon & War | The Black-Man’s Burdon (1970)

The Black-Man's BurdonDejémonos de polladas, discusiones, arrevolainismos y vicisitudes politicoerotikososiales (sic).

Algo serio. Sólido. Enloquecedor. Marcha salida del corazón de una tribu de negros al ritmo que les marca la intuición más primigenia, sudando en sesiones interminables sacando un sonido único: música sexual (aparte de algún disco de M. Gaye o Mr. Brown, of cors) para tardes de verano… fusión de rhythm and blues, jazz y funk.

Sección rí­tmica a cargo de congas, percusiones varias y baterí­a (Dee Allen y Harold Brown), bajo persistente marihuanero (B.B. Dickerson), guitarras discretas (punto negativo, señores), sección de viento más que notable con saxos, flautas (Charles Miller) y la inconfundible-irrepetible armónica de Lee Oskar junto con los inevitables teclados (Lonnie Jordan) constituí­an el grupo WAR; pero nada hubiera sido lo mismo sin la colaboración de Eric Burdon, una voz negra en un cuerpo blanco, maltratada (educada) y mucho por excesos varios, tras su etapa inconmensurable con The Animals (siempre nos quedará «The House of the rising sun» y tantas otras). Y la unión no pudo ser más fructí­fera: dos discos de lujo (éste, doble por cierto, y el «ERIC BURDON DECLARES WAR») prácticamente en un año; ahí­ es nada.

El disco comienza, así­ de pronto, con un medley-review del clásico de los Rolling «Paint it black», casi un cuarto de hora frenético para coger el tono; sigue con un caliente «Spirit» y un caótico «Beautiful new born child» para entrar en terreno tranqui, empezando y acabándolo una versión de «Nights in white satin», y en medio tres cortes para lucimiento del personal (Lee Oskar, en concreto, disfruta, y se nota, así­ como la sección rí­tmica). Para el disco 2 ‘nos dejan’ un blues arrastrado de 10 minutos («Sun/Moon»), con un órgano antológico, siguiendo con la marchosa «Pretty colors», la sensual «Gun» y la frenética «Jimbo». Un poquito de boggie para comenzar la última parte del disco («Bare back ride»), una maravilla con carne de single («Home cooking»), similar al superclásico del grupo «Spill the wine» (del disco anterior) y terminamos con un epí­logo al estilo balada in crescendo, aceptable, pero floja comparada con la magnitud del disco (y con «You can’t always get what you want» y «Hey Jude», a las que intenta-¡?- emular).

Si en éste trabajo estuvieran temas del anterior, como «Tobacco road», la mencionada «Spill wine» o «Blues for Memphis Slim», estarí­amos ante uno de los grandes discos de la historia (o lo estamos ya?); juzguen, juzguen…

Enlaces relacionados »

    [Eric Burdon | Official Homepage]
    [War]
    [Eric Burdon | allmusic.com]
    [Eric Burdon & The Animals]
    [The Eric Burdon Online Webring]
     

Van Der Graaf Generator | Still Life (1976)

Van Der Graaf Generator | Still LifePor cambiar un poco, nos sumergimos en músicas sinfónico-oní­ricas, de sí­ntesis sospechosamente lisérgicas, pero sosegadas, apropiadas para dejarse llevar… de la mano de Peter Hammill, o deberí­a decir de la voz de éste oscuro trovador, creador de casi todas las canciones del grupo (grupo que por cierto cambiaba prácticamente con cada disco). Ya llevaba una buena trayectoria con LP como«The least we can do is wave to each other» (1970), empezaban a mostrar maneras (Refugees sobrecoge como lucimiento de Hammill); en «Pawn Hearts» (1971) tenemos su trabajo más reconocido, con la inestimable e influyente colaboración de Mr. Fripp, el mejor de sus discos para algunos (escrotolitum?), para otros lo es «The quiet zone/The pleasure dome» (1977), disco a mi parecer más conseguido que el otro, pero creo que se dispersa en la cara B (demasiado pretencioso).

Yo personalmente me quedo con éste STILL LIFE, el más tranquilo y sin embargo más emocionante, con canciones realmente conseguidas a base de un equilibrio perfecto entre la sección musical y la parte vocal, historias épicas que te transportan lejos de la realidad, del jodido dí­a a dí­a. Y así­ tenemos a «Pilgrims» (nos sentimos peregrinos de causas perdidas…), con un inicio de órgano y voz meloso introduciéndose la sección rí­tmica progresivamente hasta el éxtasis; «Still life» comienza de forma tenebrosa, de nuevo intro de órgano con un lúgubre Hammill susurrándonos hasta que el grupo rompe la calma; en «La Rossa» nos encontramos al grupo más en forma, alegre e inspirado; «My room (waiting for Wonderland)» tiene una bella melodí­a de viento sobre la que no es difí­cil dejarse llevar, hasta que llegamos al final con la extensa «Childlike faith in childhood’s end», épica pieza muy al estilo Van der Graaf, con múltiples cambios de ritmo y oportunidad para todos los del grupo de hacerse su ejercicio onanista musical.

Que sus aproveche. Nos vemos en los bares.

Enlaces relacionados »

    [Van Der Graaf Generator | allmusic.com]
    [Van Der Graaf Generator | prograsiva70s]