Punto y aparte. Dejemos paso a los Sabbath. Algo serio. Y menudo disco.
Aquí podría (y debería) abrirse un debate sobre la carrera del grupo y sobre cual puede ser su mejor disco, aunque quizás lo más sabio sería admitir sus 6 primeros trabajos y punto, a las bravas (yo soy de ésa opinión); aunque si para algo estamos aquí es para compartir impresiones, y si hay que picarse, uno se pica, defendiendo (o imponiendo?) sus razones.
Y hablando de opiniones, la mía es que éste es mi mejor disco de los Sabbath. Diría más y recalcaría la diferencia entre los tres primeros trabajos (BLACK SABBATH, PARANOID y MASTER OF REALITY), todos cojonudos e impresionantes (especialmente el 2º, me toca la fibra sensible), y los 4º-5º-6º (el que traigo aquí y los siguientes: SABBATH BLOODY SABBATH y SABOTAGE), que me parecen la cima de su estilo, la consagración de su sonido en temas impresionantes, quizá no tan puristas como en los inicios, pero sí más redondos, y con más mala leche.
Y el disco abre con «Wheels of confusion», largo minutaje para continuos cambios de ritmo iniciados con acordes de blues para llevarnos a donde les sale de la punta’el… Continuamos con «Tomorrows dream», una de mis canciones favoritas del grupo, con un riff aplastante (sencillo y sólido; sembrado), todo un clásico. «Changes» nos sumerge en las cualidades vocales de Ozzy (im-presionante) con teclados ansiolíticos. «FX», o la amalgama de sonidos salida de la mente de un mono (tupido velo; la psicodelia pasa factura…), para desembocar en la desenfrenada «Supernaut». «Snowblind» abre la segunda cara al estilo clásico de la banda, si bien «Cornucopia» parece salida del mismo averno, ritmo tenebroso inicial y desenfreno posterior. «Laguna sunrise» es una auténtica delicia acústica, oasis previo a la rítmica «St. Vitus dance» (otro riff que tira pa trás, carne de single) y a la saturada, otro ritmo tenebroso, «Under the sun», broche de oro al disco (la parte final huele a himno), redondo.
En fin, el cuarteto de Birmingham sabía lo que se hacía (al menos hasta el 75), crearon estilo, han tenido seguidores-imitadores sin éxito: eran únicos, geniales.
Ozzy Osbourne (la voz), Tony Iommi (la guitarra), Terry Butler (el bajo), Bill Ward (la batería): GRACIAS
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[Black Sabbath Online | Joe Siegler’s Black Sabbath Fan Site]
[Iommi.com :: Tony Iommi]
[Black Sabbath | allmusic.com]
[Tributo a Black Sabbath en español]
[Official Ozzy Osbourne Fanclub]
[black-sabbath.de]
[Black Sabbath Live Project: Archivos de audio]
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Tras una omisión, silencio prudencial para darle coba a 
O lo que es lo mismo, Neil Percievel Young (12.11.45, Toronto, Ontario, Canadá), ‘Tito Neil’ para aquellos que conocen (y digo conocen) su obra. Uno de los grandes artistas del siglo pasado, sin apelativos, creador de estilos atemporales, portavoz ‘apartado’, y menos mal, del hippismo persistente californiano (entró, aportó lo suyo y se largó con viento fresco), cargado de mil sonidos que le salían de las entrañas, marcado por tragedias, de personalidad frágil, tocando notas que denotaban catarsis emocional, haciéndonos partícipes de sus mundos y de su música…
así como ramalazos del rock que vendría después («The loner»), junto con grandes baladas («The old laughing lady» pone los pelos como escarpias) y un largo tema acústico para terminar («Last trip to Tulsa»). Por ésa época se topa con un grupo llamado The Rockets, formado por tres tipos (Danny Whitten a la guitarra, Billy Talbot al bajo y Ralph Molina a la batería) con los que comienza a tocar y salta la chispa, el momento, el entendimiento, y el grupo cuaja solo, denominándolos CRAZY HORSE, iniciándose con la grabación del 2º LP de Neil Young (grabado en dos semanas, 4 meses después de haber sacado el 1º) una carrera que llega hasta nuestros días. El disco era «EVERYBODY KNOWS THIS IS NOWHERE», 1969, y aquí las cosas cambiaron, nada más hay que pinchar el primer tema («Cinnamon girl») para darse cuenta de que ya nada volvería a ser lo mismo, ahí había rock con quilates, ahí había un grupo; los dos temas largos de 10 minutos
(«Down by the river»-duelo de guitarras Young/Whitten antológico- y «Cowgirl in the sand») así lo confirman siendo el resto el acompañamiento perfecto, incluido un réquiem por los Rockets («Running dry») dejando claro que había Caballo loco para largo. Luego llegaría 1970 con dos grandes momentos: su colaboración con Crosby, Stills & Nash en el LP «DÉJÀ VU» (y para la posteridad su tema «Helpless») y en agosto el lanzamiento de su tercer LP oficial, «AFTER THE GOLD RUSH», donde tocaban los Crazy Horse junto con Greg Reeves, Steve Stills y Nils Lofgren (y una aportación de Jack Nitzsche); hay de todo: baladas sociales («Tell me why», «Alter the gold rush»), baladas únicas («Oh, lonesome me», «Don´t let it bring you down», una de las mejores canciones de Young), rock tremendo («Southern man») y el éxito «Only love can break your heart». Una continuación de ésta colaboración con CSN vendría el año siguiente con el doble LP en directo «4 WAY STREET», con interpretaciones geniales de sus grandes temas, en acústico la primera parte y eléctrica la segunda, bestial y aconsejable.
1972, año clave por varios motivos en la carrera de Neil Young; el alegre es la salida de su LP «HARVEST», una auténtica delicia que no se puede dejar de escuchar y tararear; en ésta ocasión el acompañamiento a cargo de los Stray Gators (en dos temas la Orquesta Sinfónica de Londres -habéis leído bien- y el final con CSN); «Heart of gold» y «Old man» fueron éxitos de ventas, pero canciones como «Out on the weekend», «Harvest», «Alabama» y «Words» siempre irán en mi corazón, junto con «The needle and the damage done», dos minutos acústicos inolvidables, por su sencillez, su mensaje duro y su mal fario, teniendo en cuenta que a los pocos meses (18.11.72) la palma de sobredosis Danny Whitten, terminando con una época y dando paso a otra dimensión en la música de Neil Young y los Crazy, con rienda suelta a la desesperación creativa de sus siguientes trabajos, pero eso se merece otro rato que espero no se haga de rogar…