Salvajemente amateur 2006

Salvajemente amateur 2006

Balance claramente positivo de la segunda edición del «Salvajemente Amateur 2006»; chalaura coordinada por el polifacético y grandioso «Master of Ceremony», Maikel Curtich. Bravo, aplausos y loas varias. Mucho hay ganado con el impresionante entorno, que ni siquiera un aire que a ratos arreciaba evitó que nos concentráramos enfrente del cortijo con toda Granada iluminada detrás. Como L.A. en las pelis, ahí­ queda eso.

No faltó sus correspondientes tocinazos y viandas, bebercios a tutiplén, y pachangas variadas bien entrada la madrugada. Espero que los buhos que trasnocharon amplien esta parte.

Menciones especiales para los ‘brutistas’ implicados: You Meikmisic, otro fuera de serie, y la esperada intervención de Cosmogonic escrotolitum, que se salió. Tocaron buen rock con ganas de agradar al personal. Accesits para los múltiples baterias que osaban aguantar el ritmo de Cosmo (a.k.a. A.L.Guillén) y sus espectaculares solos botellí­n en mano.

Deep Purple | Made in Japan (1972)

O lo que es lo mismo, pelotaso hard-rock en la isla nipona. La explosión definitiva de una banda de rock sobre las tablas. Un acompañamiento de lujo al lanzamiento de su álbum Machine Head en ése mismo año: la auténtica «caja de Pandora» de los Purple.

Mucho se ha escrito sobre éste directo, posiblemente demasiado (y no siempre cierto) padeciendo inevitablemente la enfermedad de las obras encumbradas: la sobrevaloración. Pero qué coño, ¿y el exceso de ventas correspondiente? Pero en fin, éste disco me hizo y hace disfrutar cada vez que lo «pincho», y por éso lo traigo aquí­, continuando la saga de grandes directos de la historia del rock.

Yo no sé qué pensaban éstos tí­os cuando saltaron al escenario aquéllos 15, 16 (Osaka) y 17 de agosto (Tokyo). Quizás tení­an problemas y lo tomaron como remedio catártico, a lo mejor la lejaní­a de «occidente» los despojó de clichés preconcebidos; probablemente lo que ocurrió es que vení­an de una gira e iban lanzados, desbocados… Y éso se nota desde el primer tema, Highway Star, el mismo que también abre el disco de estudio; unas notas introductoras al órgano de Lord, unos toques a la baterí­a de Paice y cuando entra el bajo de Glover y los primeros acordes de Blackmore la cosa no tiene remedio: a soltar los caballos. Aunque el verdadero «highway star» del tema es el gran Ian Gillan (el que curiosamente se «avergonzó» de su actuación!!!!!), a pesar del inolvidable solo de Blackmore del final, uffff. Y para completar la cara A del doble vinilo, nada más y nada menos que Child in Time, catarsis en estado puro. Cuentan algunas leyendas que un japo del público decidió poner fin a sus dí­as al final del tema, repartiendo sesos entre los asistentes, y que la deflagración se escucha, subiendo el volumen, sobre el minutaje 9:44. Cierto o no, la canción es realmente escalofriante. La cara B se la reparten la famosa Smoke on the Water, con fallos incluidos, y The Mule, con el obligado y eterno sólo de baterí­a de todos los conciertos de los 70 que se precien: a disfrutar con Ian Paice y sus 6 minutos de onanismo con baquetas.

La 3ª parte es la que más gana, al menos para mi, con las escuchas repetidas: Strange Kind of Woman y, sobre todo, Lazy, me parecen memorables; la primera con un Gillan al 200%, la segunda con un Lord increí­ble es una de mis canciones preferidas… sobre todo en sus sólos. Y la última cara para un tema, una salvajada de casi 20 minutos, difí­cil aguantarla con todas las neuronas en su sitio, y vivas. Un exagerado epí­logo para un enorme disco, para un gran concierto.

Quizás lo que le «reste» méritos es el hecho de tratarse de una selección de tres conciertos consecutivos, aunque creo que cualquiera donarí­a un riñón (o un güevo) por haber estado en cualquiera de ésas tres noches, repitiendo el resto de su vida «yo estuve ener meidinyapan».

Como algún crí­tico escribió un dí­a, los Purple nunca sonarí­an igual tras éste disco. Cuánta razón tení­a; y que conste que hicieron grandes discos, sobre todo Burn y Come Taste the Band, pero ya no estaban Gillan y Glover (ojo, magní­ficos David Coverdale y Glenn Hughes) y no era lo mismo…

Enlaces relacionados »

    [Página Oficial de Deep Purple]
    [Deep Purple | Wikipedia]
    [Deep Purple | allmusic.com]
     

Avant Garde en un sobre de Endesa

Sefronia *Music Club *Granada* 8 de Junio de 2006

Habiendo hecho unos ‘previos’ en ‘el Braserito’ y teniendo el cuerpo bien relleno de patatas fritas, huevos y jamón, asistí­ el pasado 8 de Junio al espectáculo ofrecido por Sefronia en el Music Club junto con mi compadre Chema, guitarrista a la sazón de Martí­n.

Y fue que los carbohidratos se volvieron rocas como cálculos. Y también sé decir que sufrimos un atropello de sensaciones, molesto e incómodo, a partes iguales, y no me callaré que el meco que recibimos en plena cara mi compae y yo fue atronador. El motivo es bien sencillo: no es corriente ver a dos enajenados libres haciendo la música que les da la gana real. Avalancha sin sujeciones de ningún tipo y dominación de los materiales.

Nuestras mentes popprecarias chispaban solas.

Pues bien, las intermediaciones puestas a nuestros ojos y oí­dos por A. L. Guillén y Angelina Olea puedo declararlas, sin empacho alguno, como ordenados aparentes caos, donde conviven catorce, quince o veinte demonios en cada tema, que van repartiéndose trozos de carne a bocados desgarradores.

Por otro lado, un uso conveniente del theremin agitó a la concurrencia convirtiendo el extracto seco primitivo del lúpulo en vinagre dentro de sus cuerpecillos (que no sus lenguas), muy destacable la ejecución de éste instrumento. Especial mención debemos hacer de una bellí­sima Angelina Olea, cuyas estimables cualidades sobrepasan en mucho (y aquí­ me retracto de lo dicho en su dí­a) a Cristina Lliso. Sus registros son amplios y dulces, matizados y de gran sensibilidad, una voz francamente preciosa. Amén diré que con posterioridad al concierto estuvimos ‘departiendo amablemente’ con Angelina, y nos pareció una persona en estado de gracia y también de ingravidez.

Meritoria ejecución también de A. L. Guillén, en la que destacaremos los imposibles acordes que desarrolló en guitarra, y que intentaré éste fin de semana imitar.

Hasta aquí­ las loas.

Puntos negros (que los hubo) y crí­ticas implacables, las siguientes: no hubo mesa para voces (mal, mal, pero que muy mal) y la sonorización de Angelina se hizo a través del equipo del local, resultando escasa y plana (paliza al dueño inmediata).

A destacar la ‘ostya pansequito’ que estuvo a punto de recibir un necio empleado del Music Club, por unas acullá torpezas técnicas.

Y con esto que viene termino y me callaré: un público irrespetuoso que no se sabe bien a qué cojones habí­a ido (a charlar sin mesura seguramente). Patético, aunque de moderno astracán.

Por lo demás, concierto diferente y devastador. Demoliciones y movimientos de tierras. Es un buen camino, aunque tenga muchos loscos.

El 21 de Julio más, y en un buen sitio: El Organ Jazz de Cenes.