Johnny Cash | At Folsom Prison (1968)

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Una de mis postreras debilidades… acrecentadas inevitablemente éste verano con la visualización de la pelí­cula «En la cuerda floja»; sencillamente fue un estí­mulo importante, casi definitivo, que hizo que deambulara por las calles arrasadas por el sol tarareando alguna de éstas canciones inolvidables.

Parafraseando cierta canción, «la escena era concreta…», situémonos en el momento: un Johnny Cash a la vuelta de casi todo, prácticamente agotado, sin rumbo, adicto al cóctel estimulantes/tranquilizantes; decide repentinamente (realmente serí­a la cantidad de correspondencia que le llegaba de allí­? serí­a una fijación? un anhelo?) dar un concierto en la prisión de Folsom y grabarlo y sacarlo como disco, con el correspondiente recelo de la casa Columbia, teniendo en cuenta las corrientes musicales de la época, a saber: ése año vieron la luz discos como «el blanco» de los Beatles, Electric Ladyland de Hendrix (ufff), Beggar’s banquet de los Stones, el Village Green de los Kinks (jeje) así­ como joyas escondidas de la talla de «The family that play together» de Spirit (uno de los mejores discos de la historia…) o el Mr. Fantasy de Traffic; también salieron grandes discos en directo, como el Super Session (Bloomfield-Kooper-Stills) o el Live at the Apollo de Mr. Brown (aaaaaamen). Y en ése preciso momento llega el amigo Cash para menear la música country por el forro, pasada por la trituradora, y rodeado de presos.

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El repertorio de canciones, en fin, abrumador, aunque creo que es lo de menos, gracias a la interacción que logra con ése público tan particular. Pero desde la inicial Folsom Prison Blues, pasando por la estremecedora Dark as the Dungeon y la irresistible I Still Miss Someone (un minuto y medio en el que se dice casi todo…) para arrasar con la alocada Cocaine Blues la genial 25 minutes to go. Y así­ uno tras otro, los temas se suceden entre comentarios de Cash con los presidiarios: sobre la vida, el amor y la ley, sobre el sentido de hacer las cosas de una determinada manera, dejando a otros la decisión de juzgar lo que está bien o mal.

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Precisamente es éste concierto el punto de partida de la pelí­cula-revisión de la vida y obra de Johnny Cash, En la cuerda floja, muy acertada en sus retratos (un Joaquin Phoenix realmente deslumbrante…)

Poco después de éste directo, vendrí­a su continuación, quizás para desmontar aquéllo de «segundas partes nunca fueron buenas…» (pues sí­), en la histórica prisión de «San Quintí­n», un concierto posiblemente más redondo y pulido, pero menos crudo y desesperado…en fin, que opinen los oyentes.

No soy un seguidor del country, de hecho puedo decir que nunca me ha gustado, salvo Gram Parsons, pero éstos directos tienen su sitio en mi iPod, y suenan a menudo…