Naufragios

naufragio

Tus sueños hablaban alto. Desde pequeña lo supiste. Cuando dormí­as veí­as subir la marea, crecer sobre el mar la inmensa tormenta antes de volar. Veí­as las olas romper sobre el arrecife. Veí­as las redes rotas sobre las aguas tumultuosas y grises. Mástiles y velas, motores de gasolina, quillas de barcas flotando en la resaca de pleamar. Veí­as los naufragios en tus sueños y luego te poní­as a llorar. Al principio no lo decí­as, sólo salí­as a la puerta de la casa, o te ibas a las rocas del faro, más allá del espigón, para confirmar los desastres. Cuando sucedí­a lo que temí­as no era como verlo de nuevo, era más bien como recordarlo. Luego lo dijiste una mañana cuando desayunabas leche con pan migado. Lo dijiste alto. Tu madre te abrazó con cariño y secó con su mandil tus lágrimas desatadas. Termina de comer, no te preocupes, sólo es una pesadilla. Lo peor fue confirmar la noticia al llegar la tarde, con el redoble de las campanas de la iglesia que llamaban a las velas y a la tristeza de una noche sin dormir. Tu augurio no era una locura, pero eso no te reconfortaba. Los presagios que llegaron fueron dando peso a tus sueños. Te hiciste mayor y tus augurios salvaron vidas de hombres crédulos e incrédulos. Antes de salir muchos barcos esperaban en tu ventana el mensaje agorero de tus ojos. Si en tu cara no habí­a lágrimas, echaban las redes a la barca y salí­an a pescar. Tu casa se llenó de ofrendas y el mar dejó de arrastrar restos de naufragios, vasijas, anclas… tan sólo de vez en cuando se pudo ver morir un delfí­n en la playa.

Pasado el tiempo soñaste otros desastres. Pero ya no hubo más naufragios. Cuando el amor llegó una vez a tu ventana el mundo dio vuelco. Todo se perdió y a veces soñabas con lo que nunca fue. Era como si los dioses te hubieran devuelto el regalo de la ceguera. Se marchó tu don y tu tristeza. Tus sueños se llenaron de flores y árboles crecidos en la tarde. La primavera fue dejando a tu paso coronas de agua. La brisa sonrosó tus mejillas. Ibas y volví­as con los andares de una mujer qe le sonrí­e al mundo. Pero tu belleza insultó al cielo. Tu amor fue a la mar una mañana que tú soñaste besos y mordiscos indecentes. Te traicionaron tus sueños y se perdieron tus ojos. Ese dí­a hubo tormenta y el agua se tragó lo que habí­a en ella. Las campanas te destrozaron el alma. Tus ojos se secaron de tanto llorar.

Ahora ya nunca dices lo que sueñas… ni siquiera se sabe si has dejado de llorar. Te fuiste a un pueblo cerca del desierto. Las dunas enterraron tu dolor. La terraza te bendijo con vistas al vací­o. Sólo cuando pasaron algunos años, una tarde, en medio del silencio, en mitad del desierto, empezaste a ver árboles y oí­ste de nuevo el rumor del mar.

«Los estandartes rojos se fueron haciendo más ní­tidos, y cuando los raudos pesqueros que avanzaban hacia alta mar se aproximaron al Kamikaze-maru, las voces de los cantores transportadas por el viento se hicieron casi estridentes. Una vez más, Chiyoko se repitió: me ha dicho que soy bonita»

El rumor del oleaje, de Yukio Mishima (1925-1970)

Un sueño puede limpiar el cielo y el mundo. Dedicado a la abuela de Pedrito Sosa. Dedicado a las mujeres que sueñan… que nunca dejen de hacerlo.

Siempre vuestro, Dr J.

Imagen original

17 Comments

  1. Cumple el relato a mi juicio la principal función de la literatura: traslado, empatí­a, y conocimiento, y por ende, es maravilloso. Se intuye ahí­ una intrahistoria respecto a la que emplazo a nuestro querido Dr. nos apunte algo…

    Me gusta mucho también el matiz de homenaje a esos templos sagrados de rituales y protocolos a veces incomprensibles para nosotros, humildes sacos escrotales pegados a un cuerpo humano, incapaces de albergar milagros.

    Por qué no arranca Vd. una novela de ésto, so amigo?

  2. Adelanto, sin el permiso del Dr. J., que está enfrascado en nuevas aventuras literarias, eso sí­ siempre poesí­a, hasta las historias clí­nicas las escribe en verso…

  3. Impresonante, no es complacencia. Uno de tus mejores post, un grandisimo relato.
    Me sumo a lo que refiere YOU, ánimo con una novela, ya tienes libros de poesia, animate con tu prosa.
    Brutal.

  4. «Los restos del naufragio quedaron esparcidos, o desaparecidos, o rotos» (EB)
    Naúfrago, no te dejes de querer que si así­ haces tus sueños no llegarán al horizonte!

  5. Gracias, os debo unas cervecillas. La novela requiere tiempo y dedicación, necesita ser amasada a golpes contra la mesa, ser moldeada, horneada y luego partida. Estos relatos se hacen con un impulso, son ideas o imágenes que bullen en mi cabeza y que no descansan hasta que los dejo salir en palabras escritas. Estos relatos me liberan de mis monstruos. Todo surge rápido y fluye. Una novela tendrí­a que arrancar de algo que guardo más hondo, serí­a un monstruo difí­cil de sacar. Ahora no tengo tiempo ni ánimo para esa empresa, pero me gustarí­a escribirla dentro de algún tiempo. Me consuela saber que Gesualdo Bufalino no empezó a publicar hasta cerca de sus sesenta años (con su peculiar prosa poética). Así­ que aún hay tiempo, mientras podamos respirar. Un abrazo, de verdad.

  6. Náufrago desde que el hombre es hombre, variantes e incógnitas nos han permitido progresar, no sin ciertos dolores de cabeza,¿progresas?. Rompo una lanza por los hombres que hacen que la «vie» se convierta en sueño. Fantástico post. Para el ser que nos regala tan profunda imagen chapo! Saludos y buen fin de semana

  7. Hombre que te enclaustras devotamente para meditar sobre el pecado de la perversidad; y para tenerlo siempre presente te unes a una fraternidad de ejemplares p e c a d o r e s s s s.

    saludos cenobita.

    He leido cerveza?

  8. He leí­do una cita de EB?: sí­, creo que sí­. El amigo Burumburi…puffff. Y hablando de naufragios. Un aragonés. Las horas de vela que llevará el gachón del posturitas. Juas!!!
    Ya puestos, habrí­a que mencionar al «pesado» de O’Brian (esto va por ti J) o a Joseph Conrad. Y ya metidos, al gran Mellville, e incluso a Mutis y su eterno Maqroll (gracias mensab). Para hablar de mar y naufragios hace falta haberse ahogado mil veces, tanto maradentro como en tierra firme…

  9. Tiene razón, talibán… no será usted de Motril?. Es cierto que no basta con haber visto Titanic para hablar de naufragios (y juro que no la he visto). Este relato es en realidad un cuento basado en hecho real y adornado por mis palabras. No pretende más que evocar mareas. Por lo demás gracias de nuevo a anónima (estoy bastante intrigado por su identidad) y al resto. Disfrutad de los dí­as de don carnal… si acaso.

  10. Uno no hace amigos; los reconoce (Isabel Paterson)

    …cuando los seres tienen luz en sí­ mismos, brillan en derredor. Entonces llegamos a conocernos unos a otros mientras caminamos en la oscuridad sin necesidad de pasar la mano por la cara del otro ni de estorbar en su corazón.
    (Albert Schweitzer)

    Sé que el mundo no está lleno de extraños. Rebosa de personas que sólo aguardan a que les hables. (Beth Day)

    Elija la que más le guste, es mi regalo en su dí­a, con la antelación que mis horarios me permiten. Salud

  11. Le agradezco todas y cada una (una periodista autoditacta, un médico teólogo y premio nobel de la paz y una escritora de viajes y racismo… buenos regalos). Gracias por su felicitación. Mi intriga crece… imagino que al tiempo que mi ceguera por no reconocer lo que siempre está a la vista y es cercano. Estaré más atento. Salud.

  12. Aunque suena bien que alquién manifieste sentirse intrigado por unas simples palabras de una desconocida, no quiero inquietarle con mis intervenciones, no busque a su alrededor, ya no estoy cerca, solo estoy aquí­, encerrada en un cuarto rojo, y ello no me permite dar salida a mi anonimato, es realmente una ví­a de escape encontrar personas que transmiten tantas cosas mediante la palabra, ya que parece ser que tener sensibilidad para otras personas es un defecto. Libro una batalla en mi interior para encontrar la respuesta a esta pregunta «sensibilidad» ¿virtud o defecto? Aunque le conozca y yo decida permanecer escondida, le agradezco si puede darme respuesta a esta pregunta. Gracias

  13. Un don que nos convierte en seres acorazados, llenos de amor filtrado en los más profundo del alma, ahogando la sensibilidad que emana de forma innata y surca nuestro interior, que hiere nuestro amor propio cual lanza envenenada clavada en su progenitor.
    Un don que huye de la realidad, que se agazapa bajo camas no deshechas, un don que invierte mi alma llena de rebeldí­a, que huye en la búsqueda de sonidos evocadores de una infancia dulce, que rescata dí­a a dí­a del pasado el áurea de seres queridos, un don que me convierte en un ser incomprendido, herido que no alcanza la felicidad porque los ojos del elegido no miran en la misma dirección.
    ¿para qué sirve ese don, Fernando?
    Querido poeta, en mi anterior intervención, me sentí­ despreciable, huyo cuando creo que puedo preocupar o ser mal juzgada por intervenir sin nombre ni apellidos, no es mi intención , lo siento. Hasta pronto

  14. A veces debilidad, la mayorí­a signo de declive, el resto señal de madurez

  15. Creo que es un don, un instrumento, una virtud que permite profundizar en tierras hondas y luego salir a flote. Te hace más vulnerable, más expuesto al dolor (propio y ajeno)… pero también te permite transformar todo eso en algo nuevo, en algo hermoso en algo mejor y que merece la pena. La sensibilidad es un don que debe aprovecharse para salvar del mundo lo importante… para salvarse cada uno a sí­ mismo. Cuanto más sensibilidad, más cosas importantes que salvar… la educación sentimental, el grace de buckley, las ciudades invisibles… hay que sentirlo para poder salvarlo. ínimo, quien quiera que sea y donde quiera que esté. Mi saludo y respeto.

  16. Hola, me ha gustado mucho lo que comentas acerca de la sensibilidad. Como buen Cancer que soy se de lo que hablo.

    Como bien sabes los cancer son especialmente sensibles y perceptivos. algo que se acentúa cuando se trata del amor y el sexo. Me gustarí­a describir algunas de sus caracterí­sticas.

    Cualquiera que conozca a una persona del signo de cáncer se habrá dado cuenta de una caracterí­stica muy particular de ellos: en el exterior parecen frí­os, la mayorí­a de las veces distantes y, a veces, incluso algo pasivos, pero no hay que fiarse de esta apariencia ya que es sólo una coraza para proteger su tierno y vulnerable corazoncito, la sensibilidad que les marca, como al agua las olas y los más imperceptibles cambios. Esto también tiene su lado malo, y es que esta extremada sensibilidad hace que todo les afecte, y al igual que todos, tarde o temprano termina pagando el precio de la extrema sensibilidad que en ocasiones, llegado a su máximo, se torna en una actitud de victimismo a veces muy egocentrico o de indiferencia por lo que le dicen o escucha, que a veces da lugar palabras vanas y ambiguas, llegado el momento, auque lo último parece que es algo muy corriente.

    Como buenos expertos, los cancer dedican su vida a la búsqueda de la seguridad, sin arriesgadas aventuras, sin pasiones incontrolables, sino más bien buscando un refugio en el que poder encontrar amor y seguridad. Por eso, más que conquistar, prefieren ser conquistados, dejar que su naturaleza sensible, débil, sea comprendida por su conquistador (o conquistadora). De esta manera más de una vez lo que para un cáncer son reflejos y seña de amor, se tornan en lo que es en la mayorí­a de los casos, una ilusión.

    El deseo de superar esa soledad alimenta aún mas esa sensibilidad que le caracteriza y que le lleva a anhelar tener una pareja a la que cuidar, querer y con la que compartir.

    No sé si todo ello se vera reflejado en todos los que son tocados por el signo de cáncer, pero si es así­ y comparten todo lo dicho, la sensibilidad, en especial si no se es sincero consigo mismo, o no se cuenta con un apoyo verdadero, puede pasar por amargarte la vida.

    Gracias tus palabras J. Espero que en mi peregrinar por la web encuentre un blog como este que seguramente olvidare……..

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