Desnudadlo para que cure

Hans Baluschek Der Tod

Desnudadlo para que cure y si no cura, matadlo. La puerta de la Ley Doméstica ha crujido sobre sus goznes para permanecer entreabierta. Los nómadas devoran bueyes sin ni siquiera matarlos. El poder los ha traí­do y ahora no hay quién sepa la forma correcta de echarlos. Desnudadlos para que curen, y si no curan matadlos.

La puerta de la Justicia ha doblegado su estructura, ha roto sus cerraduras y ahora se ha abierto para ti. Nadie te impide el paso, nada te puede detener, el tramo está despejado, el zaguán está limpio de sal y ascuas. Nada te impide entrar salvo tu propia impaciencia. Desnudadlo para que cure y si no cura, matadlo.

Un cí­rculo de chacales me mira, me escruta y me interroga. No es un grupo numeroso, pero su pelaje está curtido por la lluvia y por el sol. Uno de ellos, el que está sentado, me habla y me dice que sólo tienen dientes, pero yo no estoy preparado. Desnudadlo para que cure y si no cura, matadlo.

Hubo un mensajero que trajo a la ciudad el mensaje de un muerto. Él lo habí­a visto antes de su entierro. Dijo que no pudo contradecir el diagnóstico fatal de los médicos y los sabios, cómo no morir, cómo no hacerle caso a tan solemne opinión. Y se encerró en casa y lo dispuso todo para aceptar su final. El entierro se consumó al atardecer. Desnudadlo para que cure y si no cura, matadlo.

Me quedé esta noche con los ojos abiertos. No insecto, no fosilizado. Sólo con aliento a tabaco. Los ojos abiertos en el techo, en la noche despeinada. Rabia de serpiente y soledad deshabitada. Rabia por no poder detener el daño y la herida abierta y sucia. Rencor por no poder reparar el dolor generado. La noche preñada de insomnio, dónde estás, por qué tan lejos, por qué te abandoné. Los ojos desesperadamente abiertos. Y entonces Odradek se acerca a la puerta y te ofrece sus hilos de colores con su forma de estrella plana. Demasiado hilo para una madera sin pulmones. Desnudadlo para que cure y si no cura, matadlo. Sólo es un médico y no está curado.

“En vano me pregunto qué será de él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber tenido alguna razón de ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso de Odradek. ¿Acaso rodará algún dí­a por la escalera, arrastrando unos hilos ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir. “

Las preocupaciones de un padre de familia, de Franz Kafka

Siempre vuestro, Dr J.

Nota.- El texto está basado en un viejo poema del autor, en la época en la que Kafka tení­a un sitio reservado encima de la mesilla de noche.

Imagen original en Wikimedia Commons

11 Comments

  1. La noche preñada de insomnio, ¿le hice daño?, no. El daño ya estaba hecho, la enfermedad era propia, la herida abierta hubiese roto sola. ¿Le hice daño al intentar salvarla? ¿me hice daño al intentar salvarla? Un corazón de muselina, un estuche lleno de pétalos de rosas secas y muertas que aún conservan su aroma. No deshojé yo la flor, aunque si respiré su aroma y sentí­ su antigua vida. Me embriago el perfume de tan delicada belleza que ya no existí­a. Sólo hice lo que restaba, tomar entre mis manos uno de esos pétalos y guardarlo en el libro de mi corazón. Ya sólo me queda transformarme en un insecto

  2. Permitidme que, ya puestos, copie literalmente un fragmento kafkiano que habla precisamente de eso, de la atracción por lo fatal, la inclinación profunda que todos llevamos dentro a hacer algo que sabemos (o se supone) nos va a traer malas consecuencias:
    «…porque nuestra razón nos aparta viloentamente del abismo, por eso nos acercamos a él con más í­mpetu. No hay en la naturaleza pasión de una impaciencia tan demoní­aca como la del que, estremecido al borde de un precipicio, piensa arrojarse en él»

    Y no deja de ser una cita de una cita, sacada del «Dietario voluble» de Vila-Matas

  3. Yo lo vi muy de cerca como todos sabéis y lo único que puedo asegurar, tras la terrible experiencia, es que cada ser humano tiene sus lí­mites pero que afortunadamente, a nuestro alrededor hay muchisí­mas personas «BUENAS» que tienen otros lí­mites, te los ofrecen sin pedir nada a cambio, para que los tuyos jamás tengan fin.
    Salsaludos fargo,

  4. Siempre gracias, por permitirnos disfrutar de tan inusitadas lecturas

  5. Casi no habí­a dado tiempo a saborear la sonrisa del dragón cuando se ha pasado de la melancolí­a y el frágil equilibrio de caminar por el aire al insomnio de las noches sin madejas.

    La iconografí­a que acompaña al post es también genial.

    Algún dí­a tendrás que alojarte en el Chelsea Hotel ; )

  6. Desnudadlo para que muera.
    Haces todo por reforzar la conciencia de la muerte. Magnificas el peligro, ya grande de por si, para tener la idea siempre en mente. Eres lo contrario de un hombre que toma drogas, a tu conocimiento de lo terrible no le es lí­cito reposar jamás.
    Pero….¿Hay ganancias manteniendo siempre despierta esta concienciade la muerte?, ¿cobras fuerzas? ¿puedes proteger mejor a quienes se hallan en peligro? ¿infundes ánimo a alguien?
    No es por este texto en concreto…….
    No debiéramos hacer de nuestra sensibilidad una virtud. Puede experimentarse y conservarse tal como se ha experimentado. Pero no hay que adornarse con ella.
    El que se engalana con sus medallas, termina por enviciarse. Necesitas más y más sensaciones para mostrarlas, y, cuando no las encuentra, se las inventa, y así­ ocurre que lo que siente, se vuelve selecto, quebradizo, mohoso….

    impecable, sencillamente .

  7. No especulo con el dolor ni el sufrimiento, lo asumo y lo transformo. A mi gente procuro mantenerla a salvo. Mi ánimo en la cabecera es incólume. Pero el poso se mantiene y hace que la mirada sea un poco más grave. Mis batallas no tienen vencedores ni vencidos. No invento sensaciones, las aprovecho. No pretendo amargarle el dí­a a nadie, sólo reflexionar sobre el destino de cada uno, sobre las decisiones que tomamos, porqué las tomamos y qué nos hace vivir cada dí­a nuestro presente. Gracias por el comentario, un saludo.

  8. El cúmulo de todo cuanto puede saberse de una persona es de por sí­ relevante y ejerce una atracción irresistible. De ahí­ que uno permanezca tanto más abierto a todo lo que le concierne. Nunca es suficiente.
    Ejemplificando; estos breves «residuos», cuya misma trivialidad consigue que gane adeptos. Podrí­an publicarse otros cientos «de lo mismo», y cada uno de ellos serí­a leí­do con fruición.
    ¡dá igual de que pollas escriba! se lee y puntopelota.

  9. DR J, no le amargas el dí­a nadie «sólo» le haces reflexionar y yo entiendo, reflexionar como disfrutar y se que puedo estar equivocado pero prefiero disfrutarrme/te a aquivocarme/te.
    Salsaludos fargo.

  10. en un fraccion de segundo mientras leia me dije esto se parece a los relatos de kafka y cuando llegue al final, kafka.
    Gracias.

  11. La conciencia de muerte no hay que reforzarla, está ahí­. Nosotros somos los que habitualmente la escondemos y la tratamos con eufemismos. Cuando somos conscientes de nuestra propia muerte es cuando podemos tener conciencia más clara de nuestra vida y nuestra reflexiones se harán más humanas.
    «Seguro de mi vida, tan seguro como de esta muerte que me va a llegar…» (El Extranjero de Albert Camus)

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