La Conciencia Global

Conciencia Global

Escuchaba el otro dí­a (21 de Febrero) en el programa de radio La Rosa de los Vientos de Onda Cero, una noticia sobre un estudio que llevan a cabo investigadores de la universidad de Princeton desde hace 35 años.

El estudio se basa en unas máquinas llamadas Generadores Numéricos Aleatorios (GNA) que están repartidas en 65 paí­ses diferentes. Estas máquinas emiten de forma aleatoria combinaciones de unos y ceros -200 números cada segundo- dando como resultado una sucesión de números que gráficamente se traduce en una linea más o menos plana ya que, por causas probabilí­sticas, emiten aproximadamente la misma cantidad de unos que de ceros.

A lo largo de estos 35 años, en momentos concretos, las máquinas parecen volverse locas y los gráficos se transforman; la linea plana pasa a ser una curva debido al aumento extraordinario en la cantidad de alguno de los números emitidos por los GNA, del uno o del cero. Curiosamente, esas curvas coinciden con grandes acontecimientos en el mundo: fiestas como el 31 de diciembre, el entierro de Diana de Gales o el hundimiento del submarino ruso Kurks. Lo impactante viene cuando no es ya que coincidan con esos momentos, sino que los cambios empiezan a producirse horas o dí­as antes de sucesos muy significativos: 4 horas antes del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York o 24 horas antes del maremoto del sudeste asiático. Algo así­ como una predicción.

Los investigadores de Princeton achacan este fenómeno a una ‘conciencia global’ que modifica ese resultado aleatorio. Y a mi se me ponen los pelos como escarpias.

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    [+ y mejor explicado]
    [El Proyecto de la Consciencia Global (The Global Consciousness Project) | Princeton University]
    [Juan Antonio Cebrián]
     

Atila

atila

Atila. Rey de los hunos. El azote de Dios:

[…] murió ví­ctima de una hemorragia nasal, murió ahogado en su propia sangre. En ese año 453, cuando Atila contaba 58 años, fue enterrado en tres ataúdes; uno de hierro, otro de plata y otro de oro. El cuerpo de Atila, enfundado en esos tres ataúdes, fue depositado en un lugar secreto. Y al igual que hiciera Gengis Kan algunos siglos más tarde, más de 1000 jinetes cabalgaron sobre la tumba de Atila, de la que nunca más se supo. Hasta hoy no se ha encontrado la tumba de Atila.

20 años después caí­a, se desmoronaba, el imperio romano de occidente. Uno de los arietes que contribuyó a ese desmoronamiento fue sin duda Atila, que tuvo libertad de acción durante 13 años gracias al fallecimiento casual, o no, de su hermano Bleda. Su enemigo í­ntimo, Bleda.

A veces la historia es así­ de caprichosa, llega un oso (que mató a Bleda) y eso provoca que te conviertas en emperador de un gran pueblo.»

Juan Antonio Cebrián en los Pasajes de la Historia del 23.12.2004 de su magní­fica La Rosa de los Vientos.