Nuevo periodismo | Juan Cueto

«[…] En España nunca existió aquel Nuevo Periodismo dotado de una potente teorí­a que se resumí­a, según Tom Wolfe, en los tres grandes principios del escribe como hablas, cuenta como si fuera un cuento de Flaubert, pero con muchas imágenes, y sobre todo, muchacho, nunca te olvides del I+D+I de la profesión: informar, divertir e innovar todo el tiempo. El problema es que hoy existe en España, como en el resto del globo, un nuevo periodismo propiamente dicho que es resultado exclusivo de la aceleración y popularización de las tecnologí­as de ida y vuelta, de la comunicación interactiva e instantánea y del sagrado y permanente derecho de réplica felizmente universalizado. Un nuevo periodismo sin Teorí­a que convoca multitudes no sólo juveniles y cuyo único principio ya no es el tradicional I+D+I de san Tom, sino sencillamente la inédita teorí­a del «tú también puedes hacerlo». Es el periodismo triunfante que se practica en las bitácoras o blogs hiperindividuales, en las páginas de Internet sin patrón ni empresa o en los periódicos digitales, como éste, rendidos a la Web 2.0.

Hemos pasado en un santiamén de aquel periodismo de la era más o menos pop a este noví­simo periodismo en el que cada lector es un autor en potencia y en el que los jefes de sección le dan más importancia a lo que opinan los lectores digitales que a lo que opina la muy analógica redacción. Porque ésa es la gran mutación mediática del nuevo siglo. Adiós a la vieja tiraní­a de las élites periodí­sticas. Ahora todo el mundo puede opinar sobre o contra todo el mundo y teorizar de cualquier cosa. Y desde el momento en que todo quisque opina, teoriza o informa en tiempo real y en el mismo medio, nadie por el momento le exige al neo-periodista aquel algoritmo del I+D+I del viejo Wolfe. Excepto que se piense que trabajar la información es informar el yo, divertir sólo es llevarle la contraria a las viejas élites de la profesión e innovar es haber elevado la sección interactiva de cartas del lector a primera plana o a categorí­a de lí­nea editorial.»

Leer el artí­culo completo de Juan Cueto publicado en EPS del 2 de Septiembre de 2007.