Style Propaganda | Madame B

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Madame B, nuestra brutista, salta en solitario a la Red con Style Propaganda, «una nueva ventana abierta al mundo de la moda que no pretende ser un blog de tendencias»

Mejor desnudos que con pieles, y… no se dejen engañar; tacón alto y comodidad son términos incompatibles. Los hombres, aunque no lo crean, también tienen piernas.

El mundo de la moda sigue la tesis del eterno retorno. Es un cí­rculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum.

O como decí­a Mr Wilde: «Después de todo, ¿qué es la moda? Desde el punto de vista artí­stico una forma de fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses.»

Enjoy the show!

Querida Madame B, que tenga una buena travesí­a.

Bienvenidos a Style Propaganda

Trenes hacia Tokio | Alberto Olmos (2006)

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¿Han escrito un diario alguna vez? ¿Recuerdan lo que significa describir hasta el más mí­nimo detalle? ¿Han apuntado el paso de los dí­as, uno tras otro? pues bien… Trenes hacia Tokio es un escrupuloso y prolijo diario. Sin fechas, lleno de cotidianidad, vací­o de sentimientos, que deja la sensación de que el tiempo, la existencia, la vida, escapan sin que hagamos nada para evitarlo.
El protagonista se nos acerca sin cara, sin pasado, sin futuro; en la narración solo existe el presente, que actúa como un agujero negro, moviéndose en una constante espiral que atrapa todo, tan potente que no deja sitio para nada más.
El personaje principal e incansable narrador resulta seco, antipático, irritante, hasta que poco a poco nos envuelve y nos lleva a su terreno, destapando sin ningún pudor su yo más í­ntimo, convirtiendo al lector en un perfecto voyeur que no tiene que implicarse emocionalmente, anestesiado por las palabras, involucrado ya en el devenir de la historia, si la hubiese; bueno, qué más da! Un maldito de andar por casa, uno como tantos otros.

Pienso en la pelí­cula. Me ha gustado mucho y doy gracias a Dios por lo mucho que me ha gustado.
-Gracias, Dios.
Luego llego a mi casa y me cago en Dios: tengo toda la entrada llena de colillas de tabaco. Está oscuro, pero mi llavero dispone de linterna incorporada y siempre que vuelvo a casa de noche miro el suelo de la entrada de mi casa. A veces tiene colillas y a veces no. Cuando tiene colillas me cago en Dios y me pongo a limpiar las colillas. Cuando no tiene colillas le doy gracias a Dios porque no tengo que mover el cepillo en mitad de la noche y a diez mil kilómetros de mi madre. Es una cosa que agradezco mucho a Dios: la del cepillo.
[…] El carácter de un hombre es su destino. Yo tengo un carácter pusilánime, lo se; mi destino es la humillación: lo se. Me tiran colillas a la puerta de mi casa y yo las limpio y doy gracias a Dios por los dí­as en los que no tengo que limpiar colillas pero hoy he visto una pelí­cula y tengo de mi parte toda la historia del cine y encima me siento sexy, o sea que mi carácter pusilánime está besando la lona.
[…] Entro en casa. Llego a la cocina. Me pongo un café y me enciendo un cigarrillo. Pienso en la cita: “El carácter de un hombre es su destino†. Se que mi destino es la humillación, porque mi carácter es pusilánime. Luego pienso en la cita. “Un hombre libre es un hombre que dice no†. Yo no soy un hombre libre, yo nunca digo no.
De todas maneras le doy gracias a Dios por las pelí­culas.

Trenes hacia Tokio es además, un insólito retrato de la megalópolis nipona. Una mirada sobre el aislamiento, la multitud, el dinero, la pornografí­a, los commuters y las ciudades dormitorio, parásitos y savia de la gran urbe, todas esas cosas que Tokio tiene en común con cualquier capital europea. Japón ejerce, además, la atracción de lo exótico; una sociedad lejana, antigua, llena de contradicciones, pero que engancha a los viajeros, a los que sueñan que viajan, a los que sueñan que viven… lejos.

Enlaces relacionados »

    [Alberto Olmos en la wiki]
    [Tokio en la Wiki]
     

300 (2006)

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Se estrenó el pasado viernes «300», adaptación del estupendo cómic homónimo de Frank Miller. Hoy y tras sortear las hordas en el centro comercial nos hemos dispuesto a verla con buen ánimo y cierta predisposición al disfrute. Para tales efectos, era condición preliminar obviar cualquier lectura actual interesada, en especial sobre la nada ambigua posición ideológica del autor. Un episodio de esta enjundia histórica hay que tomarlo así­, en el territorio de los héroes y leyendas, más allá de la presunta incorrección polí­tica del asunto.
Se narra aquí­ la batalla de las Termópilas, 480 A.C. donde un puñado de espartanos con el factor campo a favor y una sobresaliente táctica, contuvieron lo suficiente al poderoso ejército persa. Parece ser que ni estos últimos eran millones (se intuye que fueran unos 300.000, lo que no es poco, que digamos), ni eran un desastre militarmente sino a la par de los griegos en esas lides.

Lo que en el cómic es épico, tenebroso, o inquietante al menos, aquí­ se les ha ido la mano con la fórmula «Hollywood» de joder una buena idea. Un buen ejemplo es en la excesiva caricaturización de los personajes, en especial los «malos», la manipulación de las ideas, y la inclusión de material de puro relleno para completar allí­ donde la obra original deja a la imaginación. Digamos que lo mejor de la pelí­cula es lo que calca del cómic al milí­metro, consiguiendo escenas de una plasticidad sobresaliente haciendo honor al brillante trabajo de Miller. Lo mismo ocurre con los personajes cuando son tratados con fidelidad, así­ pues Leónidas está muy bien interpretado y también el resto de musculados seguidores, aunque planos, sus relaciones en la batalla y sus motivaciones están bien conseguidas. Sobran las tí­picas lineas «Die Hard» en medio de los combates, como si andara Bruce Willis por allí­ mismo. Eso es otro handicap, tanto en roles como en diálogos, no hablaban hace 2.500 años como pretenden en la industria ésta palomitera y sus estudios. En la misma linea entra la inclusión de un personaje femenino inexistente en el original como es el de la reina, vací­o de contenido para más inri o de un rival polí­tico en la misma Esparta etc. Morralla que además se usa para insistir en determinado mensaje, o por decirlo más claro, pura propaganda.

Formalmente la pelí­cula cae en uno de los errores apuntados ya en «Sin City», y es en la traducción del lenguaje del cómic a la gran pantalla. Se abusa de la voz en Off cuando el cine ofrece muchas más posibilidades, recurso pobre y cansino. Y como apuntábamos antes con las bellas imágenes calcadas de la obra original, en cine se puede hacer más que componer una bella postal. Aun así­ destacan varios momentos que elevan el tono medio del film, quedando éste entretenido y a ratos conseguido y estético. Con todo ésto puedo asegurar que lo mejor está en el trailer, si es posible disfrútenla en V.O.S, y lean el cómic quien no lo haya hecho ya.

Enlaces relacionados »

    [Web oficial de la pelí­cula]
    [300, de Frank Miller | Guí­a del cómic]
    [Ficha IMDB]