El próximo domingo los franceses acudirán a las urnas para elegir a su Jefe de Estado. Ese será el momento de la verdad y las dudas quedarán despejadas a cerca de quién será el Presidente de la V República.
Ayer por la noche se produjo “le débat† entre los dos candidatos. Dos horas y media de cara a cara en la que ambos tuvieron un tiempo de palabra efectivo de más de una hora.
Resultó emocionante, lleno de réplicas, moderado por dos periodistas que entregaron todo el protagonismo a los oponentes.
En mi opinión, Madame Royal (Dakar, Senegal 1953), se comió literalmente a Sarkozy, (París, Francia 1955) apabullando con su dialéctica, mostrándose fuerte y con una capacidad de trabajo asombrosa.
Uno de los momentos más tensos del debate tuvo lugar cuando la señora Royal tildó de “poco serio† a su oponente por prometer la escolarización de todos los niños discapacitados en el sistema general educativo a través de los tribunales de justicia. Sarkozy aprovechó la ocasión para desacreditar a su oponente, acusándola de perder los estribos, mientras que la candidata socialista le recriminaba su fama de demagogo. “Tout n´est pas possible†, le repetía Ségolène, aludiendo a la falta de coherencia del discurso de Sarkozy, prometiendo cosas que luego su propio gobierno ha echado abajo.
Uno de los puntos más interesantes del debate fue el problema del paro, las 35 horas semanales, la pérdida de nivel adquisitivo y la problemática que arrastra Francia con su sistema de protección social.
Sarkozy se mostró inflexible, arengando a los franceses a trabajar más para percibir más dinero cada mes, como única solución para los problemas del país, mientras Ségolène ponía el énfasis en la libertad de los ciudadanos para decidir sobre su vida laboral, exigiendo salarios dignos con un sueldo base de 940 euros, focalizando el problema europeo en la deslocalización masiva que las multinacionales han propuesto como milagro económico. Si las fábricas se trasladan, ¿qué va a producir Europa?, ¿cuál será el coste final de esta carrera por la búsqueda de mano de obra mal pagada y poco protegida?
Parece ser que el mundo occidental, con las multinacionales a la cabeza, pueden exportar la democracia y el mercado libre autoregulable, desligándose de los derechos laborales y sociales que toda democracia asume como garantía de la paz social y el desarrollo de los derechos de los trabajadores. Subcontratando en países en vías de desarrollo, se mantienen competitivos, cierran más fábricas, crecen los beneficios y por ende, los sueldos de sus altos cargos. Esta nueva estrategia ha permitido la independización de facto del empresario. La empresa se ha convertido en un cliente en busca del mejor precio. Las fábricas ya no les pertenecen, desligandose de cualquier obligación con los trabajadores, despreocupándose de todo el proceso productivo y de quienes lo desarrollan.
En cuanto a la Unión Europea y Turquía los puntos de vista de ambos candidatos fueron radicalmente distintos. Según Sarkozy, bajo su mandato se cerraría la puerta definitivamente a la posible entrada de los turcos, estimando imposible la inclusión de un país de Asia menor y musulmán a una Europa que termina en los montes Urales. La candidata socialista se mostró más dialogante, estimulando a las fuerzas laicas turcas con la negociación y posibilitando bajo su mandato un nuevo referéndum sobre la Constitución Europea, desbloqueando la ampliación, a lo que Sarkozy respondió que los franceses habían votado no y sería no hasta que se redactase una nueva constitución que frenase la ampliación hacia el este.
Una vez más Ségolenè apostó por la reforma de las instituciones francesas, por la creación de la VI República, modernizando la votación de leyes que en la actualidad sufre de inoperancia, mientras su oponente prefería un estado continuista, poniendo todo el peso en el trabajo de los ciudadanos como única vía. El discurso de Nicolás Sarkozy resultaba victimista, como si los problemas de Francia se debiesen exclusivamente a los vagos y maleantes que traen a sus familias a chupar del bote del estado. Según Sarko la culpa de todo la tienen los trabajadores por no trabajar más y los padres por ser poco exigentes con sus hijos, apostando por la cultura del esfuerzo, el mérito, el respeto, la autoridad, sin plantear que en nuestras maravillosas sociedades democráticas la igualdad de oportunidades no existe y que casi todo depende de dónde hayas nacido, dónde puedes estudiar y quién te puede enchufar.
Por último me gustaría reseñar el tono condescendiente y en ocasiones paternalista que utilizó monsieur Nicolas con Ségolène, dejando caer en algún momento que la presidencia francesa era algo que le venía grande a la candidata. Ya veremos. Saldremos de dudas el domingo.
Allons enfants de la Patrie Le jour de gloire est arrivé !
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[Biografía de Nicolas Sarkozy ]
[Biografía de Ségolène Royal]