De repente parece que Dios existe. A través de todos esos fervorosos peregrinos se hace presente por la tele, la radio, el periódico; Dios está en todas partes… nunca mejor dicho.
Esta vez es el Dios de los cristianos, de los cristianos-católicos-apostólicosyromanos, pero las muchedumbres también se reúnen por el de los musulmanes o el de los judíos. Pero… ¿cuánta de esa gente tiene fe?
Esta pregunta me ha hecho recordar una novela corta de Unamuno titulada «San Manuel Bueno, Mártir» (1930), en la que el párroco de una población rural vive la pérdida de la fe como una cuestión íntima, mientras sigue viviendo como un verdadero creyente.
Ya en 1899 Unamuno comentaba:
[…] Me acusan de haber pervertido a curas. Empezó por uno que vino a mi casa a verme, cuando se hallaba en las garras de Nietzsche. […] un ejemplar de cura sin fe. Y empezando por él, he venido a dar en director espiritual de algunos curas jóvenes que sienten que se les va la fe católica»
Definitivamente prefiero a los que caen en «las garras de Nietzsche» a todos los demás.
Y especialmente para los ‘mandatarios’ que ya están en Roma o llegarán mañana:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro, estáis llenos de hipocresía e iniquidad»
MATEO 23:23-29
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[«San Manuel Bueno, Mártir» | online]
[«San Manuel Bueno, Mártir» | descargar pdf]