Para acercarse a la nada

Muchas veces, los excesos del lenguaje mí­stico han llevado la experiencia extásica a una literatura decadente. Es imposible transmitir tanta nada en tan enfermas y efí­meras palabras. Ante esto sólo queda el silencio… y en su defecto la poesí­a. Así­ tenemos grandes mí­sticos en Santa Teresa, San Juan de la Cruz… pero luego todo se perdió hasta llegar a Rilke (que retoma a los grandes germánicos como Eckhart o Silesius), Celan… así­ que animaros con la poesí­a, medio para acercarse a la nada… del yo.

Una nada hemos sido, somos, seremos, floreciendo; rosa de nada, de nadie.»

Paul Celan

Sueños de Quevedo

Alcé los ojos y vi la Muerte en su trono, y a los lados, muchas muertes. estaba la muerte de amores, la muerte de frí­o, la muerte de hambre, la muerte de miedo y la muerte de risa. La muerte de amores estaba con muy poquito seso.»

Francisco de Quevedo

En sus Sueños con la muerte, con el juicio, la vida y el diablo, don Francisco ironiza del poder, del saber, del dinero, de las mujeres y los maridos, cornudos y consentidos, médicos y boticarios… no deja tí­tere con cabeza, pero quién menos seso tiene es la muerte de amor. Y quién no haya muerto de amor, pues menos seso tiene. Y es que hay muchas formas de morir, pero Dios sólo nos dió una vida.

(Perdonad esta pseudofilosofí­a, pero estoy saliente de guardia, aeh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)

Qué sean felices

Acabo de venir de una boda en Almerí­a, lugar gnóstico donde los haya, más cerca de la patafí­sica de la cofradí­a de pescadores de Pitres de lo que podamos imaginar.

La boda comenzó en el laico ayuntamiento de esta marí­tima ciudad, rematando el señor el alcalde la faena con unos artí­culos y unas palabritas de SAN PABLO! (1 Corintios, 13). Luego arroz y rosas. Luego comida y cerdo en salsa. Vino y cerveza. Postre y champán. Y una selección musical hecha por la pareja digna de mención (sobre todo por la cara de los demás asistentes cuando nos veí­an a algunos tararear tan extrañas melodí­as).

El baile lo inauguró la novia vestida de blanco con una guitarra eléctrica negra cruzándole el cuerpo, mientras él afinaba el aire con un theremí­n. La cara de los padres, antológica. Luego pasodoble a ritmo de theremí­n, cancioncillas de J. Brown y M. Gave con una concesión al flamenco gitano-camisa-rota. Copas y trompezones. Canción final y vuelta al a ciudad para seguir de tapas y copas hasta olvidar el nombre de nuestros padres camino del mar.

En fin, un buen dí­a. Qué sean felices.

OMMM aeh?

Me sumo a las felicitaciones. Lo prometido es deuda y aquí­ me tienes.

Gracias por abrir espacios anómalos para desenmascarar lo más pintao. Y es que desnudar la realidad es la esencia de la virtud, la esencia de la trascendencia, la esencia del zen, la esencia del misticismo. «Pido a Dios que me libre de Dios» (Eckhart), desnudar a base de contrarios, cambiar el lugar del logos, situarlo al fondo del abismo, en el centro de la nada, al otro lado del vací­o. De la nada al silencio, del silencio a la nada, de ella a la naturaleza y vuelta al ser humano, a la comprensión del ser humano, que no hay cojones quién lo entienda. Y de nuevo al silencio, y a la palabra esencial: OM. Que aquí­ en graná es el AEH! aeh?

Pues eso, nada. Nada y silencio y gracias.

Recomiendo «Zen, Mí­stica y Abstracción» (Amador Vega, Ed. Trotta).

Dr. J, con permiso de J.