En un segundo, todo puede cambiar. Hay días felices en los que merece la pena salir de la cama. Mandaste un mensaje de nueva esperanza. Un espasmo en las arterias celebró la alegría. Ahora estoy más cerca de creer en los milagros. Inoportunos a veces, los llantos son hermosas congojas detrás de algunos cristales. Te llamé y os felicité por vuestra primera hija, nacida del amor más puro. Una hija de luz fecundada en el desierto y parida cerca del mar. Como un regalo a plena luz del sol. Pelo rojizo y moreno, balbuceos de mujer en ciernes y ojos despiertos de quien tiene ganas por empezar a ver. Cómo cambia todo, como sólo todo puede cambiar. Un canto no es más que un canto, si no se canta con toda la satisfacción que requiere cada momento. Como la rama del primer cerezo que florece en primavera, como el vuelo de los últimos dientes de león, llegaste en estos días de entretiempos en los que el cielo es rojo y todo puede suceder. Más cerca del calor que del invierno, pronto reconocerás tu perfecta voz. Quien cuida de ti conoce los secretos de las ondas sublimes de un huevo cósmico y una guitarra. Sabe que el cielo nunca se ha equivocado contigo. De la pálida arista del deseo nace la más tierna flor del mundo. Trémula la piel recién estrenada. Tímida la nariz recién estrenada. Manos de arrugada juventud retienen dichosas el vuelo de las mariposas que dejan sonrisas en sus mejillas. Lágrimas de lluvia otoñal riegan la boca de su madre. La vaina de su ombligo dejará un diminuto lago de carne estrenada en el centro de un cuerpo increíble. Uñas aún no mordidas, tan lejos de la ansiedad y la tristeza. Pies descalzos que aún no saben bien dónde caminar, por dónde empezar a conquistar el mundo. Aletea deprisa el corazón más tierno, con sus aurículas y sus ventrículos y sus ganas de latir. Está atrayendo el sol hasta su mismo centro. Amada desde el centro hasta los extremos, los que cuidan de ti poseen la gratitud de lo recién entregado.
A veces la vida es más sencilla de lo que parece cuando se dejan brotar los instintos primitivos de cuidar y amar. Todo brota nuevo desde dentro, haciendo caso de un impulso antiguo de esferas más antiguas y siderales de lo que se cree. La vida es una niña en los brazos de su madre, con su padre protegiendo hasta el aire que las roza. Hoy no hay tiempo para versos melancólicos, hoy urge llamar a las horas más magníficas para que reposen a nuestro lado lejos del sufrimiento. Quizá uno nace para esto. En un vuelo te acerco lo más bello y lo más sagrado que se intuyen en tus ojos grandiosos. Jardineros de ternura, alejan las dudas de todo lo que se puede hacer mal o bien. Ahora queda ser jardinero fiel. Subirán las aguas, pero vosotros mantendréis las manos alzadas y abiertas. Perderán los presos de la insania y la amargura. Ganarán los hijos de un amor sublime. Todo queda por aprender sin prisa. Has llegado a tiempo, como la sal y como la espuma. Como la paz y las aceitunas. Como la cosecha del vino más amado, como la luna. Ante ti se postrarán los tallos de las flores más bellas y las raíces de las mandrágoras te brindarán sus respetos. Tu corazón nos sanará. El mundo te bendice, se regocija en te tierna hermosura. Los heliotropos de esta provincia buscarán tu albor cada día. Bienvenida a la provincia de los girasoles, donde hay pocos soles como tú. Serás traviesa y serás feliz. Dormirás y no dejarás dormir. Amarás y morirán por ti. Bienvenida a la provincia de los girasoles que existen desde hoy para ti, Angelina.
PD.- Dedicado a Angelina Guillén Olea, y sus pocos días de luz.
19.09.2006
Imagen original en morguefile.com