Omega

Omega

Final. Un cortijo alejado más allá del embalse del Negratí­n, en las tierras arcillosas que lindan entre las dos provincias de Granada y Jaén. Once almas entusiasmadas se reúnen para glorificar una despedida. Entre ramas de olivo se destrona al gurú de los ojos azules, una vida de soledad da paso a la senda de los amores supremos. Cereales licuados y fermentados abrigaron los frí­os nocturnos hasta dejarnos muy cerca del suelo, como zahorí­es en busca de las últimas gotas de las últimas botellas de color esmeralda. Como Ozenfant, dejamos todas las botellas vací­as y sordas. Nos acompañó la noche de tiritantes estrellas y la música insomne de mil canciones elegidas con cariño para la ocasión. Todo iba bien, el fuego y la carne fresca mantení­an a los allí­ conjurados en estados naturales de quietud. Pero de pronto sonó el Omega. La noche se rompió en mil claridades, dejando atrás lo aprendido y lo ganado. Una voz insondable quebrantaba el cielo como un cuchillo afilado. Morente socavaba espacios en mi mente ebria y descarnada. Empezaron a encenderse estrellas que yo creí­ fosilizadas y extintas. Aquella noche, con un guante de mercurio y otro de seda, cayeron todas las estatuas… y volvió a abrirse La Gran Puerta. Desde fuera, se veí­a un pelele que bailoteaba descoordinado como un cuerpo sin huesos ni tendones, pero dentro estaba llegando al prado de la hierba fresca más allá de todo lo mundano. Así­ mis lágrimas se derramaron por el Omega, y las derramé en vuestra escatológica compañí­a. Sólo un escarabajo indefenso se atrevió a enfrentarse con sus artes marciales a la obscenidad de mi embriaguez. Escrotolitum trajo su magia un dí­a después. Así­ os agradezco el magní­fico fin de semana y la sonrisa del Talibán al despedirse el domingo… olé los tí­os grandes.

En otro orden de cosas, Omega es la marca de relojes favorita del Talibán, y es a su vez uno de los lí­mites de Dios (el alfa y el omega), y es por ende la última letra del alfabeto griego y designa los estados finales, la escatologí­a, y más allá es el tí­tulo de un poema póstumo de Lorca y es asimismo el tí­tulo del mejor Disco que se haya hecho en Granada jamás… el Omega de Morente y Lagartija Nick (1996). En este disco Morente explora las dimensiones de la ciudad industrializada y desnaturalizada de la mano del poeta en Nueva York, acompañado por los laberintos sonoros y estridentes de un grupo escatomí­stico de purullena (como dirí­a escrotolitum) que son los Lagartija. Confunden a los eruditos del flamenco con un disco inmenso que nunca ha sido suficientemente reconocido ni escuchado. Del aleluya de Cohen a los samplers de Antonio Chacón o la niña de los peines. Omega, en sí­, es un poema de difuntos, que traslada tu alma a los umbrales y se atreve a mostrarte lo que hay más allá de la gran puerta… y sólo hay una forma de abrirla, con la voz… y quizá no baste con una. Amigos, no puedo hablar más de este disco, sólo recomendaros su escucha y esperar vuestra respuesta.

En realidad estas palabras sólo son un agradecimiento a este fin de semana y un regalo más para nuestro í­nclito Talibán y su hermosa futura mujer. Desde aquí­ os deseo lo mejor… por vuestra claridad, vuestra alegrí­a y vuestro amor supremo más allá del comercio. Un abrazo, siempre vuestro, Dr. J.

Enlaces relacionados »

    [Lagartija Nick | Página Oficial]
    [De OMEGA a EL PEQUEÑO RELOJ | de Flamenco.com]