Category / Artes
Tombuctú (1999)
Smoke & Blue in the Face (1995)
Paul Auster
Dicen que un conocido productor de cine norteamericano comienza sus audiciones con la siguiente frase:
«No me cuente lo que ha hecho, cuénteme lo que está haciendo»
En el caso de Paul Auster (New Jersey 1947), el Woody Allen de la literatura, hablar de lo que está haciendo es ya casi pasado. Bien sean novelas, guiones de cine o recopilaciones de textos ajenos, Mr Auster siempre está metido en algo.
Llegada la época estival, tumbados en una playa, en casa o al fresco en cualquier bosquecillo o piscina municipal, sus narraciones son sencillamente perfectas.
Auster encarna el prototipo de intelectual norteamericano a lo Norman Mailer, que saben como demostrar un completo desapego por toda conducta pomposa o autocomplaciente. Son narradores de mundos cotidianos y se alejan de la imagen del intelectual tipo europeo. Mastodontes endiosados por la crítica (algunos); divos a los que asusta acercarse y que hacen de la pedantería un modo de vida (otros). Los relatos de Auster son cercanos y hablan de gente corriente a la que le suceden cosas extraordinarias.
En una entrevista concedida a Annet Insdorf, catedrática del departamento de Cine de la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia, con motivo de la publicación de los guiones de las películas «Smoke» y «Blue in the Face», Auster se expresaba así:
Las New New Things de Flickr
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Las 13 canciones más sobrevaloradas
Las 13 canciones más sobrevaloradas, como “Light My Fire† de The Doors, “Wonderwall† de Oasis, “Imagine† de John Lennon… Opiniones, todo el mundo tiene una. [Elastico.net]
Hacia la Plenitud
Me siento en esta noche, noche insomne de entretiempos. Noche canina de casas recortadas a lo lejos. Me siento un rato a descansar. Tengo el estómago pesado y un ardor que no calman los antiácidos. Deseo tomar una ginebra con tónica, para asentar los jugos de mi cuerpo secretor. Pero aún queda trabajo. Mi trabajo de observador de dolores ajenos. Aprovecho esta pausa en la guardia, miro por la ventana la noche de agosto. Qué no se ha dicho de la noche que no recuerde. Miro y pienso en el humo, en la danza esférica de los opiáceos, en el camión de la basura, en los recuerdos de cada habitación de estas paredes de papel. La puerta del despacho se acaba de abrir con una ráfaga de aire tibio. Tibio, como cada paso en esta noche de sollozos y gritos. Y gritar no se puede cuando el alma se apaga y no hay nadie que te escuche. Últimamente pienso demasiado en mis días venideros, pero no les doy forma, son como una ciudad sin cemento ni planos, ni obreros ni presupuestos, donde quiero apaciguar a las fieras de los territorios del norte. El busca suena, en esta provincia de elefantes con trompas de plástico. Trompas artificiales que aportan oxígeno a seres anaerobios. Me invade un sentimiento de evasión, pero debo permanecer impasible y despierto para disolver angustias. De buena gana me tomaría otra ginebra. De buena gana os dejaría mi saber, mi calma, mi desasosiego, de buena gana os cedería mi puesto, mi vida incompleta, mis máscaras y mi cuervo, para poder salir a tomar un rato el aire.
La noche avanza inmutable por su atávico camino hacia el exterminio de las conciencias. Mensajes de otros continentes me dicen que el mundo puede cambiar con un poco de luz, con un poco de cada uno. Mis elefantes me dicen que nada cambiará nunca. Que el dolor es el dolor y el placer la sombra de una ilusión que un mago despistado nos dejó en el alma. Y así veo otro enfermo, y otro, y otro, que engordan la lista de ciudadanos de esta provincia mundana sin tesoros que esconder. Y miro otra vez la noche, y saco un libro de mi cartera. Son unos poemas de Henri Michaux, escogidos para la ocasión. Y Michaux se hace fuerte en las sombras, y descubre la simultaneidad palpitante de todos los momentos de esta vida, de todos los lugares. Y Michaux se levanta y me dice que después de repugnar los cambios y la comida, después de temer escribir, de sus preferencias, aprende la virtud de los viajes, el conocer las cosas tal y como son… tal como son. Y así, a través de las pruebas del espíritu, poder llegar a la plenitud. Ésa será la meta, alcanzar la plenitud…
HACIA LA PLENITUD.
Recibimos.
Recibimos,
Tenemos el sortilegio de recibir
De en secreto sin fin
Lo impalpable de recibir.DíA DEL NACIMINETO DE LA ILIMITACIÓN.
Otro mundo me acepta
Me anexiona
Me absorbe
Me absuelve
Armisticio de las pasiones.
Bancos de claridad
Soterradamente
Sobrenadamente.
La emanación de existir
El engrandecimiento de existir
El promontorio, la impetuosidad de existir.
He llegado a la plenitud
El instante es más que el ser
El ser es más que los seres
Y todos los seres son infinitos.»Fragmento de «Hacia la plenitud», de H. Michaux. Trad. Julia Escobar
Siempre vuestro Dr. J.
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