Y que conste que no pensaba «sacar a la palestra» a Miles Davis como protagonista. No es que no me guste (él me metió en el jazz) o no lo tenga en consideración (reverencias), es que los fenómenos de masas me repelen de forma natural, así sin más. Prácticamente cualquiera te lo cita al hablar de jazz (sin saber), incluso los más sagaces conocen alguno de sus LP por las portadas o los nombres («ése hizo el kain of blu, no?»): todo el mundo sabe (ha oído, supone) que era muy bueno. Y sí, lo era. No voy a ser yo quien diga lo contrario, mis más de 30 CD suyos podrían abrirme la yugular… así que me propongo hacer un recorrido por su obra en varias entregas, como vayan viniendo, improvisando, apareciendo en primer lugar la época del segundo quinteto (enero’65-junio’68), con Wayne Shorter (saxo), Herbie Hancock (piano), Ron Carter (bajo) y Tony Williams (batería), éste con sólo 19 añitos- apodado «the kid» (véase foto).
Uno de los mejores quintetos de la historia, que le dieron una vuelta de tuerca al jazz en apenas tres años, 6 LP de estudio y varios discos en directo (incontinencia creativa?). No entraré en detalle del trabajo de estudio, sólo nombraré las criaturas: E.S.P., Miles Smiles, Sorcerer, Nefertiti, Miles in the sky y Filles the Klimanjaro (3 de los 5 temas; el resto en la 3ª parte de Dark Magus…), abrumadora secuencia de obras maestras.
Pero me quedo con el material en directo, obviamente, y con éste datado en diciembre de 1965,en Chicago, en sólo dos noches (22 y 23), recogido cuidadosa y exhaustiva (exagerada?)mente en una caja de 8 CD, a lo bestia, como debe ser. De similar factura también resaltaría el concierto de 1964, editado en los LP My funny Valentine y Four & More; aunque el quinteto varía ligeramente (George Coleman en lugar de Wayne Shorter), la dinámica y la calidad están casi a la altura de éste, y eso que considero a Shorter uno de los mejores del saxo…
En las noches del «Plugged Nickel» todo parecía propicio para el jazz, el grupo está entonado en todo momento, el público apenas interrumpe (algún ruido de copas sí hay, para qué nos vamos a engañar, je je), y los temas, da igual cuál, se suceden, a media de 12-14 minutos, en una continua corriente de solos espectaculares, intimistas, inspirados y perfectamente engranados. No eran 5 solistas en un grupo, sino un grupo de solistas (fundamental). Uno puede dedicar una escucha exclusivamente a la sección rítmica (anonadado), otra a los duetos trompeta-saxo (un solo detrás de otro) y siempre se descubre algo nuevo, notas que no existían…
Y como haría un presentador, yo me retiro dejando paso a los artistas; tan sólo dos consejos: pulsar el «play» y dejarse llevar, el viaje es impredecible, irrepetible e irresistible. Incompatibilidad: falta de tiempo. Recomendaciones (obvias) de posología: no oír de un tirón (433 minutillos); espaciar las tomas, a ser posible tras las comidas, y tumbad@.
PD: quien quiera ahondar en este quinteto, muy recomendable otra cajita, The Complete Columbia Studio Sessions 1965-68 (6 CD); su nombre lo dice todo, sin comentarios.
PD 2: como se suele decir, «beg, borrow or steal» (… o «bájese», añado).