Tras la vorágine de las presentaciones del otoño/invierno llegan las colecciones crucero. Dedicadas a la clientela más exigente, son una buena prueba del verdadero nivel creativo de los diseñadores (lease equipos completos liderados por una persona). Karl Lagerfeld acostumbrado a presentar cada año dos colecciones de prèt-a-porter para Chanel, las colecciones haute couture, las dos colecciones ready to wear de FENDI y su propias colecciones que han pasado a llamarse Lagerfeld Collection, consigue aportar algo nuevo a la tendencia eterna de la Maison. Atendiendo a las colecciones croisière de Chanel puede vivirse una experiencia total, más alla de los habituales tour de force de las semanas de la moda de Milán, New York, París o Londres. La colecciones crucero tienen siempre como fuente de inspiración la idea de viaje. Marchar a otro lugar, explorarlo y vestirse para la ocasión. En este caso, tomamos como precendente la colección crucero del año pasado que subió literalmente, a modelos y público, a autobuses de doble altura.
Este interés de Lagerfeld por situar ciertos desfiles fuera de las pasarelas tradicionales es una herencia de Mademoiselle CoCo, obsesiónada por dotar al vestuario femenino de la practicidad que requiere la vida en espacios públicos. Pionera en imponer el pantalón, la ropa casual, las chaquetas, el petit robe noir, creando un nuevo vestuario femenino cuyas piezas claves mantienen un difícil equlibrio entre los conceptos de funcionalidad, comodidad y pulcritud. La moda para Chanel se pliega a las necesidades femeninas y no a la inversa. El gran secreto de la casa sigue siendo la creación y reinvención de piezas que son ponibles y a la vez sublimes.
La colección se compone de una serie de básicos:
Faldas con volumen, pantalones rectos, que inclúyen el tejido vaquero como propuesta desenfadada y vacacional; vestidos vaporosos de diferentes largos, vestiditos negros.
Mención especial merecen los complementos: Sandalias-gladiador planas, a la altura de la rodilla, en camel, negro brillante o plateado combinadas con mitones; pamelas negras y bolsos de mano de tamaños medios. Sandalias de cuña negras para la noche. Nada nuevo, pero… ¿Quién quiere algo nuevo en Chanel?
Por otra parte, es reseñable la elección del lugar donde se mostró la colección. El restaurante METRAZUR está ubicado en la terraza éste de la Grand Central Terminal de Nueva York. Las modelos se movieron en un entorno urbano, real, más allá del artificio de los desfiles. Tanto el maquillaje como el trabajo de peluquería incitan a pensar que cualquier maniquí podría salir del desfile y tomar un tren, almorzar en el propio restaurante o salir caminando a la bulliciosa vida neoyorquina del mediodía. Si no pudo estar allí, puede disfrutar del vídeo del desfile, planear una visita a la estación o echar un vistazo al menú on line del restaurante.
Bon Apètit.
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