Brevario de los vencidos

Émile Michel Cioran

Recientes acontecimientos han devuelto a mi ánimo a un todaví­a más profundo abismo. Y allí­, sólo algunos vencidos han sabido sobrevivir con honestidad. Con la honestidad de la soledad. Con la honestidad del desencanto. Con la honestidad de un hombre desnudo. Entre ellos el viejo E. M. Cioran. Éste rumano es un filosofo sin filosofí­a, de esos que saben lo que vale la vida y una barra de pan, de esos que han pasado penurias, que han sufrido el exilio (tanto interior como exterior) de un Parí­s habitado por santos bebedores (un guiño a Roth), que conservan la lucidez del hambre. La lucidez del abismo, la lucidez de la soledad. Visionario del desengaño, su lucidez ahonda en lo que todos pretendemos olvidar, templa las fuerzas de su vida en la fragua de la desilusión y desnuda las emociones del hombre para enaltecerlo y subirlo a los altares mundanos e insomnes de las bajas pasiones. No estoy hablando de un premio nobel, ni de la belleza de la literatura, ni siquiera de quién utiliza su palabras en pro de un feminismo retrógrado o de quien defiende la algarabí­a polí­tica de un lí­der ridí­culo. Estoy hablando de la letra que llega al fondo, y desentraña la vacuidad. Antes de fallecer en 1995 se tradujo el libro que cito, éste Breviario de los vencidos (Ed. Tusquets), indispensable para poder terminar de hundirte y empezar a ver con nuevos ojos. Para no sucumbir a la desesperanza, sino aprovecharla. Amigos, disfrutad de la desesperación.

Con ansia y amargura, he intentado cosechar los frutos del cielo y no he podido. Se elevaban hacia no sé que otro cielo cuando les tendí­a mis manos golosas de su abundancia. No, no es la visión de los astros lo que me deslumbrará. Bastante luz he perdido mendigando a las alturas. Harto de toda laya de cielos, he dejado mi alma a merced de los ornamentos del mundo.»

Émile Michel Cioran

Siempre vuestro, se despide el Dr. J, agradecido a J. y al Talibán por sus nacimientos y su dicha, y por ser los amigos que sostienen la templanza de un cálido abrazo… así­ pasen otros treinta años. Un abrazo, camaradas.

Der Vorleser

[…] Por entonces releí­ la Odisea, que habí­a leí­do por primera vez en bachillerato, y que recordaba como la historia de un regreso. Los griegos, que sabí­an que nadie puede bañarse dos veces en un mismo rí­o, no creí­an en el regreso, por supuesto. La Odisea es la historia de un movimiento, con objetivo y sin él al mismo tiempo, provechoso e inútil. […]

    «El lector»
    Bernhard Schlink – 1995
    Colección de Compactos Anagrama

La casualidad pone en tus manos un librito-oruga de apenas 200 páginas que va creciendo y creciendo, hasta convertirse en una maravillosa novela.

Éste autor alemán, austero y elegante nos demuestra que, también en la técnica narrativa, menos es más. Libros que nos hablan de libros….. y de sentimientos.

La vida es sueño

El Dr. J., saliente de guardia, decide acordarse de los sueños (gracias por este desahogo, querido J):

Corrí­a el año 1635, los impuestos dañaban el honor del españolito para mantener un famélico ejército en la fase francesa de la guerra de los Treinta Años, tras expulsar la mano de obra morisca nos quedamos con el barroquismo y la decadente hidalguí­a, Quijote en lucha fragante contra la realidad, y una Europa en crisis de valores asumí­a mal el racionalismo de Descartes (tres sueños eróticos seguidos le hacen preguntarse el misterio de la realidad, Porno-Internet??) mientras la realeza descubre impúdicamente el poder del Absolutismo. En estas estábamos cuando se escribe «La Vida es Sueño» y los sueños… Permitidme un leve pasaje de esta dramática obra de un Calderón estudioso y encaminado hacia la santidad (se ordenó sacerdote con el hábito Franciscano en 1652).

Segismundo (hijo del rey) está preso para que no se cumpla su maldita profecí­a, tiene un encuentro fortuito con la realidad y su cara más cruel, una bella mujer, Rosaura. A ella se dirige apasionado:

«Sólo por ver si puedo, harás que pierda a tu hermosura el miedo, que soy muy inclinado a vencer lo imposible. Hoy he arrojado de ese balcón a un hombre que decí­a que hacerse no podí­a; y así­, por ver si puedo, cosa es llana que arrojé tu honor por la ventana»

Amigo Calderón, a lo mejor los españolitos no hemos despertado todaví­a, el albedrí­o está desatado y el honor desperdiciado. El sueño nos revelará la vida, y la vida se revelerá al despertar. Que la vida es sueño y los sueños…

El suicidio o cómo jugar a las muñecas

De vez en cuando eso que llaman “panorama cultural†, mejor dicho páramo, por inhóspito y yermo, nos sorprende con propuestas interesantes. Cansados de tanto show-business, nos damos de bruces con Thomas Ostermeier y Elfriede Jelinek. Ella austriaca. El alemán. Ambos, abanderados de la vieja Europa que sigue sin reconocerse vanguardia.

Frau Jelinek, premio Nobel de Literatura 2004, debutaba en 1977 con la obra “Lo que ocurrió después de que Nora abandonase a su marido o pilares de la sociedad†. Curiosamente el tema es retomado éste año por Herr Ostermeier, dirigiendo en el Festival Internacional de Teatro Temporada Alta de Girona, “Concierto a la carta†. Otro epí­logo del clásico de Henrik Ibsen “Casa de muñecas†.

Tanto Nora como Hedda Gabbler (polémico personaje de Ibsen), nos ayudan a interpretar parte de la obra literaria de Jelinek, descaradamente ninguneada por los crí­ticos, antes y después de concedido el Nobel.

Nuestra sociedad, bienpensante, occidental e igualitaria, está llena de mujeres que son Nora y son Hedda; son la suicida Srtª Rash de “Concierto a la carta†.
Ibsen en el siglo XIX, Ostermeier ahora y Jelinek siempre, representan el compromiso con el único islote de libertad que nos queda: el teatro.

Quizá el suicidio sea el último atentado anarquista contra la más preciada propiedad del ser humano; su propia vida, pero según Ostermeier:

La cosa cambiarí­a si la presión que sufren los que realizan el peor acto de violencia contra ellos mismos se canalizara en aras de una revolución†

Puede que esa revolución pendiente sea la que tenga por protagonistas a todas las Noras.

Más información y bibliografí­a:

    “Concierto a la carta† FESTIVAL TEMPORADA ALTA 2004 GERONA Temporada Alta
    “CASA DE MUÑECAS† Representación programada en versión original en Barcelona (proximamente)
    “CASA DE MUÑECAS† Henrik Ibsen (1879) – Obra de teatro
    “HEDDA GABLER† Henrik Ibsen (1890) – Obra de teatro
    “LA PIANISTA† Elfriede Jelinek (1983) – Novela
    “LAS AMANTES† Elfriede Jelinek (1994) – Novela
    “LA PIANISTA† Michael Haneke (2001) – Largometraje

Enlaces relacionados »

    [Las Amantes (Die Liebhaberinnen) | Elfriede Jelinek (1975) | bruto]