Sinceramente, me hace gracia la que se ha montado con lo de los medios de comunicación y el nuevo proyecto de ley para regular la televisión; comunicados, contracomunicados y recontracomunicados. Se les ve el plumero a todos, lo único que les preocupa son sus beneficios económicos que no quieren compartir con nadie más. Estos beneficios, como todos sabemos, provienen de la publicidad. La sobrexplotación que hacen de éste recurso –dedican casi un 20% del tiempo de emisión para publicidad– hace que el reparto de beneficios cada vez sea más difí­cil. La entrada de otra cadena de televisión en el reparto del pastel implicarí­a un revisión de las tarifas publicitarias, o sea, menos beneficio por anuncio.

Estoy de acuerdo en lo que exponen respecto a la televisión pública y su futuro; hasta que no esté definido no es razonable regular el mercado audiovisual, pero lo que más risa me da es que se peleen por la supuesta concesión de una licencia analógica y en abierto para Canal+. A mi, a quien se la den me da igual, pero sé a quien no se la deben dar y es a Telecinco y Antena 3 que han demostrado con hechos fehacientes como hacer una porquerí­a de televisión, incumpliendo lo que yo entiendo por una televisión generalista, por lo que no se merecen ni una licencia más, ni analógica ni digital. O mejor, no hay que crear más concesiones, que se las quiten a esos dos canales y que su espacio lo ocupen otras televisiones.

De Canal+ sólo puedo hablar de sus programas en abierto porque no soy abonado y realmente, esos programas, son buenos y de calidad.

Aparte de todo eso, me asalta una duda: si el 90% de los grupos de comunicación se han unido en contra del Grupo PRISA ¿donde está su supuesto monopolio?

Otra cosa que he aprendido con este follón es el concepto de ‘urgente’ para los legisladores. ‘Urgente’ significa tramitar una ley en 2 meses (cuando yo pensaba que serí­an dí­as o semanas) y ‘no-urgente’ es en 6 meses. O necesitan mucho tiempo o trabajan poco estos parlamentarios.

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