“Un ángel cosió mis labios con hilos de tu piel.”
Una montaña de gloria cubierta de bayas se alza en mitad del desierto.
Saltarinos los acordes del anuncio T.V. van saliendo de tus labios silbados por la calle. Es graciosa, sí, es graciosa la melodía, y casi en pequeños saltitos te elevas recordándola. Luego en tu casa sin pasillos tus dedos encienden los leds y pones tu colección sonora: cortas la rúcola, deshaces los tomates, dadeas queso e inseminas el bol con vinagre de Módena, la lavadora se centrifuga llena de ropa bonita y calcetines sucios, entras el vino blanco frío en tus dientes que eructas con agrado y silencio, mirando el disco brillante que desde el cielo te sonríe paulatino. Ponte un diez. Diez sobre diez para éste sábado de sol y bueyes. Y la música suena, suena, y suena, haciendo de fondo tu vida mejor, tu banda sonora ideal para gente moderna. Dormir.
No esta grabación válida para esto. No. Modo ninguno. Usted. Usted.
Usted, respire profundamente con los ojos abiertos tres veces y cerrar. Expulsar el aire lentamente hasta ser un fuelle seco. Ahora suena The Bombo Tour, no sirve para banda sonora. No. No es propósito.
Sefronia. Entra aquí, en este jardín del desierto sin límites, lleno de flores dolorosas y hermosísimas, desierto presidente de caminos que se abren distintos cada día de escucha. Tu cantimplora debe estar vacía pues todos los aceites y las aguas llegan hasta estas rocas quemadas por el sol y no debes sentir temor alguno, hermano.
«Tres lenguas de fuego se posan en mi cabeza
Con la espada defiende el Cimorro
¿La separas de mi fortaleza, es el ábside de mi iglesia?
Señor a ti me debo, me bebes y digieres.»
Enciclopedia absoluta de lo que nunca debe hacer una banda si quiere forrarse a costa de los necios de barrio y los listos del centro, The Bombo Tour es como entrar las cuatro de una tarde de verano en un cine, sabiendo que toda la parroquia está en la sala, y, en vez de entrar en la oscuridad, sales por la puerta de atrás, entreabierta, donde adivinas el frescor de la corriente en penumbra. Abres la jamba y te entregas. Las calles desiertas y solitarias son diferentes y los tránsitos hacen nueva la ciudad. Reconoces los trazados pero no recuerdas los destinos.
Cada corte del disco va mostrándote cuan equivocado estabas antes, cuando creías que el mundo tenía límites, que ya lo tenías todo visto y aprendido en tus carnes viejas. La estrella de A. L. Guillén, deslumbra, atenaza, irrita, llena de paz, perturba y sarpulle, poniendo ternico al potro más bravo del Indie OK Corral. No está solo en su asalto, cuenta con la hipnotizadora profesional Angelina Olea: la voz, lo digo porque lo sé y vosotros también debéis de participar de este conocimiento, la voz, repito, más grandiosa que ha dado la música popular española; dura entre las piedras, hermosa y franca, retadora y dulce cuando anuncia: “buenas noches, somos Sefronia…†, deliciosa entre acordes mayores, inquietante entre los menores, misteriosa y deslizada en los difusos de la guitarra de A. L., plena de sabiduría y madura, voz de mujer, de la primera mujer, de todas las mujeres en una sola.
De éste choque de potencias sagradas surge el manantial de Sefronia, apagando la sed del que busca y no encuentra.
“Que sean tus manos las que me den de beber
Que sea tu pelo el que me arrulle con su miel…†
Ritual es también la participación de Javier Carmona, percusionista en absoluto estado de gracia, que reinterpreta varios de los temas del álbum con matices ricos, vibrantes y plenos de madera y cerbatana.
Alma pura y prodigiosa tras Sefronia… hablo del cuarto miembro, el cuarto decálogo de virtudes sin senectud, Fernando Jaén, responsable de algunos de los textos, aprieta el ensamblado con mimbres de amor, poesía y desgarro, con sarmientos de humanidad y shocks de hiperventilación, macerando los cortes, agraviando los usos, torciendo las miradas y haciéndonos decir Sí.
El álbum, grabado íntegramente en directo, cuenta con un sonido espectacular, y es fiel reflejo de lo que fue en sus días la gira e instantánea de forma prodigiosa el largo camino del desierto, de los estilitas, de los que al final ven la luz del mar.
Vuela un pájaro ahora, sí, parece dormido batiendo las alas, mientras niego a veces tantas verdades, tantas verdades, que incluso los absolutistas han llegado a temerme.
Descargar The Bombo Tour:
La música de Sefronia necesita dedicación absoluta y máxima atención, es por eso que no pueden ser banda sonora de ninguna peliculilla. Más bien habría que poner imágenes a canciones como estas.
He visto el comic de Carmona basado en «negar la guerra», y efectivamente es música para ponerle imágenes, como dice Abencerraje, es música que proyecta, que golpea, que sacude, que trasloca, que interpela. Al tiempo te arrulla que te zarandea, te calma y te encrespa. Para mí es un regalo, y un pequeño orgullo que el bueno de Antonio siga encontrando en mis letras música oculta para dar forma a una canción. Una letras las mías que no son fáciles de rimar ni de tararear, pero que en sus manos adquieren el aguijón necesario para penetrar en la carne. Siguen fascinando a sus seguidores, ahora sólo falta que la gente se atreva a conocerlos… y reconocerlos. Un abrazo.
Por cierto, yo los he visto en distintas ocasiones, pero recuerdo una noche antigua y eléctrica en el pub mediterráneo de almería, con cuadros de barcos y ruido de tragaperras de fondo… tras el concierto y las copas nos fuimos a su casa a dormir… rompimos la llave en la cerradura y cuando ya nos veímos camino de algún lugar donde pernoctar a las cuatro de la mañana.. un espeleólogo llegó al portal, sacó una linterna que colocó en su frente y con una navaja sacó la parte metálica que atascaba la cerradura y nos abrió el portal. Sólo dijimos buenas noches y nos fuimos a dormir… así es sefronia.
Efectivamente, DR J.
Tu letra fue la culpable. El caso es que me resistí a escuchar el tema hasta no tener finalizadas las ilustraciones.
Y fue tu letra, plagada de imágenes burroughsnianas, la que me sedujo desde el principio, no sin temor a dar una interpretación equivocada de la misma, pero ansioso por exponerla bajo un punto de vista puramente experimental.
No se trata exactamente de un cómic al uso. Hay una serie de imágenes reales documentadas, interpretadas, distorsionadas, sobredibujadas.
Explícitas o metafóricas.
Supongo que se encuentra cierto paralelismo en los fotomontajes de Beá, por ejemplo, en cuanto resultan de visionarios, herméticos, perturbadores.
Y francamente, me halaga que mi pequeña pieza de puzzle haga juego en vuestro gigantesco fresco/macrocosmos.
Ni que decir tiene que yo también estoy sorprendido por los resultados.
Un cordial saludo.
Gracias JC, pero al César lo que es del César, y la letra de «Negar la guerra» es del tío Cosmo. A mí también me parece un viaje en columpio a cien metros del suelo, abbas del desierto jugando al ping-pong y el maestro Eckahrt renuniando a la nada. Jarry, Blake y Burroughs de la mano por este poema metarrevolaínico. Un saludo y bienvenido.