Ponte a salvo

Los Desatres de la Guerra de Goya

Ponte a salvo, le grita el boxeador a su madre. Escupe el protector blanco de sus dientes sobre el suelo. Intenta abrir el ojo izquierdo, el más castigado. Examina sus costillas con detenimiento. Respira hondo. Le duele el estómago. Reconoce en su boca el sabor dulzón de la sangre. Le duelen los nudillos deformados por los golpes. Aprieta de nuevo los puños. Se levanta con determinación en virtud de la lucha. Se abalanza contra su adversario. Ponte a salvo le grita a su madre, a su entrenador, al hombre que se tambalea frente a él.

Ponte a salvo, le susurra el viejo Leonard Cohen a una dulce mujer. Ponte a salvo. A salvo de mi pobreza, a salvo de mi lentitud y de mi vejez, de mi abandono, de mi deseo, de mi seducción, de mi erección, de mis salmos, de mis canciones, de mi soledad. Ponte a salvo de mi. La abraza y le susurra al oí­do, el amor es el único afrodisí­aco que conozco, ponte a salvo. La abraza más fuerte y la besa en los labios.

Ponte a salvo dice el pescador a su presa. El pez boquea inexpresivo entre sus manos. Le quita el anzuelo. Resbalan sus escamas grises. Ponte a salvo de mis cebos y de mi red. Ponte a salvo de mi hambre. Ponte a salvo de mi arte, de mi pesca, del mar. Ponte a salvo. El pez deja de moverse.

Ponte a salvo, le dice el médico al paciente. Ponte a salvo de mi enfermedad, de mi ciencia, de mi saber, de mi indecisión, de mis libros y jeringas, de mis medicinas. Ponte a salvo de mi muerte. Ponte a salvo de tu salud. Ponte a salvo. El negro apagaba al azul. Ponte a salvo de las luces de la caleta. Ponte a salvo del sueño de la virtud. El paciente tose estremecido, ahogado y con fiebre.

Hay hombres que son capaces de seguir siempre el camino correcto. Esa es la virtud, y sus frutos son conocidos desde antiguo, cuando aún se intentaba atrapar el cielo con las manos. Hombres que persiguen su meta en ciudades podridas por el deseo. No cazan, recolectan. Antes de dormir, esta mañana, he tomado un café con la temperatura exacta para no esperar mucho a dar el primer sorbo. He vaciado el sobre de azúcar, entero, y he removido el café con unas cuantas vueltas, primero en uno y luego en otro sentido. He sacado la cucharilla y me lo he tomado. Veí­a la gente pasar. He visto a un hombre con virtud, remando contracorriente, asumiendo cada una de sus sombras. Hubo un tiempo en que proteger la inocencia era una virtud, pero la inocencia en sí­ ya es inalcanzable. Ponte a salvo de mi virtud.

Pero como Lot se tardaba, los ángeles lo tomaron de la mano, porque el Señor tuvo compasión de él. También tomaron a su esposa y a sus hijas, y los sacaron de la ciudad para ponerlos a salvo. Cuando ya estaban fuera de la ciudad, uno de los ángeles dijo: ¡Corre, ponte a salvo! No mires hacia atrás, ni te detengas para nada en el valle. Vete a las montañas, si quieres salvar tu vida.

Del Libro del Génesis; 19, 16-17

Siempre vuestro, Dr J.

Imagen original: Los Desatres de la Guerra de Francisco Goya

13 Comments

  1. Hay hombres que son capaces de seguir el camino correcto……y cual es ese?

    Carta de un condenado a muerte, la vispera de su ejecución:
    *querido amigo, seré guillotinado mañana al amanecer. En el fondo preferirí­a que esta operación no tuviese lugar, pues mi salud deja mucho que desear, pero parece que mi caso es imperdonable.
    Me he pasado la vida HACIENDO BIEN LAS COSAS , por decirlo llanamente, y mañana las haré todaví­a mejor, puesto que me ejecutarán por todos aquellos que las hacen mal y que se pudren por ese motivo en la cloaca de sus conciencias.
    Seguramente tú tambien piensas, como los señores del jurado, que podí­a haberme cuestión de perí­metro?contentado con asesinar a algunos transeuntes en lugar de matar a una multitud de ellos, pero mi naturaleza expansiva no me permite contenerme y…….quise HACER BIEN LAS COSAS.*

    como siempre un placer leerlo herr doktor.

  2. —Hablas de huida —dice Konrád—. Es una palabra dura. Al fin y al cabo, yo no debí­a nada a nadie. […] No dejé detrás la menor deuda, ni habí­a prometido a nadie nada que no hubiese cumplido.

    «El último encuentro» – Sándor Márai

  3. Siempre me he considerado un Burgués vocacional (sentencia el pavo). De las confesiones de un Burgués, 1º entrega de sus memorias, Pero para divertirse con un relato -cuasi- biográfico, pues la mujer justa, donde no falta protagonista burgues( tá claro), escritor y en medio de una gran guerra, triangulo amoroso incluido.
    En alguna ocasión me comentan que el tipo este recuerda mucho a Proust, Walter Benjamin o al mismisimo José Roth…….yo que sé, tal vez necesite leerme algo más

  4. Me cago en los lori mayers y los putos sonic youth… pero no hablamos de eso. Pues verán ustedes, una vex me vi atrapado por los caprichod de Goya, me gustó el 69, una bruja sujetaba a un niño de piernas y brazos, de tal manera que éste parecí­a un fuelle que con sus ventosidades (benditos peos de niños abstemios) apaga la luz de una antorcha. No hay una jodida luz en la sinrazón. Con un puto southern comfort más me hubiera cagado en el próximo prí­ncipe Cervantes… golpeándo las puertas del cielo. En fin, que ponerse a salvo no es huir, pero sí­. Soy un cobarde que no os teiene miedo… porque llevo gafas. Un saludo, cabrones… soy otro Dr J.

  5. En fin, más sosegado me reitero en que los lori meyers son una mierda. Y por cierto, Proust era un jodido francés asmático y el cabrón de Márai, no. No son comparables, estimado Mensab, sólo el punto de disfrutar de su soledad, pero mientras uno gozaba recreándose en su mundo interior, el otro asumí­a los adioses de un mundo que se derrumbaba. Los húngaros bebí­an como cosacos y los fransceses estrellaban huevos en sartenes españolas. Un saludo.

  6. Nótase la cualidad de poeta del que esto escribe: nuestro Dr. J.

    Nótase en la estructura y otras más cosas que me callo. Me gustan los saltos entre los personajes, y el primer párrafo en especial me resulta devastador. Eso es ritmo descriptivo…

    Quien quiere pelí­culas?

    Bonito y magní­fico!

    Ole ahi, Dr.!

  7. Enhorabuena You Meikmisic, que el señor os bendiga. Estos sí­ son soles que alumbran. Un abrazo… y gracias siempre por tus palabras de cariño. Saludos.

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