Pan | Knut Hamsun (1894)

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Knut Hamsun murió el 19 de febrero de 1952, en su Noruega natal a la edad de 93 años.
Pan es una de sus obras de juventud, esas que lo convirtieron en Premio Nobel, héroe nacional, aclamado y honrado, llevado a escena en cientos de ocasiones, codeándose con el famoso Ibsen.

La tragedia del teniente Glahn, protagonista de Pan, es la tragedia del propio autor. Un antihéroe que se adentra en los bosques para esconderse de todo, buscando la paz que no haya en si mismo.
Glanh vive su locura autodestructiva emulando al dios griego; reina sobre las brisas, goza del amanecer, se recrea en la naturaleza. Como miembro del cortejo de Dionisio, sigue a éste en sus rutinas, persiguiendo ninfas.
Glanh quiere estar alegre, transformar su ira, convirtiéndose en el hombre ideal de Nietzsche, que rí­e y que se fusiona con el instinto más profundo de la vida. Pero… el teniente es orgulloso, y no se conforma; no encaja bien los contratiempos, lo que lo enfrenta al pesimismo, donde la finalidad de la vida no es la dicha, sino el dolor y la muerte. Pero… Glanh tampoco encarna el tipo ascético de Schopenhauer que renuncia a la vida. Quiere vivir, pero no encuentra cómo. No puede soportarlo.

VIII

Transcurrieron unos cuantos dí­as, mis únicos amigos eran el bosque y la gran soledad, Dios mí­o, jamás me habí­a sentido tan solo como el primero de aquellos dí­as. La primavera habí­a alcanzado ya su plenitud, encontré estrellas en el bosque y milenramas. Además, habí­a llegado el pinzón y la perdiz blanca, yo conocí­a todos los pájaros. A veces me sacaba dos monedas del bolsillo y las hací­a sonar con el fin de atajar la soledad. Pensé:

¿Y si llegaran ahora Diderik e Iselin?

Comenzó a no haber noche, el sol apenas sumergí­a su disco en el mar para volver a emerger, rojo y renovado, como si se hubiera sumergido a beber. Por la noches se me ocurrí­an las cosas más extrañas; ningún ser humano podrí­a creerlas. ¿Pan estaba sentado en un árbol observando mi comportamiento? ¿Tení­a el estómago abierto, y estaba tan encogido que bebí­a de su propio estómago? Hací­a todo eso sólo para espiarme, y el árbol entero temblaba con su risa callada cuando veí­a que mis pensamientos se desbordaban. El bosque entero estaba ajetreado: animales que husmeaban, pájaros que se llamaban los unos a los otros y cuyos reclamos llenaban el aire. Era el año del vuelo del abejorro, sus zumbidos se mezclaban con los de las mariposas nocturnas, parecí­an susurros, susurros que recorrí­an el bosque. ¡Cuántas cosas podí­an escucharse! No dormí­ en tres noches pensando en Diderik e Iselin.

Hamsun murió pobre, solo, tildado de loco, encarnando la figura del traidor, el colaboracionista. Fascinado por el nacionalsocialismo se convirtió en un adicto al III Reich, apoyando en 1940 la entrada de las tropas alemanas en Noruega, entregando al mismí­simo Goebbels la medalla del Nobel que habí­a recibido en 1920.

Max Von Sydow, que protagonizó en 1996 una pelí­cula biográfica sobre la vida del autor, cree que la atracción ejercida por la Alemania Nazi sobre Hamsun estaba fundada en un odio ancestral hacia el imperio británico:

Inglaterra era muy imperialista y eso a Hansum no le gustaba. Habí­a sido testigo de lo ocurrido con las colonias británicas a finales del siglo XIX. Además, sentí­a que Inglaterra amenazaba a Noruega como potencia naval.

Hitler fue nombrado canciller el 30 de enero de 1933 con el apoyo de 11,7 millones de votos. El 23 de marzo del mismo año, el poder legislativo del Reichstag fue transferido, otorgando al partido nazi el control del estado alemán, certificando así­, el fin de la República de Weimar.

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    [Discurso al recibir premio Nobel]