Dark Magus part I | The Legendary Prestige quintet sessions (1955-56)

Workin Relaxin Steamin Cookin Miles

Ya reconocí­ que era una debilidad anunciada a voces, un estigma que me acompañará fielmente en mis avatares, un personaje ligado a mi historia musical: eché los dientes en esto del jazz de mano de Miles Davis, él fue la chispa, el detonante, la culpa sin culpa. Un dí­a buceando sin rumbo por simple interés entre el catálogo del género de cierta tienda granaí­na (bien surtida, ahora liquidando…) me llamaron la atención, no sé por qué, dos portadas, dos discos; el cúmulo de circunstancias personales ése dí­a hizo el resto y me los llevé, los escuché del tirón (mal hecho… o no) y no volví­ a tocar el jazz en meses. Luego, otro dí­a, otras circunstancias —hay que ver lo que es la vida— hacen que mi mente, luego mi vista y por último mis manos vayan a la estanterí­a, recojan “aquel dinero malgastado† y vuelva a escucharlos. No pude, sino después de dos escuchas seguidas de cada uno, salir de mi asombro: aquello era jodidamente bueno, peligrosamente adictivo, una seria “amenaza competitiva† para la música que habí­a puesto la banda sonora a mi vida, el Rock.

Ésos discos eran el «Workin'» y el «Relaxin’ with the Miles Davis quintet», de misteriosas y sugerentes portadas. Y temas como It coud happen to you, Ahmad’s blues, It never entered my mind o You’re my everything me cautivaron para siempre, me enseñaron las cotas emotivas del jazz, me abrieron la sugerente puerta.

Luego descubrí­ que entraban en un póquer de ases junto con el «Steamin’» y el «Cookin’», y que los 4 eran el fruto de ¡¡¡sólo dos sesiones de grabación (11 de mayo y 26 de octubre de 1956)!!! Y el grupo, bautizado como “primer quinteto†, impone con sólo nombrarlo: John Coltrane (saxo tenor), Red Garland (piano), Paul Chambers (bajo) y Philly Joe Jones (baterí­a). De la curiosidad pasé al respeto, de la anécdota al interés en «ése tipo cabizbajo colgado de una trompeta» y de ahí­ a la aventura de conocer su obra. Y ahí­ llegó el problema fundamental: la cantidad ingente, desmesurada, de discos que editó (más de 50, muchos más), la desequilibrada variedad de estilos, el malsano gusto por cambiar de acompañantes; el veleta Miles iba más rápido que los demás, intuí­a un cambio de rumbo y daba el timonazo antes de tiempo, descolocando al resto, salvo honrosas excepciones… Hincarle el diente a la obra de Miles es como hacerlo a la de Zappa: puede gustarte o puedes huir despavorido para no entrar más. Por lo tanto paciencia, y cierto rigor “cronológico† y de dosificación, sin los cuales podemos caer desmembrados y con signos alarmantes de ansiedad delante de los altavoces de nuestro equipo.

Quizá ésta etapa sea la más aconsejable para empezar, por la mesura tí­midamente desbocada de su música… o no: puede que lo sea la anterior, con sus inicios más clásicos (The birth of the cool…), o la inmediatamente posterior, más asentada (el archirenombrado Kind of blue o el infravalorado Milestones); habrá quien prefiera los resultados asombrosamente lí­ricos de su asociación con Gil Evans (Miles Ahead, uno de mis preferidos, Porgy and Bess o Sketches from Spain) o la brillante etapa de su 2º quinteto (véase Live at Plugged Nickel); los más osados irán más allá: el gran cambio de 1968-69, estamos hablando de las maravillas Filles the Klimanjaro y, sobre todo, In a silent way, y más allá, mucho más allá, con el Bitches brew y el seí­smo que provocó, pero esto se merece, por sí­ solo, la 3ª entrega de “Dark Magus†, y quién sabe si una 4ª…

Opinen.

PD: 50 años después, estas grabaciones ven la luz en formato box set de 4 CDs. Los discos originales son de muy buena calidad y poco se ha mejorado, pero la presentación es tan tentadora…

2 Comments

  1. Para un discreto escuchador de jazz como yo, esto es buena mierda. A mí­ también me cautivó, aunque no tanto, sobre todo el CooKin, con temas mí­ticos, tocados con sencillez y pulcritud, pero con ecos de blues, con toques de swing, con mucho estilo, buen estilo, corto, pero directo. Un discazo que acompaña al resto de la época… y grabado en un puñado de sesiones… increí­ble… en fin, gracias de nuevo por abrir agujeros en los muros (a veces insondables) del jazz. Un saludo and good cookin gard.

  2. muy buen comentario.
    abismal y aplastante la creacion de miles. mi primera escucha de jazz fue a traves de un disco de winton marsalis en vivo con art blakey. explosivo. pero fue la creacion de miles que creo me obsesiono con el cuento.

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