Dicen que un conocido productor de cine norteamericano comienza sus audiciones con la siguiente frase:
«No me cuente lo que ha hecho, cuénteme lo que está haciendo»
En el caso de Paul Auster (New Jersey 1947), el Woody Allen de la literatura, hablar de lo que está haciendo es ya casi pasado. Bien sean novelas, guiones de cine o recopilaciones de textos ajenos, Mr Auster siempre está metido en algo.
Llegada la época estival, tumbados en una playa, en casa o al fresco en cualquier bosquecillo o piscina municipal, sus narraciones son sencillamente perfectas.
Auster encarna el prototipo de intelectual norteamericano a lo Norman Mailer, que saben como demostrar un completo desapego por toda conducta pomposa o autocomplaciente. Son narradores de mundos cotidianos y se alejan de la imagen del intelectual tipo europeo. Mastodontes endiosados por la crítica (algunos); divos a los que asusta acercarse y que hacen de la pedantería un modo de vida (otros). Los relatos de Auster son cercanos y hablan de gente corriente a la que le suceden cosas extraordinarias.
En una entrevista concedida a Annet Insdorf, catedrática del departamento de Cine de la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia, con motivo de la publicación de los guiones de las películas «Smoke» y «Blue in the Face», Auster se expresaba así:
Annet Insdorf: ¿se preparó usted de alguna manera especial? ¿Leyó guiones? ¿Empezó a ver las películas con una mirada diferente en lo que se refiere a la construcción?
Paul Auster: Miré algunos guiones, sólo para asegurarme del formato. Cómo numerar escenas, pasar de interiores a exteriores, esa clase de cosas. Pero ninguna preparación… Excepto toda una vida de ver películas. Siempre me han gustado, desde que era niño. Supongo que es rara la persona a quien no le gustan. Pero, al mismo tiempo, tengo ciertos problemas con el cine. No sólo con esta o aquella película en concreto, sino con las películas en general, con el medio mismo.
AI: ¿En qué sentido?
PA: Primero la bidimensionalidad. La gente piensa que las películas son ‘reales’, pero no lo son. Son imágenes planas proyectadas sobre una pared, un simulacro de realidad, no auténtico. Y luego está la cuestión de las imágenes. Tendemos a verlas pasivamente y al final pasan a través de nosotros sin dejar huella. Nos cautivan, nos intrigan, nos deleitan durante dos horas y luego salimos del cine y apenas podemos recordar lo que hemos visto. Las novelas son totalmente diferentes. Para leer un libro tienes que implicarte activamente en lo que dicen las palabras. Tienes que trabajar, tienes que usar tu imaginación y una vez tu imaginación está plenamente despierta, entras en el mundo del libro como si fuese tu propia vida. Hueles las cosas, las tocas, tienes pensamientos complejos e intuiciones, te encuentras en un mundo tridimensional.
AI: Habla el novelista.
PA: Bueno, huelga decir que yo siempre me pondré de parte de los libros. Por eso no quiere decir que las películas no puedan ser maravillosas. Es otra manera de contar historias, eso es todo. Y supongo que es importante recordar lo que cada medio puede o no puede hacer… Me atraen especialmente los directores que dan más importancia a las historias que a la técnica, que se toman su tiempo para permitir que sus personajes se desarrollen ante sus ojos, que existan como seres humanos completos.
AI: Escribir un guión es un proceso muy diferente del de escribir una novela. ¿Lo disfrutó?
PA: Si, completamente diferente. Escribir una novela es un proceso orgánico, lento y muy trabajoso. Un guión es más parecido a un puzle. Puede que escribir las palabras no te lleve mucho tiempo, pero encajar las piezas puede volverte loco. Pero si, lo disfruté. Fue un reto
escribir diálogos, pensar en términos dramáticos en vez de narrativos, hacer algo que no había hecho nunca.»
Volviendo a «Tombuctú», puedo decir que es uno de mis relatos favoritos. En apenas 170 páginas conocemos la vida y milagros de Mr. Bones, un perro callejero. Como compañeros de aventuras encontramos al tipo que vive con Bones y los problemas existenciales de ambos. Ni más ni menos. Y como «Tombuctú» es un libro delgadito, aun tendremos tiempo de visionar «Smoke» y «Blue in the Face». Se van a reír un rato largo, sobre todo con la segunda, donde Mr. Lou Reed realiza unas cuantas apariciones estelares.
En todos los pases de «Smoke» y «Blue in the Face» a los que he asistido, la interpretación de Lou es la que provoca más risas y más comentarios. Él roba la película.»
Paul Auster
Más información:
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[Sobre P. Auster]
[Tombuctú]
[Blue in the Face | IMDb]
[Smoke | IMDb]
Me enamoré de la trilogía de Nueva York hace tiempo. de acuerdo en todo, un mago de las letras y los recuerdos. lo último que leí de él fue el libro de la memoria, en honor al tiempo perdido y al fallecimiento de su padre… todo un escritor digno de ser disfrutado… espero ansioso el comentario de Talibán sobre Tombuctú y mr. Bones. Prosadicta Madamme B, gracias por mostrar a este autor… y difiero de la actuación de l. Reed, siempre preferiré al actor secundario Bob por excelencia… mi querido H. Keitel.
Soplo de aire fresco el que nos trae una vez más Madame B. Gracias por recordar a Auster aquí y por descubrírmelo en el mundo real, ése que Pablo tan bien refleja en su obra. Lo que más me cautiva de este escritor es su maestría para los diálogos. Ahora leo La noche del oráculo.
Un crack este Auster, desde «Leviathan» me tiene absolutamente enganchado. Además, totalmente recomendable el guión de ambas pelis comentadas, una delicia milimétricamente escrita y encajada. Conforme se lee vienen a la memoria los buenos ratos y los personajes de ambos films.
Y sobre «Blue in the face», Lou Reed está graciosisimo: «llevo treinta años intentando dejar Nueva York…» pero mi favorito es Jim Jarmusch y su disertación sobre pistolas y nazis en el cine mientras apura su último Lucky Strike.
OK woman (supongo). Un brindis por Auster, el escritor norteamericano más en forma actualmente (excepto Dan Brown, of cors- tié cojones la cosa) y uno de mis favoritos, sin duda. Tombuctú enternece (y enseña) desde el punto de vista del ser que más entiende al humano (y no al revés), a través de escenas cotidianas cargadas de momentos en los que nos sentimos identificados. Aunque personalmente prefiero (coincido con el ínclito Dr.) la Trilogía de Nueva York (indispensable) y el Palacio de la luna (y ojo con El libro de las ilusiones!!)
Qué bueno leer este post sobre el Auster! Estaba navegando por ahí leyendo chorrada y media y dá gusto leer cosas bien dichas ;o)
Lo último que he leído de Auster «El libro de las Ilusiones», me encantó, lo regalé en cumples, etc.
No encuentro mi libro de Tombuctu. No encuentro mi libro de Tombuctu. No encuentro mi libro de Tombuctu. No encuentro mi libro de Tombuctu.