Una vez me encerré en mi cuarto con los discos de Leonard Cohen. Tenía fiebre, y durante un fin de semana interminable, donde apenas dormí, tomé un poco de sopa de mi madre y por supuesto no me duché para mantener en mi cuerpo los estragos de la fiebre, los escuché con auténtica devoción. En estas circunstancias disfruté de aquellos vinilos, sobretodo del «Songs of Love and Hate», con aquellas magníficas imágenes de Juana de Arco en la hoguera convirtiéndose en oro o aquella carta mojada por la distancia y el tiempo sobre aquel famoso impermeable azul. Lloré y desnudé mi alma con aquellas notas persistentes de delirio profano e insomne. Y hoy, he vuelto a escuchar ese disco, con algunos años de más y algunos pasos más sobre esta tierra que nos empeñamos en romper. Hoy he desnudado mi alma de pesar, para llenarla de más tristeza, para no sentirme solo, para ahogar la tristeza del desamor en un vaso de absenta verde náusea. Me he sentido como un niño que bordea el filo resbaladizo de la roca. Del amor al desencanto no hay más que unos instantes. De tener un amor a no tener nada, sólo hay un paso al otro lado de la delgada línea roja… eso e irse a Huelva. L. Cohen se ha portado otra vez como un amigo, me ha dado la mano y se ha ido «no todas las piedras pueden convertirse en diamantes» me ha dicho con una sonrisa lenta y triste. El calor ha vuelto… esta vez si me he duchado.
7 Comments
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Estoy escuchando ahora mismo a Mr. Cohen en su «Songs of Love and Hate». Siempre me gustó la voz de este hombre y su forma de «recitar» las canciones.
Te dejo un párrafo del libro recomendado por Madame B, El Lector:
«[…]Son horas sin sueño, pero no de insomnio, no son horas de escasez, sino de abundancia. La combinación de anhelos, recuerdos, miedos y deseos se organiza en laberintos en los que el enfermo se pierde y se descubre y se vuelve a perder. Son horas en las que todo es posible, tanto lo bueno como lo malo.
Todo eso va desvaneciéndose a medida que el enfermo mejora. Pero si la enfermedad ha durado lo bastante, la habitación queda impregnada, y el convaleciente, aunque ya no tenga fiebre, sigue perdido en el laberinto.»
La cabeza alta, la mirada al frente… y lee a soyyo.
gracias J. no se puede pedir más de vosotros. Los mejores estandartes del coraje y la amistad. un fuerte abrazo. las nubes pasarán… algún día.
ningun poeta deberia ser musico
ningun musico deberia ser poeta
y sobre todo, nadie deberia ser judio, y subirse la bragueta en el hotel chelsea; ojala fil spector hubiera disparado
hi hi; te quiero ero
maldita sea creo que compraste este disco en mi presencia en disco cinta por 275 pts porque te asegure que a mi padre le gustaba zuzanne;
(me cago en dios y me llevo dos)
hi hi
querido escrotolitum, otra vez estas en lo cierto, yo compré este disco y tú los grandes éxitos de luis Cobos. y aún así no dejaré de agradecerte nunca aquel descubrimiento. ese judío cabrón me enseñó a comparar mitologías sin dejar de meterla en caliente, si sabes lo que te quiero decir. tu indomable ingenio campa a sus anchas por estas realidades neoéticas, pero no confundas al mar con la tinta de lo calamares. no deberías, o quizá sí, intertar compararlo todo con fluxus, porque las salaillas no siempren tienen que comerse con habas. un abrazo.
de comparaciones nada, doctor j, leonardo es mierda de por si;
pero ya sabes que te he pegado mas de una vez en la calle por eso…
insisto, te adoro______ro
hi hi
luis cobos?
te refieres al brian eno d la piel de toro?
ahi me has dao…gañan