El Libro del Desasosiego

Fernando Pessoa

En estos dí­as mi corazón se cubre de nubes. El sol cae oblicuo y más despacio que de costumbre, como si no quisiera verme. En estos dí­as las calles cotidianas gritan el nombre de sus fantasmas y los pasos se hacen más lentos por el frí­o. Lentos como las pensamientos, como las fases de la luna, como el dolor. En estos dí­as las calles son heridas de luz. Porque quien tiene amor lo desperdicia, y quien no lo tiene lo añora. Y es en el devenir donde el corazón se libera y escapa como un pájaro de tus manos. Pero el desasosiego vuelve, te acecha, se agarra a tu cuello para hacerte difí­cil respirar. Así­ es el dolor del hombre. Y así­ es el libro del que quiero hablar. El libro del desasosiego de Bernardo Soares, escrito por el gran Pessoa, o más bien por todos ellos. Libro incompleto desde su concepción, de intervalos, de residuos, de discursos desamparados, de la agoní­a de estos tiempos. Aquí­ están todos los Pessoas y más. La tragedia del dí­a a dí­a se confunde con las cañerí­as de los cafés y los motores de una ciudad industrializada que añora sus raí­ces, donde no hay sitio para los taciturnos escritores, para los que buscan algo más, para los que vuelven del dulce abismo. A ellos, y a todos los que sufren la dictadura de sus sentimientos, está dedicado éste libro imprescindible.

Nubes… ¡Qué desasosiego si siento, qué desconsuelo si pienso, qué inutilidad si quiero!… Nubes… son como yo, un pasar desfigurado entre el cielo y la tierra, al sabor de un impulso invisible, lejos del ruido de la tierra y sin tener el silencio del cielo.»

«Libro del Desasosiego», Fernando Pessoa

Esta es la última concesión a la melancolí­a. Se acerca la hora de la Filosofí­a del Marqués. Siempre vuestro, Dr. J.

6 Comments

  1. antes que el doctor escrotolitum deje caer su implacable brazo justiciero, me gustarí­a darle la bienvenida y recibirle como se merece. su coprofágica escritura está haciendo reciclar mis conocimientos, sé que tus intenciones son buenas, y que las margaritas no están hechas para los cerdos. sé que la piedra filosofal no existe, pero yo todaví­a la busco. gracias a ti, sé que el rey ha muerto, pero también sé que las dunas del desierto del sahara cantan… tararean las melodí­as del viento al caer la tarde. un abrazo.

  2. Me encanat tu frase, a todos los que sufren la dictadura de los sentimientos
    Me encanta,como Pessoa.Siempre que voy a Lisboa, paso a ver su estatua, dejo que los gordos turistas se vayan y, al final, le doy una palmadita en el sombrero «Encantada, senhor Persona»
    Magnifico

  3. una vez dormí­ en hotel Borges, encima del café Brasilia, y desde su ventana le veí­a la cabeza a la estatua del querido Pessoa, que imperturbable aguantaba el sol, la lluvia y las conversaciones de los que esperaban a sentarte junto a él para luego fotografiarse y ensañar la foto a sus amigos como un sí­mbolo de la decadente Lisboa. pero Pessoa era ajeno a todo ello, su cara de incógnita se transformaba cada dí­a en una maleta, una paloma, una sombra, una pluma, un reloj… o un clavel. y así­ lo vi transformarse sin que nadie más lo apreciara. fueron unos dí­as amables y disfruté conociendo su casa museo restaurante biblioteca… y por cierto, bienvenida a este tu rincón. gracias por el comentario.

  4. me acabo de leer el libro pero no lo he entendido, me ha parecido que no habla de nada, o esque yo no me he enterado. no entiendo este tipo de lecturas.
    abrazos

  5. ola carmen que te ha parecido el libro del desasosiego?¿¿¿¿¡ love youuu, clive es tonto

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