Matemáticas

El sacerdote parece a punto de asfixiarse: enrojece, transpira, jadea, lanza espumarajos de rabia: La descripción de los vicios nefados de los contrayentes trae a sus labios una florida fraseologí­a latina destinada a paliar con un velo de tenue pudor, tal vez con un precario barniz de cultura, la cruda y espantosa realidad de los actos: cunnilingus, fellatio, osculos ad mammas, coitus inter femora, ¡immissio in anum!: las expresiones brotan de su garganta con visible dificultad y, para aclararlas, las completa con gestos epilépticos y convulsos, con ademanes frenéticos de los brazos.

Te dije que te apartaras de la hembra para evitar la ocasión de pecar y aumentar de paso tu rendimiento y, con pravedad obstinada, has persistido en el vicio: tu maldad es demasiado profunda y sin duda no tiene remedio: no obstante, qué bello habrí­a sido el espectáculo de unas almas inocentes y blancas con el ánimo puesto en Diosss. Eres manso y benigno, pero acabas poniéndote bravo.

Con Ojos desorbitados, trémulos, posesos, gozando como un bruto animal, él les declara unidos en santo matrimonio.

El Pastor conoce a todo su rebaño (de ovejas pecadoras) desde el dí­a que nacieron y ahora, a la hora de la revista, las reconoce por su aspecto, andares, gestos. Una por una ¿cómo saber sino cuántas se descarrí­an? Identificar es recordar. ¡Hay que contar! Sea la familia de los números naturales. Los naturales cuentan y ordenan.

¡Me pido el 69!

Conocimiento del Medio

Conocimiento del medio

¿Quién †©decide †©nuestra †©suerte †©con†© tanto†© descuido†© y †©capricho? †©Le †©pregunté.†©

Bautí­zalo †©Júpiter †©o †©diosa†© fortuna, †©que †©en †©tiempos†© como†© los†© que †©corren †©llamarlo †©por†© su †©nombre†© serí­a†© una†© gran†© temeridad.†©

Dime †©si †©lo †©sabes,†© qué †©ley †©rige †©al †©mundo †©creado †©y †©a†© las †©criaturas†© que †©lo †©habitamos.†©

Fácil †©“el †©goce†© carnal †©y †©el †©dinero†,†© dijo †©¡lo †©demás†© son †©gilipolleces†© forjadas †©para†© crear †©sentimientos†© de†© culpa †©en †©el †©alma †©y †©afianzar †©el †©dominio†© de†© quienes †©se†© otorgan†© el †©poder †©de †©pastorear †©al†© rebaño!†©

Abandonada †©a †©mi †©erranza, †©fui†© mujer †©y †©varón,†© noble †©y †©mendigo, †©cartonero †©y †©librero. †©Imaginaba†© que†© era †©Dios†© en †©los †©albores†© de †©la †©creación,†© en †©el†© momento†© en †©que †©el †©sol †©ilumina †©despiadadamente†© el †©mundo †©y †©descubre†© la †©irremediable †©magnitud†© del †©desastre†©.

De †©cuerpo †©en †©cuerpo, †©en †©continuo†© peregrinaje†© y†© erranza,†© descubrí­ †©la†© hinchazón †©de †©unos,†© la †©miseria†© y †©apuros†© de †©otros, †©el †©estado†© andrajoso†© del †©pueblo,†© el †©descrédito†© del †©trabajo †©y †©el †©comercio, †©la†© amargura†© del †©estudioso, †©la †©vasta†© ladronera †©del†© polí­tico, †©la †©necedad†© e†© incuria†© del †©gobernante.†©

Gust醩 de †©la †©tibia†© leche†© materna,†© del†© semen†© vertido†© en †©mis †©fauces, †©del †©derretimiento†© interior †©de †©las†© cavidades†© visitadas †©por †©dedos †©y †©lenguas, †©de †©toda†© suerte†© de †©bebidas †©y †©demás †©aditivos. †©Toqué, †©palpé,†© acaricié,†© succion醩 pezones†© y †©pijas, †©nalgas†© opulentas,†© medialunas †©traseras, †©cuevas †©de†© deliciosa†© humedad,†© estalactitas †©y †©fragosidades.†©

Luego †©me†© adentr醩 en †©el †©vací­o, †©me †©solté †©el †©pelo †©y†© acabo†© de †©unirme †©a †©una †©vistosí­sima†© panda†© de†© pájaros.†©†©†©

Una que anda

Walk - Camina

Una que anda sin parar. Camina y camina, no llega a ningún sitio y sigue andando. A veces tiene un bastón. Pero lo pierde y sigue andando sin él. Se exhibe al andar. Duerme al andar. En sueños descansará, pero eso la avergüenza, y ningún sueño la ha obligado aún a detenerse también en la realidad. Come mientras anda, orina mientras anda, folla mientras anda, utiliza hábilmente sus oportunidades. Los hombres la admiran, como admiran a cada cual por algo, y si alguno la desea mucho, sin duda será lo suficientemente astuto para dejarse amar por ella mientras camina. Algunos avanzan un trecho más a su lado y quizá esperan convencerla de que funde un hogar. Pero no tardan en rendirse, ella está invariablemente sola y no se deja molestar tan seguido. ¿En qué pensará mientras camina? No lo sabe, seguro que no es lo más importante para ella.
Se lava cuando atraviesa un lugar donde hay agua y no tardará en secarse al viento.
¿Recordará todos los sitios donde ha estado? ¿Evitará los mismos lugares?

Cancioncilla… en tu pecho cristiano, lleno de ansias supremas y eternas no cabí­a el temor,
Y abrazado a la vieja bandera, bajo el león del escudo vetusto que corona el Alcázar de España,
Derramaste tu sangre preciosa, legionario de brava legión.

Pá cagarse.

¡Ah! Y no olviden que si pretenden ser fieles acabarán padeciendo del hí­gado o peor aún… algún tipo de cáncer moral.

a F.

Imagen original

Una de aventuras

Caza de ballenas

Me llamo Ismael. Soy maestro de escuela e intento sostenerme en el caótico derrumbe de proyectos y desastradas aventuras que es mi vida. Me convertí­ en un inadaptado y decidí­ alistarme en un barco ballenero, el Pequod, junto con un arponero pagano y sodomita llamado Queequeg. Nuestro barco está comandado por un hombre paralí­tico, amargado y vengativo. El Capitán Ahab no sólo es un ser humano abrasado por el odio, sino la personificación misma de esta pasión.

Nuestra singular singladura nos arrastra directamente hacia la catástrofe, demoní­acamente, sin tener apenas tiempo de reflexionar sobre la temeridad del intento. En esta aventura, hay una presencia real de la muerte, y cuando digo real me refiero a que no se trata de los fantasmas que invocamos con la imaginación. No. Aquí­ la percibimos con la plenitud de nuestras conciencias. Está aquí­ mismo al alcance de nuestras manos, irrecusable.

Al final… yo, solo yo consigo escapar de la muerte. Ismael que en hebreo significa… escucha a Dios.

Escucha, los zopencos no deben dar premisas por sentadas. ¿Cuánto tardará en estar lista la pierna?
Tal vez una hora, señor.
Acabadla y traédmela. ¡Ah, vida! Aquí­ estoy, orgulloso como un dios griego, y sin embargo quedo deudor de este burro por un hueso sobre el que apoyarme.
Maldito sea este endeudamiento mortal y mutuo que no acabará con los libros de contabilidad.

Llegué a está novela por casualidad, tras terminar de releer una obra de Hugo Pratt llamada “La Balada del mar salado† la primera aventura de Corto Maltés. Tras quedar maravillado nuevamente por el cómic, vagué por los estantes de la librerí­a en busca de Conrad, London, O´Brien… pero al final me topé con Melville y su ballena blanca.

En Moby Dick se pueden encontrar desde razonamientos metafí­sicos de muy difí­cil comprensión a una narración de tintes épicos, pasando por un manual naturalista sobre la fauna marina.

Merece la pena.

Imagen original en Wikimedia Commons.

Vida… (y II)

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… o lo que parecí­a ser la segunda parte de un relato.

Quienes conocen al federal dicen de él que es un hombre despierto, alerta, hiperactivo, nervioso, gesticulante y a la vez pausado. Todo cuanto hací­a o decí­a, estaba dictado por la prudencia, pero para nada era cauto; es decir, le costaba decidirse a actuar, y una vez que lo hací­a… era implacable.

—Es indudable que eres un caballero —me decí­a— pero no a ultranza, o digamos que lo eres de manera justa: no hay caballero que no se haya comportado como un rufián al menos una vez en la vida, pero lo tuyo de esta semana, no tiene nombre.

Y así­ fue como un hombre se apiadó de un joven y alocado niñato que habí­a perdido la brújula en ese hormiguero llamado México D.F.

Suelo escribir sobre lo que tengo más a mano, esto es, mis recuerdos. No desconecto ante episodios de dolor y angustia; todo forma parte de todo, o al menos eso creo y todo ese cúmulo de experiencias me han enseñado a no tener mala conciencia.

No tener mala conciencia equivale a integrar —Jung lo llamarí­a la propia sombra. Pues bien yo mi sombra la tengo bastante bien asimilada; dirí­a que desde hace años no rechazo ni me avergüenzo de ninguna de mis zonas oscuras. No me identifico con la parcela ideal de mi mismo; me identifico con mi ambigüedad y ambivalencia, con el bien y el mal, cuya distinción siempre me pareció superflua: ya lo dijo alguien «no he oí­do hablar de ningún crimen que no me sintiera capaz de realizar.»

Ser ángel es ser diablo. En resumen estoy en buenas relaciones con mi sombra, tal vez sea porque he dejado de ser judeocristiano… que sé yo.

La gente suele tener una indigestión de ética. Pero ya lo decí­a otro rarito… Foucault que la ética no es más que voluntad de poder disimulada. Nos dejamos llevar por dualismos superficiales, como ese de que el pecado está en la voluntad y la ignorancia en la mente. Esto señores mí­os son distinciones escolásticas que impiden que uno se reconcilie totalmente consigo mismo,… pero ¿qué les estaba yo contando…?

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